Hiroshima insta a líderes a visitar la ciudad en 71 aniversario del bombardeo
TOKIO. Japón conmemoró hoy el 71 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima con un llamamiento a los líderes mundiales a imitar la histórica visita del presidente estadounidense, Barack Obama, y la reiteración de su compromiso antinuclear.
El acto en memoria de aquel fatídico 6 de agosto de 1945 se celebró en el Parque de la Paz de Hiroshima con la presencia de unas 50.000 personas, entre ellas representantes de 91 países, jóvenes de la ciudad y del colectivo “hibakusha”, como se conoce en Japón a los supervivientes de la bomba atómica.
Los cientos de miles de víctimas fueron honradas un año más con un minuto de silencio a las 08.15 hora local (23.15 GMT del viernes), la hora exacta en la que el B-29 Enola Gay de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos lanzó el “Little Boy”, nombre con el que EE.UU. bautizó al primer artefacto nuclear de la historia.
En un año marcado por la histórica visita en mayo del presidente Obama a la localidad costera -la primera de un inquilino de la Casa Blanca en funciones-, el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, pidió a los líderes del mundo que sigan sus pasos y visiten tanto Hiroshima como Nagasaki, objetivo de una segunda bomba atómica.
Así podrán “grabar la realidad de los bombardeos atómicos en sus corazones” y encontrar la “determinación” necesaria para crear un mundo libre de armas nucleares, se mostró convencido.
Los ataques atómicos sobre ambas ciudades japonesas han sido los únicos de este tipo ejecutados hasta la fecha.
“Tenemos que surtir nuestras políticas de la pasión para consolidar la unidad y crear un sistema de seguridad basado en la confianza y el diálogo”, apuntó el alcalde de Hiroshima.
Matsui pidió al primer ministro nipón, Shinzo Abe, presente en la ceremonia y quien también pronunció un alegato, que mantenga la determinación que mostró junto a Obama para lograr un mundo libre de estas armas, algo que “manifestaría el noble pacifismo de la Constitución japonesa”, que el Gabinete nipón buscaría modificar.
“Japón no tendrá armas nucleares ni considerará el poseerlas”, aseguró Abe en una rueda de prensa ofrecida tras el acto.
Como la única nación bombardeada con la bomba atómica, “Japón mantiene tres principios antinucleares en su política nacional. Hemos de ir hacia un mundo libre de armas nucleares. Esa es la responsabilidad de los que estamos vivos ahora”, reiteró.
En un encuentro con representantes de siete asociaciones locales de “hibakusha”, Abe insistió en que tomará medidas para lograr un tratado que prohíba las armas nucleares, pero no profundizó en las medidas a adoptar, lo que decepcionó a los asistentes.
Kunihiko Sakuma, de 71 años, representante de uno de los grupos, se mostró escéptico sobre que el Gobierno vaya a “presionar con fuerza” en el asunto y alegó que si la Administración no lo hace “nosotros, los ciudadanos, deberíamos perseguirlo (este fin)”, según declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.
Sakuma es uno de los 174.080 “hibakusha” de Hiroshima y Nagasaki que continúan con vida y cuya edad media es de 80,86 años, según los últimos datos oficiales. En 1980 la cifra era de 372.264 personas.
“Hoy el mundo necesita el espíritu de los ‘hibakusha’ más que nunca”, en un momento en el que “las tensiones globales están aumentando” y el avance hacia la desnuclearización es “difícil de encontrar”, resonaron las palabras del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, en la lectura de un mensaje del dirigente en el acto.
La bomba lanzada sobre Hiroshima hace hoy 71 años detonó con una intensidad de unos 16 kilotones a unos 600 metros de altura muy cerca de donde se levanta el parque donde tuvo lugar la ceremonia, y acabó de forma inmediata con la vida de unas 80.000 personas.
El número aumentaría hacia finales de 1945, cuando el recuento de muertos se elevaba a 140.000, y en los años posteriores las víctimas por la radiación sumaron más del doble.
Tres días después del ataque sobre Hiroshima, el 9 de agosto de 1945, EE.UU. lanzó una segunda bomba nuclear sobre la ciudad de Nagasaki, lo que forzó la capitulación de Japón seis días después y puso fin a la Segunda Guerra Mundial.