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Ohtani arranca en carril para pelear por Novato del Año, Cy Young y MVP

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Ohtani arranca en carril para pelear por Novato del Año, Cy Young y MVP
Shohei Ohtani ha comenzado con un WHIP de 0.46, líder en Las Mayores. (AP)

SANTO DOMINGO. Con más jonrones que Aaron Judge y más ponches que Max Scherzer, Shohei Ohtani es hoy por hoy principal candidatos a los premios al Novato del Año, Jugador Más Valioso y Cy Young de la Liga Americana. Algo nunca visto.

Son destellos de un fenómeno que obliga a irse a la primera mitad del siglo pasado para encontrar referentes; George Herman, Babe Ruth, Martín Dihigo o Guayubín Olivo.

Apoyado en un repertorio que incluye rectas de cuatro costuras que alcanzan hasta 99 millas, un tenedor que roza las 89, un slider venenoso en las bajas 80, mezclado con curvas y un cambio de hasta de 68, el derecho japonés apenas ha tolerado cuatro hits, tres vueltas y una base en 13 entradas con 18 ponches.

Del otro lado del home, hasta el reinante Cy Young Corey Kluber ya fue testigo del poder con el madero que tiene al pegarle uno de los tres jonrones que acumula y compilar .398 (18-7), con siete carreras remolcadas.

Un espectáculo que merece ser cubierto y el circo que Ohtani ha montado tiene una cobertura garantizada, como las 240 credenciales de prensa que fueron emitidas para periodistas y fotógrafos japoneses en el Oakland-Alameda County Coliseum.

Kyle Glaser, que cubre a los Angelinos desde 2011 para Baseball-America, estuvo el domingo en Anaheim y mostró fotos de los parqueos repletos de vehículos tres horas antes del partido. “Nunca había visto esto en un juego de serie regular”, escribió.

¿Hasta cuándo durará este embrujo sobre bateadores y azote a los pitchers, qué priorizarán unos Angelinos de playoff, su brazo o su bate, cómo administrar un talento que puede aportar tanto durante seis meses?

Son las principales preguntas de los US$2.8 millones (su ganga de salario de este año) que solo el tiempo dirá, si estamos frente a un fenómeno que solo existió en la época de fotos blanco y negro (porque la TV estaba en pañales) o si el exceso de trabajo terminará llevando al joven de 23 años y 6’4 de estatura en cualquier momento a una sala de cirugía que termine con su temporada y el cuento de hadas.

La estrategia incluye utilizarlo en la rotación y dejarlo fuera del line-up por lo menos un día antes y otro después de lanzar, un movimiento que obliga a Albert Pujols a jugar en defensa, debido a que Othani juega generalmente como designado.

Sin embargo, el volumen de la data que evaluaron los 30 equipos que se lanzaron tras él puede calmar preocupaciones.

En 2014, con 19 años, ya trabajó 155.1 entradas (11-4, 2.61) y tuvo 234 apariciones (10 jonrones) para los Hokkaido Nippon-Ham Fighters. Al año siguiente trabajó 160.2 capítulos (15-5, 2.24) con 119 TB, pero en 2016 fue cuando confirmó que era en serio su apodo del Babe Ruth Japonés al combinar 140 capítulos (10-4, 1.86) con 382 apariciones en las que disparó 22 vuelacercas y remolcó 67 carreras con un promedio de bateo de .322.

Una lesión en su tobillo derecho en 2016 limitó su trabajo en 2017 a 25 innings y 18 turnos, además de sacarlo del Clásico Mundial de Béisbol.

La huella nipona

Masanori Murakami fue la primera apuesta del Big Show por el talento del Imperio del Sol Naciente. Este relevista zurdo llegó en 1964 con 20 años para los Gigantes y solo estuvo hasta el año siguiente con una discreta 5-1, 3.43 y nueve rescates en 89.1 entradas.

La puerta para hacer el viaje trasatlántico entre las principales ligas del mundo se cerró por 30 años hasta que en 1995 Hideo Nomo aterrizó con los Dodgers y es hasta la fecha el producto más duradero del pitcheo (123-109, 4.24).

Un protocolo para adquirir jugadores japoneses firmado entre ambas ligas (1967) sirvió como muro de contención.

Tornado, como apodaban a Nomo por la pausa que hacía antes de lanzar, fue Novato del Año de 1995, tiró 12 campañas hasta 2008, en ocho de ellas con al menos 175 entradas de trabajo.

Tras él han llegado otros 47, en muchos casos precedidos de un currículo de All Star, pero en realidad solo 10 de ellos han llegado al Juego de Estrellas, con Ichiro Suzuki (10 veces) como el principal embajador del béisbol japonés.

En 1997 los Padres compraron el derecho de Hideki Irabu, pero el jugador condicionó su movida a la MLB a tirar con los Yankees, que lo adquirieron en un cambio. Una carrera mediocre de seis años (34-35, 5.15) de una vida que terminó con suicidio en 2011.

En 2006, los Medias Rojas ganan la subasta con US$51,1 millones para adquirir otra gran promesa nipona en Daisuke Matsuzaka, el Jugador Más Valioso que llevó a Japón a ganar el primer Clásico Mundial de Béisbol ese año. Afectado por una cadena de lesiones, fue un lanzador de 56 triunfos y 43 derrotas con 4.45 de efectividad entre 2007 y 2014.

La lista de nipones que han dejado grata impresión es amplia en proporción al número que ha llegado. En ella aparecen Hiroki Kuroda, Yu Darvish, Kazuhiro Sasaki, Hisashi Iwakuma, Hideki Okajima, Koji Uehara y Kenta Maeda.

NPerez@diariolibre.com

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