La ONU quiere repartir la carga en la atención a los millones de refugiados
Casi un centenar de gobernantes se juntarán en la sede de la ONU en una jornada maratónica de reuniones para intentar unir voluntades
NACIONES UNIDAS. La ONU ha convocado este lunes a los líderes mundiales para intentar llegar a un acuerdo con el fin de repartir la carga de la atención a millones de refugiados, que ahora soportan los países menos preparados para afrontarla.
Casi un centenar de gobernantes se juntarán en la sede de la ONU en una jornada maratónica de reuniones para intentar unir voluntades en la búsqueda de soluciones a un problema que viene obsesionando a Naciones Unidas desde hace un par de años.
La cumbre antecede al debate de alto nivel de la Asamblea General, que se extenderá durante una semana, desde el martes, y en el que se hará la revisión anual de los temas que más preocupan a la comunidad internacional, y las soluciones que se proponen.
“Necesitamos un nuevo pacto global sobre el reparto de responsabilidades”, afirmó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, cuando el 20 de noviembre del año pasado convocó la cumbre que se celebra este lunes.
“Debemos responder no cerrando las puertas, sino abriendo nuestros corazones con unidad, tolerancia, pluralismo y compasión”, afirmó entonces el dirigente de la ONU, y desde entonces ha venido insistiendo en buscar el éxito de la cumbre.
A la ONU le preocupan datos claves en este problema, como el hecho de que el 86 % de los refugiados tienen que ser atendidos en países con ingresos bajos y mediados que se ven forzados a recibir en sus fronteras a familias que huyen de guerras o persecuciones.
“Esto no es justo”, afirmó este jueves Karen AbuZaid, a quien Ban le encargó trabajar con las distintas agencias de la ONU y con los países miembros para preparar la cumbre y asegurar que tenga éxito.
“Esperamos que se comprometan otras naciones para apoyar a estos países” en los que recae la principal carga en la atención a los refugiados, añadió AbuZaid.
Según datos de la ONU, al cierre del año pasado había en todo el mundo 21 millones de refugiados, cinco millones más de los que había al comienzo de este siglo.
El conflicto armado de Siria, la expansión del extremismo islámico en Oriente Medio y la guerra de Libia han sido en los últimos años los focos principales de expulsión de familias, que se ven obligadas a cruzar fronteras para asegurar su supervivencia.
Eso ha hecho que Turquía se haya convertido en el mayor receptor de estos desplazados, 2,5 millones, pero el problema es igual de grave en otras naciones de la zona, como el Líbano, donde los 1,1 millones de refugiados representan la cuarta parte de la población de ese pequeño país.
A la ONU le preocupa tanto la suerte de quienes cruzan esas fronteras como la de miles más que han perecido en el intento o están desaparecidos, que suman cerca de 46.000 desde que comenzó el siglo.
Sólo el año pasado murieron 5.400 personas cuando intentaban buscar una frontera segura, el 70 % de ellas en el Mediterráneo, que se ha convertido en el mayor cementerio para quienes buscan un lugar seguro para escapar de los conflictos de su país.
Pero la ONU ha querido incluir en esta cumbre también el problema de los migrantes, un flujo que, según cálculos oficiales, el año pasado afectaba a 244 millones de personas, frente a los 173 millones que había en el año 2000.
Es la primera vez que Naciones Unidas convoca una cumbre para analizar este tema, y quiere arrancar compromisos como la protección de los derechos humanos de refugiados y migrantes y el combate de las bandas que se lucran traficando con ellos.
Precederá a otra, exclusivamente sobre los refugiados, que encabezará el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el martes próximo, que buscará acuerdos para definir mecanismos de financiación y reasentamiento de los millones de desplazados.
“Nos enfrentamos a escala global a la peor serie de crisis de desplazamientos en décadas”, reconoció este viernes en la sede de la ONU el alto comisionado de Naciones Unidas para los refugiados, Filippo Grandi. EFE/Agustín de Gracia