Aretha Franklin deja un legado inigualable

SANTO DOMINGO. Su voz resonará por siempre en los corazones de los amantes del soul, R&B y gospel. Aretha Franklin falleció a los a los 76 años en su casa de Detroit, rodeada de su familia y amigos más cercanos. Para la generación que no la conoció es muy difícil alcanzar a entender la grandeza de esta auténtica diva. Basta con decir que figuras como Whitney Houston, quien además era su ahijada, Beyoncé, Christina Aguilera y Jennifer Hudson, le dedicaron emotivos tributos en vida.

Si quisiéramos describir su grandeza a base de éxitos y premios, en sus 62 años de carrera cosechó 44 nominaciones a los Grammy, 18 Grammy y vendió 75 millones de discos.

Tan grande era su amor por la música que ni el cáncer pancreático que la aquejó en sus últimos años de vida logró apartarla de los estudios de grabación. En su último disco, A Brand New Me de 2017, recoge con su inconfundible voz las canciones más emblemáticas de su carrera.

Sus inicios

Colaboró con un importante figuras como Elthon Jon, George Michael, Cissy Houston, Ray Charles, The Four Tops, Christina Aguilera, Mick Jagger, Annie Lenox, Brian Adams y Luther R. Vandross, por nombrar algunos, algo que contrasta con su humildes inicios.

Nació en Memphis, Tennessee, el 25 de marzo de 1942. Era hija de un sacerdote bautista y de una cantante de góspel, vivió con sus padres y sus dos hermanas hasta los seis años en Memphis, pero su madre abandonó a su padre por sus constantes infidelidades y maltrato, por lo que su progenitor decidió mudarse a Detroit. Allí se hizo con una reputada fama gracias a sus sermones y Aretha Franklin fue formándose como cantante y pianista, arropada por importantes cantantes de la ciudad. Con doce años comenzó a cantar en la iglesia donde predicaba su padre.

Con tan sólo 24 años, la artista comenzó una de las carreras más legendarias de la música al firmar con Atlantic Records. En 1967 apareció el álbum I’ve never loved a man, el disco que la llevó directamente a la cima de popularidad, ganándose el sobrenombre de “La reina del Soul”. Entre finales de los sesenta y principios de los setenta, Aretha Franklin consigue innumerables premios Grammy, fruto de éxitos de la talla de “Spanish Harlem”, “Angel”, “Call me” o “Don’t play that song”.

Sin barreras

Su talento doblegó a una industria en la que por años solo reinaban los hombres. En una entrevista concedida a la revista Vanity Fair en el 2017, dijo que “Todo lo que quería era un poco de respeto”, al hacer referencia a su icónico tema “Respect”, canto feminista en plena revolución sexual, un discurso en favor del movimiento por derechos civiles de los afroamericanos y una rebelión verbal hacia un opresor indefinido.

Y es que Franklin supo combinar su música con un activismo social bien llevado. En 1987, Franklin se convierte en la primera mujer en entrar en el Rock and Roll Hall of Fame.

“Debería haber más mujeres en el salón, pero también en el rock. Ellas están ahí y simplemente mucha gente no se entera de lo que hacen. Ve a cualquier ciudad y habrá una banda de rock de chicas. Es sólo una cuestión social querer escuchar ese tipo de música. Pero los gustos de la gente cambian, así que hay que acabar haciendo lo que amas y esperar que a otras personas les guste también”, dijo a la revista Billboard. Después de ella queda un silencio difícil de llenar.

Rocío Figueroa