Desaceleración china amenaza a América del Sur y al resto del mundo
La deuda de Grecia es un problema preocupante, pero la desaceleración china es un problema económico mayor
La atención global que se le presta a Grecia es totalmente comprensible; la perspectiva de la salida de Grecia de la eurozona es un problema existencial para el segundo bloque económico más grande del mundo. Sin embargo, la economía griega es más pequeña que la de Chile, la cual ha sufrido profundamente debido a fuerzas económicas globales más poderosas: la desaceleración de China y los crecientes superávits comerciales de Asia. De hecho, América del Sur es como un canario en una mina de carbón cuando se trata de estos temas.
Su mayor impacto hasta el momento han sido los productos básicos. Por ejemplo, los precios del petróleo entraron en un nuevo mercado bajista esta semana, en donde el crudo Brent, de referencia internacional, cayó por debajo de los US$57 por barril. Eso afectará a los países exportadores de petróleo de todo el mundo, desde Venezuela hasta Rusia - que será anfitriona de China, India, Brasil y Sudáfrica en la séptima cumbre BRICS esta semana. Sin embargo, la caída del precio del petróleo es sólo una parte de un colapso general de los precios de los productos básicos que le ha sucedido al fin del auge encabezado por China.
Este colapso ha golpeado duramente a los países desarrollados exportadores de productos básicos, como Australia, y a muchos países emergentes, sobre todo de América del Sur. Esto se puede notar en las decrecientes tasas de crecimiento de la región, la reducción de las importaciones, la ampliación de los déficit comerciales y el desplome de los índices de aprobación de los gobiernos.
En Brasil, Dilma Rousseff encabeza el gobierno más impopular desde que concluyó la época de la dictadura en 1986; en Chile, el mayor productor de cobre del mundo, los índices de aprobación de la presidenta Michelle Bachelet se han reducido hasta el 27 por ciento; en Colombia, donde el presidente Juan Manuel Santos está luchando por llegar a un acuerdo de paz con las guerrillas marxistas, sus índices de aprobación son del 28 por ciento. Y la situación es similar en toda la región. En todas partes, el aumento de la impopularidad de los líderes hace que sea más difícil para ellos guiar sus países a través de tiempos difíciles.
Aún así, lo que afecta a una parte del mundo puede ayudar a otra. Por ejemplo, en Europa los menores precios de los productos básicos han ayudado a compensar los efectos depresivos de Grecia. Al estar más baratos el petróleo, el metal y los productos agrícolas, la inflación se ha mantenido baja y ha estimulado a los consumidores. También han ayudado a contrarrestar la desaceleración asiática.
Suecia, con un sector industrial altamente orientado a Asia, ha sufrido el deterioro de la balanza comercial desde que el crecimiento de China alcanzó su punto máximo hace cinco años. Alemania sigue mostrando cierto crecimiento de las exportaciones. Pero el rendimiento parece débil puesto que el euro ha caído 10 por ciento durante el último año.
La causa de semejante debilitamiento del comercio - ya sea el de los productos básicos de América del Sur o el de los bienes de capital de las economías desarrolladas - es el recorte de la inversión asiática. Su efecto dramático se puede observar en la caída del 17 por ciento de las importaciones chinas que ocurrió en mayo, y el continuo aumento del superávit comercial de Asia. Sumados los últimos 12 meses hasta abril, este superávit alcanzó aproximadamente US$450 mil millones - dos veces más grande que la economía griega - según Andrew Hunt Economics, una consultoría. Desafortunadamente, dado que se debe a menos importaciones en lugar de a más exportaciones, también es del tipo de superávit "malo".
Los modelos de previsión sugieren que posiblemente se está consolidando una incipiente recuperación en EEUU, Japón e incluso China, a pesar del desplome de la bolsa de valores de Shanghái. Sin embargo, la contracción de las importaciones asiáticas sigue siendo un deflactor de gran alcance en la economía mundial. Debido a la caída de los precios de los productos básicos, hasta ahora ha sufrido más América del Sur, aunque los precios más bajos de los productos básicos han ayudado a otros. Las economías europeas bien pueden estar siendo amenazadas por algo más que lo que sucede en Grecia.
