Lo breve
Escribió Baltasar Gracián en 1647: «Lo bueno, si breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo». En la escritura nos valemos de las abreviaturas para acortar palabras y expresiones. Un ahorro de espacio al escribir para el que existen normas. Y ojo que digo «al escribir»: cuando las leamos debemos pronunciar la palabra o la expresión completa.
Las abreviaturas pueden formarse con dos procedimientos: por apócope, es decir, eliminando una o varias letras finales: artículo queda en art., código en cód., por ejemplo en p. ej. ; o por síncopa, es decir, eliminando una o varias letras dentro de la palabra: general queda en gral., cuenta en cta.
Ya han notado que toda abreviatura va seguida de un punto y que no nos libramos de colocarles su tilde cuando en la abreviatura se conserva la vocal que la lleva en la palabra original: página será pág. y compañía será cía. También debemos respetar las mayúsculas: antes de Cristo será a. de C.; República Dominicana seguirá escribiéndose con mayúscula inicial tanto si la abreviamos R. D. como si preferimos R. Dom., o incluso Rep. Dom.
En esto de las mayúsculas de las abreviaturas hay un caso curioso. Existe la tradición de escribir en mayúsculas las abreviaturas de las fórmulas de tratamiento a pesar de que las palabras completas no lleven esa mayúscula inicial. Si usamos la fórmula Estimado señor, esta se convertirá en Estimado Sr. si elegimos la abreviatura; si utilizamos el cortés usted en un escrito, emplearemos la abreviatura Ud. si nos decantamos por la forma abreviada. Cosas de la tradición.
Las abreviaturas solo son breves en su forma. Para seguir aprendiendo sobre ellas nos hará falta al menos una Eñe más. ¿Qué diría Gracián?
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