Miembro número 28
La Unión Europea está pasando por tiempos difíciles, y en varios de sus países miembros ganan fuerza movimientos que proponen dejarla. Cualquiera pensaría, dada esa situación, que ningún otro país debería querer ingresar en ella.
No es así, sin embargo. Varias naciones están en lista de espera y esta semana Croacia se convirtió en su miembro número 28.
La explicación de esa aparente contradicción es que aunque la Unión tiene problemas, los aspirantes a ingresar están aún en peores condiciones. Para ellos la Unión es su esperanza de salir del marasmo económico, recibir inversiones, mejorar su infraestructura, aumentar su comercio y reducir el desempleo.
De los siete países formados por la ruptura de Yugoslavia, sólo Eslovenia en el 2004 y ahora Croacia han podido entrar en la Unión. Los otros, Serbia, Bosnia, Macedonia, Montenegro y Kosovo quieren entrar pero no han sido admitidos. Con apenas 4.4 millones de habitantes, menos de la mitad que la RD, y un territorio sólo un 17% mayor que el nuestro, Croacia recibe diez millones de turistas al año, atraídos por su historia, playas, islas, palacios y paisajes.
Croacia declaró su independencia hace unos veinte años, lo que fue seguido por cuatro años de guerra y cerca de 20,000 muertes. Su economía ha estado en recesión durante los últimos cinco años y el desempleo llega al 21% de la fuerza laboral. Dada esa situación, y a pesar de que el desempleo en España y Grecia es aún mayor, no es extraño que los croatas crean que la Unión les ayudará a mejorar.
Esa opinión no es unánime. Hay quienes consideran que empeorará las cosas y muchos resienten la venta de astilleros navales y otras empresas estatales que la Unión puso como condición para el ingreso. Los optimistas señalan que las mayores dificultades en Europa están en la zona del euro, a la cual Croacia no está ingresando lo que la deja en libertad de manejar su política monetaria.