(c) 2015 The Financial Times Ltd. All rights reserved
La atención global que se le presta a Grecia es totalmente comprensible; la perspectiva de la salida de Grecia de la eurozona es un problema existencial para el segundo bloque económico más grande del mundo. Sin embargo, la economía griega es más pequeña que la de Chile, la cual ha sufrido profundamente debido a fuerzas económicas globales más poderosas: la desaceleración de China y los crecientes superávits comerciales de Asia. De hecho, América del Sur es como un canario en una mina de carbón cuando se trata de estos temas.
Su mayor impacto hasta el momento han sido los productos básicos. Por ejemplo, los precios del petróleo entraron en un nuevo mercado bajista esta semana, en donde el crudo Brent, de referencia internacional, cayó por debajo de los US$57 por barril. Eso afectará a los países exportadores de petróleo de todo el mundo, desde Venezuela hasta Rusia - que será anfitriona de China, India, Brasil y Sudáfrica en la séptima cumbre BRICS esta semana. Sin embargo, la caída del precio del petróleo es sólo una parte de un colapso general de los precios de los productos básicos que le ha sucedido al fin del auge encabezado por China.
Este colapso ha golpeado duramente a los países desarrollados exportadores de productos básicos, como Australia, y a muchos países emergentes, sobre todo de América del Sur. Esto se puede notar en las decrecientes tasas de crecimiento de la región, la reducción de las importaciones, la ampliación de los déficit comerciales y el desplome de los índices de aprobación de los gobiernos.
En Brasil, Dilma Rousseff encabeza el gobierno más impopular desde que concluyó la época de la dictadura en 1986; en Chile, el mayor productor de cobre del mundo, los índices de aprobación de la presidenta Michelle Bachelet se han reducido hasta el 27 por ciento; en Colombia, donde el presidente Juan Manuel Santos está luchando por llegar a un acuerdo de paz con las guerrillas marxistas, sus índices de aprobación son del 28 por ciento. Y la situación es similar en toda la región. En todas partes, el aumento de la impopularidad de los líderes hace que sea más difícil para ellos guiar sus países a través de tiempos difíciles.
Aún así, lo que afecta a una parte del mundo puede ayudar a otra. Por ejemplo, en Europa los menores precios de los productos básicos han ayudado a compensar los efectos depresivos de Grecia. Al estar más baratos el petróleo, el metal y los productos agrícolas, la inflación se ha mantenido baja y ha estimulado a los consumidores. También han ayudado a contrarrestar la desaceleración asiática.
Suecia, con un sector industrial altamente orientado a Asia, ha sufrido el deterioro de la balanza comercial desde que el crecimiento de China alcanzó su punto máximo hace cinco años. Alemania sigue mostrando cierto crecimiento de las exportaciones. Pero el rendimiento parece débil puesto que el euro ha caído 10 por ciento durante el último año.
La causa de semejante debilitamiento del comercio - ya sea el de los productos básicos de América del Sur o el de los bienes de capital de las economías desarrolladas - es el recorte de la inversión asiática. Su efecto dramático se puede observar en la caída del 17 por ciento de las importaciones chinas que ocurrió en mayo, y el continuo aumento del superávit comercial de Asia. Sumados los últimos 12 meses hasta abril, este superávit alcanzó aproximadamente US$450 mil millones - dos veces más grande que la economía griega - según Andrew Hunt Economics, una consultoría. Desafortunadamente, dado que se debe a menos importaciones en lugar de a más exportaciones, también es del tipo de superávit "malo".
Los modelos de previsión sugieren que posiblemente se está consolidando una incipiente recuperación en EEUU, Japón e incluso China, a pesar del desplome de la bolsa de valores de Shanghái. Sin embargo, la contracción de las importaciones asiáticas sigue siendo un deflactor de gran alcance en la economía mundial. Debido a la caída de los precios de los productos básicos, hasta ahora ha sufrido más América del Sur, aunque los precios más bajos de los productos básicos han ayudado a otros. Las economías europeas bien pueden estar siendo amenazadas por algo más que lo que sucede en Grecia.
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