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Medir nuestras vidas: Las limitaciones del PIB como indicador de progreso

Bajo la sombrilla del supuesto de que “hoy resulta inevitable a los ciudadanos el ocuparse de los temas económicos y políticos”, asumo la osadía de escribir sobre este tema, situado entre los linderos expertos de la economía y la política. Me motiva el feliz hallazgo de un libro con el mismo nombre de este artículo, escrito por tres autores que leí y consulté repetidamente por separado durante mis estudios de doctorado.

La obra surge en el escenario de la plena amenaza de crisis financiera global en febrero de 2008, cuando el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, solicitó a los economistas ganadores del premio Nobel Joseph Stiglitz y Amartya Sen y al prestigioso economista francés Jean-Paul Fitossi que organizaran una comisión formada por los mejores expertos del mundo para estudiar si el Producto Interno Bruto (PIB) constituye realmente un indicador confiable del progreso económico y social. En el 2009 el Informe de la Comisión se debatió en el Tercer Foro Internacional sobre el Conocimiento y en la reunión del G-20 en Pittsburg.

Aquí y ahora proponemos el debate. Consideramos que resulta pertinente en momentos en que en nuestro país tratan de vendernos la idea de que “el país experimenta un crecimiento económico de los más grandes del mundo y de que en el 2014 el PIB experimentará un crecimiento superior al 4%...”, dejando sin sincerizar la tasa a la que están subiendo los precios medios (inflación), el porcentaje de la población activa que no tiene trabajo (desempleo) y el equilibrio del comercio entre nuestro país y el resto del mundo (saldo de la balanza comercial), así como otros elementos que afectan directamente al PIB, como son el endeudamiento, la inversión en proselitismo político -en vez de una equitativa distribución de la renta- y los subsidios a sectores preferenciales.

El Informe que dio origen al libro fue escrito por economistas, científicos sociales, politólogos y psicólogos económicos que provienen de una diversidad de especialidades, desde la contabilidad nacional a la economía del cambio climático y han realizado investigaciones sobre capital social, felicidad, salud y bienestar mental. Resulta de gran utilidad para líderes políticos. En épocas de crisis, se necesitan nuevos discursos para saber hacia dónde deben dirigirse nuestras sociedades. Los responsables políticos, incluyendo los gobiernos, deben saber cuáles son los indicadores más útiles para diseñar, aplicar y evaluar políticas dirigidas a mejorar el bienestar y el progreso social.

Presentamos aquí, de manera sucinta, los principales mensajes y recomendaciones del Informe:

1. Fijarse en la renta y el consumo más que en la producción. El PIB mide sobre todo la producción de mercado, aunque ha sido utilizado como medida de bienestar económico. Mezclar ambas cosas puede llevar a conclusiones engañosas sobre el bienestar de las personas.

2. Poner en relieve la perspectiva de la familia. Implica tomar en cuenta los pagos entre sectores, como los impuestos que se pagan al estado, los beneficios sociales que se reciben del gobierno y el pago de intereses financiero por el crédito de las familias.

3. Tener en cuenta los ingresos y el consumo al mismo tiempo que la riqueza. Los ingresos y el consumo son básicos para evaluar el nivel de vida, pero sólo pueden ser valorados si al mismo tiempo consideramos la riqueza.

4. Dar mayor protagonismo a la distribución de los ingresos, el consumo y la riqueza. Los ingresos, el consumo y la riqueza medios son cálculos estadísticos importantes, pero no aportan toda la verdad sobre el nivel de vida.

5. Ampliar la medición de la renta a las actividades fuera del mercado. Muchos de los servicios que las familias producen para sí mismas no se reflejan en las mediciones oficiales de renta de producción, y aun así constituyen un aspecto importante de la actividad económica.

6. La calidad de la vida depende de las condiciones objetivas y de las capacidades de las personas. Deben darse pasos para mejorar las mediciones de la salud, la educación, las actividades personales y las condiciones medioambientales de la población.

7. Los indicadores en todas las dimensiones de la calidad de vida deben evaluar las desigualdades de un modo global. Las desigualdades en las condiciones de vida son parte integral de cualquier evaluación de la calidad de vida y de comparación entre países y en el tiempo.

8. Deberán diseñarse las encuestas para analizar cómo se relacionan las diversas facetas de la calidad de vida de cada uno, y esta información debería ser utilizada al diseñar las políticas en varios campos. Resulta fundamental preguntarse acerca de los efectos que la evolución de una faceta de la calidad de vida tiene sobre otra, y sobre la relación que su evolución tiene con la renta,

9. Las oficinas de estadística deberán proporcionar información desagregada de las diversas dimensiones de la calidad de vida que permita la elaboración de varios índices. La evaluación de la calidad de vida requiere una variedad de indicadores, pero existe una gran demanda para desarrollar una sola medición de síntesis.

10. Tanto las medidas subjetivas como objetivas del bienestar proporcionan información clave acerca de la calidad de vida las personas. Las agencias de estadísticas deberán incorporar en sus encuestas preguntas que permitan captar la evaluación que la gente hace de sus vidas, sus experiencias de ocio y sus prioridades.

11. La evaluación de la sostenibilidad requiere un panel d indicadores bien definidos. Para medir la sostenibilidad necesitamos, por lo menos, indicadores que nos informen de los cambios en la cantidad de los distintos factores que importan para el bienestar futuro.

12. Los aspectos medioambientales de la sostenibilidad merecen un seguimiento específico basado en un conjunto bien seleccionado de indicadores. En particular, es necesario contar con un indicador claro de los niveles peligrosos de daño medioambiental (como los asociados al cambio climático y al agotamiento de los recursos pesqueros).

Sirva para resumir la reflexión sobre el tema lo que declara Sarkozy en el prólogo de la obra: “en todo el mundo, la gente cree que se le está engañando, que las cifras son falsas, que se están manipulando... Y existen buenas razones para se sientan de este modo, pues, durante años, se ha dicho a personas cuyas vidas eran cada vez más difíciles que su nivel de vida estaba creciendo. ¿Cómo no iban a sentirse engañadas?”. Este engaño es peligroso, no hay nada más destructivo para la democracia.