“Mi padre fue siempre un guerrero”, recuerda hijo de El Men
SANTO DOMINGO. “No tuvo tanto tiempo para dedicarse a la familia porque siempre estaba en la lucha política, en la cárcel o perseguido”, recuerda tranquilo Jorgito Puello Soriano, hijo del guerrillero Jorge Puello Soriano “El Men” o “El Lebranche”, como también se conoció a uno de los miembros fundadores del Movimiento Popular Dominicano (MPD). Toda una vida de ideales socialistas culminó este sábado a los 91 años.
Para el mayor de los cuatro hijos de El Lebranche, el hecho de no tenerle siempre en casa no fue un obstáculo pues aún con sus posibles faltas le encausó a construir “una reflexión crítica” de la sociedad dominicana que ha podido divulgar a través de escritos y del arte.
Cuenta que fue en los últimos años de su padre cuando pudieron tenerle a tiempo completo debido a que ya se había alejado de su papel protagónico dentro de la actividad política.
El Lebranche fue zapatero de profesión y creció en el sector capitalino de San Carlos. Luego de participar en el sector sindical del Distrito Nacional conoció a gente clave dentro de los movimientos de izquierda que le acercaron al MPD y se integró de manera franca en la lucha contra el tirano Rafael Leónidas Trujillo.
Se ganó el apodo de El Men en los centrales azucareros de San Pedro de Macorís por la orientación política y cultural que ofrecía a los braceros, de acuerdo con un documento difundido hace varios años por el MPD.
Estuvo en Cuba donde estudió economía política además de entrenarse en el campo militar y a su regreso se integró a la lucha armada durante la Gesta de Abril de 1965 contra los golpistas y las fuerzas de invasión norteamericanas.
“Esa sensibilidad social es el mejor legado”, expresa Jorgito, fuera de la vivienda donde aún reposaba el cuerpo de su fallecido padre a la espera de ser trasladado por la ambulancia para la realización de una autopsia.
Dentro de la modesta casa, cuadros con fotografías y mensajes de dirigentes del MPD, el cadáver de El Men aguardaba ser trasladado. Yacía ataviado con su característica boina negra, un traje gris y camisa blanca, envuelto en unas sábanas azules.
Vecinos y compañeros de vida llegaron al lugar al enterarse de la muerte de Soriano, que de acuerdo al médico forense ocurrió alrededor de las 5: 00 de la mañana del sábado.
“Siempre se mantuvo en una sola línea”
Mientras se esperaba la llegada de los familiares de El Men para decidir cómo se realizaría el velatorio del guerrillero, el empresario José Luis Corripio (Pepín) ingresó hasta el cuarto donde estaba el cadáver para comprobar con sus ojos lo que ya le habían informado por teléfono.
“Si algo me pasa llama a Pepín”, decía a menudo El Men conforme el relato Danelis Hernández, quien por más de 13 años cuidó del anciano, quien había perdido parcialmente la visión.
El multimillonario, propietario de diversas empresas y medios de comunicación, aseguró que “a menudo” visitaba al guerrillero, puesto que se conocían desde que eran muchachos e indicó que siempre mantuvieron una relación cercana, a pesar de las diferencias ideológicas.
“Siempre se mantuvo en una sola línea. Renunció a todos los tipos de ayudas, de prebendas, de pensiones, de regalos de casas. De todo”, admiró Pepín, cabeza principal del Grupo Corripio, dentro de la habitación donde aún estaba El Men.
Sostuvo que siempre le causó asombro la firmeza sobre sus decisiones, por lo que le recuerda como “un hombre íntegro a carta cabal”.