Neruda y Vargas Llosa

Los extremos se tocan. Los extremistas desayunan juntos. Es la zona adorada por los radicales, donde las ideologías se desdibujan y se fusionan en una masa oscura, inmasticable, dura, muy dura. Ocurrió el 2 de noviembre de 1968 y ocurre hoy mismo.

El Premio Nobel de Literatura Pablo Neruda (Chile, 1904-1973) fue impedido de viajar a República Dominicana a recibir un homenaje en la UASD. Los extremistas del Pacoredo le llamaron “Plumífero de la burguesía”, pintaron frases en las paredes de los edificios como: “Neruda, tu poesía va contra el pueblo” y “Neruda, te repudiamos como hombre, te repudiamos como poeta y como revisionista”. Y también: “El contenido de sus obras se sintetiza en la propagación y defensa de las costumbres, los gustos, los hábitos, las ideas y la cultura de la burguesía”. De eso hace 48 años. Era la extrema izquierda. No importó que escribiera el “Versainograma a Santo Domingo”.

Mario Vargas Llosa ha sido repudiado ahora por extremistas de derecha: los mismos que hace 48 años habrían defendido a Neruda por idénticos principios físicos (gustos, hábitos, ideas, cultura burquesas). La fuerza vinchista y otros compañeros de viaje se oponen a que al Premio Nobel de Literatura hispano peruano (Arequipa, 1936), le haya sido entregado el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña. En los dos casos la razón de los reconocimientos ha sido por la obra literaria de ambos, por sus aportes culturales, no por la ideología. Y en ambos casos han sido sentenciados por razones políticas.

El circo armado alrededor de Vargas Llosa se convierte en una afrenta, más que todo a la Cultura del país campeón universal en hospitalidad y nobleza.

Es una vergüenza que el flamante ministro de Cultura estrene su cargo en la escena pública rechazando entregarle a un colega escritor un premio que otorga su país y su gobierno, no por criticar la sentencia del Tribunal Constitucional, sino por la obra literaria de toda su vida.

Los extremistas desayunan juntos. Los radicales se besan la boca.

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Alfonso Quiñones