The New York Times destaca guion y actuaciones de película dominicana Carpinteros
NUEVA YORK. La película dominicana continúa destacándose a nivel internacional, recibiendo premios y buenas calificaciones.
El reconocimiento más reciente llega de la mano del periódico The New York Times, mediante una crítica publicada este jueves, donde se destaca la solidez del guion, el acertado elenco que incluye prisioneros reales y la buena actuación de sus protagonistas, sin dejar de lado la crítica social al deficiente sistema penal de la República Dominicana.
Carpinteros es la película dominicana que disputa con otras producciones latinas, su candidata a los prestigiosos premios Goya y Oscar, en la categoría de mejor filme de lengua extranjera.
A continuación la traducción de la crítica realizada por expertos en la materia del periódico estadounidense.
El drama de José María Cabral “Carpinteros” podría llamarse amor en una olla a presión, pero eso sería subestimar sus vivas texturas y vitalidad palpable. La película fue filmada en las cárceles de Najayo y La Victoria de República Dominicana, donde la sofocante claustrofobia de esos escenarios infunde cada cuadro
Julián ( interpretado por el actor y cineasta haitiano-dominicano Jean Jean), que ha sido condenado por robo, es despojado de sus resplandecientes rastas cuando es enviado a Najayo, donde rápidamente aprende el lenguaje de señas -el picoteo- que los reclusos emplean para comunicarse y coquetear desde lejos con las reclusas de una penitenciaría adyacente. (Un recinto elevado cercado que mira hacia fuera en su área atlética.)
Julián también actúa como apoderado de Manaury (Ramón Emilio Candelario), un traficante de drogas, que ha sido impedido de comunicarse directamente con su “novia” encarcelada, Yanelly (Judith Rodríguez).
Cuando Julián atrapa la mirada de Yanelly, y ella la suya, las tensiones aumentan entre Julián y Manaury, y los hombres se trasladan a la aún más opresiva cárcel de La Victoria. Allí, una recién liberada Yanelly visita a su amado dejándose llevar por las pasiones, mientras en la prisión los disturbios estallan.
La apacible y tranquila autoridad del Sr. Jean es un complemento perfecto para la apasionada Yanelly de la Sra. Rodríguez, mientras que los lugares -y la presencia de reclusos reales- resaltan los duros límites con que luchan los amantes.
Sus esfuerzos para trascender su estación conducen a un clímax absoluto que es un silencioso, angustiado e inquietante grito de corazón.
Selección de críticos de The New York Times