Auge y caída de Isabel Mayer, la incondicional de Trujillo
Fue la primera senadora de la República Dominicana; la participación de un nieto en la oposición contra la dictadura causó su desgracia
En el inventario de hombres y mujeres vinculados al poder trujillista y caídos en desgracia, se encuentra la montecristeña Isabel Mayer, que gozó durante largos años de su relación incondicional con el tirano Rafael Leónidas Trujillo hasta que un nieto participó en uno de los movimientos de resistencia que enfrentaron al régimen.
En su obra, Hombres y Mujeres de Trujillo, Isabel Mayer, el investigador José Abigail Cruz Infante expresa que la señora fue incondicional de la política de Trujillo, quien la favoreció con las designaciones de gobernadora, senadora y comisionada especial fronteriza, y que su influencia llevó a la dictadura a denominar Villa Isabel a la comunidad antes llamada Villa Vásquez.
También refiere que, a pesar de ser compromisaria de los gobiernos de Trujillo, al final de su vida Mayer se vio alejada y repudiada por su principal líder.
“La causa fue su nieto Yuyo D’Alessandro, quien tomó parte activa y muy importante en los movimientos clandestinos para finalizar con el régimen de terror que desgobernó la República Dominicana por 31 años”, escribió Cruz Infante.
De acuerdo al investigador, abogado y político, Mayer, que considera “un personaje singular y fuera de serie”, fue en la zona de Montecristi la mejor representación de la dictadura de Trujillo.
Orígenes de Mayer
Cruz Infante relata: “Isabel nació en Guayubín el 7 de febrero de 1885. Era hija de Emilio Mayer, oriundo de Curazao, y Virginia Rodríguez, hija de Bernardo Rodríguez, un español que se estableció como terrateniente en la línea Noroeste. La madre de Isabel era hermana de Demetrio Rodríguez y el padre de los dos, Bernardo, dice Rufino Martínez (Diccionario biográfico), era ‘un señor que contaba las onzas de oro por talegas y de su cuantioso ganado vacuno podían vender partidas por centenares de una misma pinta’”.
La dominicana hizo estudios en Curazao, en un prestigioso colegio católico dirigido por religiosos, el Welgelegen Collage, de donde se originaría su compromiso con la iglesia que marcaría también su vida. Cuando concluyó los estudios, con 17 años, volvió al país. Tempranamente dio muestras de tener vocación empresarial con la contratación de compañías artísticas que presentaba en el Teatro Carmen.
Cuando tenía 24 años, fue coronada reina del carnaval de Montecristi. Y en su provincia natal conoció a Manuel Tavárez Ramos, odontólogo, con quien contrajo matrimonio y se mantuvo unida hasta 1927. Con Tavárez Ramos, Mayer procreó a su única hija, Carmen Isabel, nacida en New York el 21 de agosto de 1912. Tras su separación, la señora no se volvió a casar. Sin embargo, Tavárez Ramos se unió a Josefina Justo y tuvo varios hijos, entre ellos a Manuel Aurelio Tavárez Justo, quien combatió a la dictadura y lideró el Movimiento 14 de Junio.
La revista Blanco y Negro, en su número 377, del 18 de junio de 1927, expresa sobre Mayer: “Dama de la alta sociedad norteña y elemento altruista y progresista de aquella región a quien se le debe en gran parte el progreso de Montecristi”.
Relaciones con el poder
Cruz Infante asegura que Mayer fue amiga de los presidentes Ramón Cáceres y Horacio Vásquez, quien fue padrino de su hija Carmen, y ese dato fue publicado en un “Foro público”, del 13 de julio de 1953, junto a otras informaciones malintencionadas contra la señora.
Igualmente, consta la relación de Trujillo con Montecristi, establecida incluso antes de que este asumiera el poder en el 1930. Cruz Infante refiere que el Cibao conoció a Trujillo siendo adulto, cuando ingresó al Ejército en el 1918, y que con 30 años se le asignaron funciones en Santiago, después de haber estado de puesto en El Seybo y San Pedro de Macorís.
“Fue en ese tiempo cuando Trujillo, ampliando su círculo social en el Cibao, conoció a Bienvenida Ricardo. En el año 1926, visitaba frecuentemente a Montecristi como novio de la señorita Ricardo. Fue también en ese tiempo en que Trujillo inició su relación de amistad con Isabel Mayer, pues esta fue su principal apoyo en la comunidad...”, escribió Cruz Infante.
Recordó que cada vez que Trujillo iba a Montecristi visitaba la casa de los esposos Tavárez-Mayer.
El enlace de Trujillo con la señorita Ricardo, el segundo para el militar, pues a los 20 años tuvo que casarse con Aminta Ledesma, madre de Flor de Oro, tenía gran importancia para él, pues elevaba su estatus social.
El 30 de marzo de 1927, el coronel Trujillo se enlazó con Bienvenida Ricardo por lo civil, debido a que anteriormente había contraído nupcias por la iglesia con Ledesma y esta se habría negado a facilitar la anulación del matrimonio.
También debió afrontar el inconveniente que le causó la negativa de la directiva del Club de Comercio para que celebrara la fiesta de la boda en sus salones. “Pero la negativa del club no fue el mal mayor. En realidad, el gran problema para Trujillo fue la inasistencia a su boda de una buena parte de la aristocracia montecristeña”, subrayó Cruz Infante.
Entonces ya eran conocidos los desmanes que cometía el ambicioso militar en San Pedro de Macorís y en San Francisco de Macorís.
A pesar de que Trujillo fue rechazado por distinguidos representantes de la sociedad de Montecristi, estrechó su amistad con Mayer, quien se convirtió en una “franca defensora” de ese vínculo, lo que la beneficiaría en el futuro.
