Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
opinion

Dos visiones contrapuestas sobre la economía pública

“Richard Musgrave y James Buchanan son ambos padres de importantes campos en la economía. Richard Musgrave estableció los fundamentos de la economía pública de posguerra, y James Buchanan fue el principal fundador de la escuela de Elección Pública (Public Choice). Ambos han influenciado miles de estudiantes y se pueden contar en cientos los economistas profesionales que ahora siguen sus huellas.” Hans-Werner Sinn

Hace alrededor de quince años que dos de los economistas más importantes del siglo veinte –Richard Musgrave y James Buchanan- se reunieron durante una semana en la Universidad de Múnich para discutir, frente a colegas de diversas partes de Europa y Estados Unidos, sus visiones sobre el rol del Estado en la economía. En ese entonces, Musgrave de 87 y Buchanan de 78 años, aún conservaban una gran lucidez mental, y el debate que resultó de ese encuentro fue reseñado en un interesante libro titulado Public Finance and Public Choice: Two contrasting visions of the State (Finanzas Públicas y Elección Pública: Dos visiones contrastantes del Estado).

Varias generaciones de economistas se han formado –desde el año 1959- en finanzas públicas tomando como libro de texto La teoría de las Finanzas Públicas de Musgrave, quien puede ser considerado como uno de los grandes olvidados del Premio Nobel de Economía. Un sello distintivo de Musgrave, plantea Sinn, son sus aportes a la teoría de la pérdida de bienestar que resulta de las políticas impositivas y el desarrollo de una teoría de los bienes públicos, así como sus modelos de estabilización macroeconómica. Fue Musgrave quien primero introdujo las tres categorías de análisis para clasificar la intervención estatal en la economía, a saber, funciones de asignación, estabilización y distribución.

Cuando James Buchanan fue galardonado con el Nobel de Economía en 1986 era mucho menos conocido que Musgrave. Sin embargo, los aportes que había hecho a la teoría económica en su libro The Calculus of Consent (El Cálculo del Consenso), escrito en 1962 en colaboración con Gordon Tullock, lo hacían merecedor de ese premio, y que inexplicablemente no incluyó a su coautor. Básicamente, Buchanan-Tullock crearon un marco de análisis del proceso de toma de decisiones de los individuos más allá del tradicional análisis del mercado. Establecieron las herramientas para entender la decisión de los individuos cuando se enfrentan a la definición de las reglas constitucionales. Situaron el análisis económico, por tanto, en el conjunto de reglas o restricciones –con carácter constitucional- que los individuos estarían dispuestos a aceptar o promover para asegurar su posterior proceso de maximización de bienestar. En tal sentido, concebían a los individuos como sujetos con intereses propios y dispuestos a formar grupos para promover esos intereses.

Desde el punto de vista metodológico, Musgrave estaba más enfocado en un análisis normativo, o de cuáles eran los deberes de los hacedores de políticas públicas; en cambio, Buchanan fundamentó su trabajo en un enfoque positivista –desde el punto de vista filosófico- que partía del individuo como unidad de análisis, y reconocía, como señalamos previamente, la propensión natural de esos individuos a buscar su propio interés, ya sea en sus decisiones de mercado o en sus posiciones como agentes políticos. Del debate de Musgrave y Buchanan se desprende, no obstante, que ambos coinciden en que desde el gobierno se pueden hacer tanto el bien como el mal. La diferencia está en que Musgrave parece desarrollar su teoría en el marco de un Estado benevolente –aunque no lo reconoce- que sigue los consejos de sus economistas, en tanto que Buchanan enfatiza la necesidad de examinar la estructura institucional y sus reglas, a través de las cuales son tomadas las acciones colectivas. En palabras de Sinn, en los trabajos de Musgrave se revela una visión muy optimista acerca de la intervención del Estado en la economía, mientras que Buchanan se revela bastante pesimista acerca del supuesto de un Estado benevolente, a lo que él llamaba las «anteojeras románticas de los economistas» que les impedían ver el impacto de la política en las decisiones públicas.

El optimismo de Musgrave se reflejó, claramente, en sus posiciones en defensa de una amplia intervención estatal, a pesar de que en el contexto de su teoría los impuestos causaban una pérdida de bienestar. En cambio, Buchanan era partidario de una participación limitada del Estado en la economía. Al sustituir al «Estado benevolente» por un «Estado maximizador de ingresos», Buchanan redirigió la atención hacia la política tributaria, la fuente fundamental del financiamiento del gasto público, y se preguntaba cuánta autoridad fiscal debía ser constitucionalmente permitida en el ejercicio ordinario de los gobiernos.

Ambos economistas son figuras cimeras del pensamiento económico del siglo XX, pero es mi opinión que la visión de Buchanan se corresponde más con una economía de mercado apoyada por reglas constitucionales que limiten el crecimiento desmedido de los gobiernos, en el entendido de que la burocracia estatal –formada por individuos con intereses propios- pudiera tener agendas completamente divorciadas del interés colectivo.