De hecho, la campaña de Trujillo por la Presidencia, para competir en las elecciones del 16 de mayo de 1930, fue iniciada en Montecristi, con la consigna “No hay peligro en seguirme”.
De acuerdo a Cruz Infante, la razón por la que Trujillo eligió a Montecristi para empezar la campaña estaba ligada a su amiga Isabel Mayer, y refiere que el 27 de mayo Carmen Tavárez Mayer, la única hija de Isabel, contrajo matrimonio con el ingeniero italiano Guido D’Alesandro y que Trujillo quiso asistir a la celebración.
“Una vez Trujillo se juramentó como presidente de la República, Isabel Mayer formó parte de la intimidad del presidente, pero principalmente de la primera dama Bienvenida Ricardo”, apostilló el investigador.
En las elecciones del 1942, donde por primera vez la mujer dominicana ejerció el derecho al voto, Mayer entró a la historia al ser elegida la primera senadora dominicana, en representación de la provincia de Montecristi”, señaló Cruz Infante.
Antes de obtener esa alta distinción, Isabel Mayer recibió otra muy significativa, ya que su nombre fue dado al municipio antes llamado Villa Vásquez, con lo que se honraba a Horacio Vásquez, el viejo caudillo a quien Trujillo depuso del poder.
En la época Mayer se había convertido en benefactora de la comunidad, además de que poseía en esa zona una gran finca arrocera, heredada de su padre, y era considerada una de las principales terratenientes y confidente del dictador.
Mayer alcanzó la cima del poder entre 1942 y 1952, y se le atribuye haber sido “una mujer de confianza del mandatario”. De acuerdo a Cruz Infante “no había actividad política en la línea Noroeste en que participara Trujillo que no visitara la casa de la señora Mayer”.
“Jugó un papel estelar en la campaña iniciada en el verano de 1941 en la que ‘la mujer dominicana apoyaba al régimen’. Incluso fungió como oradora principal en el mitin efectuado en el Parque Colón, en la Ciudad Trujillo, reseñado por el periódico La Nación, que publicó: ‘El mitin de anoche en el Parque Colón constituyó una viva demostración de la conciencia cívica del elemento femenino. Cerca de siete mil mujeres concurrieron a este acto político en honor del Generalísimo’”, puntualizó Cruz Infante.
En el acto, Mayer expresó: “Miles son los beneficios que las mujeres quisqueyanas debemos al predestinado Varón de San Cristóbal para alcanzar cuanto humanamente puede anhelarse, y ellos se han aumentado con el último que nos ha otorgado y por el cual esta noche histórica lo glorificamos”.
Posteriormente, la señora fue postulada a senadora. El Listín Diario reseñó su éxito el 20 de mayo de 1942: “Por primera vez en nuestra historia una mujer ocupa una curul en las cámaras legislativas; doña Isabel Mayer fue elegida senadora por la provincia de Montecristi”.
Durante dos años Mayer se mantuvo en el Senado, pues en el 1944 fue designada, con rango de secretaria de Estado, comisionada especial fronteriza en las provincias de Montecristi y Libertador. Además, fue presidenta de la Comisión Nacional de Frontera, y en el mismo 1944 nombrada gobernadora de la provincia de Santiago. En esa condición dio el primer picazo para la construcción del monumento erigido en honor a Trujillo, el 30 de abril del mencionado año.
El desplome de la poderosa
El 16 de julio de 1953 hubo una clara señal de que Mayer había caído en desgracia, ya que su nombre apareció en el “Foro público”. Entonces El Caribe divulgó: “Naturalmente que tanto Lilís como Horacio Vásquez y Mon Cáceres no tuvieron aquí en toda la Línea más que a una sola amiga —amiga del alma— que fue Isabel Mayer. De boca de los más viejos de la región hemos oído que esta amistad siempre fue —en cada caso— motivo de un romance, sin poder establecer a cuál de los tres le tocó el papel de galán afortunado, aunque se sospecha con poderosas razones que no fue Horacio Vásquez, ya que este señor nunca fue dado al bello sexo”.
Según Cruz Infante, la desgracia de Mayer se produjo como consecuencia de la participación de su nieto Yuyo D’Alessandro, muy relacionado a Tavárez Justo, en la resistencia contra Trujillo.
En el 1960, el Senado conoció una moción del senador José Manuel Brea, en la que pedía que al municipio de Villa Isabel se le diera el nombre del general Lucas de Peña.
El despojo y la prisión
“Una finca de su propiedad fue vendida bajo coerción a Antonio Grullón, gobernador de la provincia de Montecristi, quien le sustituyó como gobernador de Montecristi. Isabel hizo pública la denuncia de extorsión y el gobernador la sometió por difamación e injuria, por lo que fue sentenciada en Montecristi a dos meses de prisión en diciembre de 1960”. La condena fue ratificada en Santiago a principios de enero de 1961”, señaló Cruz Infante.
Aunque en marzo de 1961, Mayer le solicitó una entrevista a Trujillo le fue negada. Finalmente guardó una breve prisión, en Santiago, luego de que la apresaran en la madrugada del 30 de mayo de 1961, fecha en que el dictador fue ultimado en la noche, en Santo Domingo.
Había tenido efecto positivo el telegrama que su hija Carmen Tavárez Mayer le había enviado a Trujillo suplicándole por la libertad de su anciana madre, y en el que le recordaba “la incondicional amistad que ella le había brindado desinteresadamente por más de 35 años”.
La otrora poderosa Mayer falleció en Santo Domingo el 8 de marzo de 1962. Una pequeña esquela, publicada en El Caribe el día 10 de marzo, informaba el deceso de la mujer que experimentó el poder y el infortunio en la cruenta autocracia.