Apartamento por el que Lula fue a prisión es vendido por más de USD 600.000
SAO PAULO. El triplex en la costa de Sao Paulo por el que el expresidente brasileño Lula da Silva entró a prisión, acusado de haberlo recibido como un soborno, fue vendido ayer en una subasta en internet por 2,2 millones de reales, unos 600.700 dólares.
Una única oferta fue formulada menos de cinco minutos antes de la hora de cierre fijada por la web a cargo de la subasta, aunque el anuncio había sido visto más de 50.000 veces.
En la página se puede ver cómo el comprador realizó la adquisición desde la capital, Brasilia, pero su identidad no fue revelada.
A la espera de que se resuelvan todos los detalles administrativos, el triplex sigue a nombre de OAS, la constructora acusada de haber ofrecido ese inmueble a Lula a cambio de favores en la atribución de contratos públicos con la estatal Petrobras.
El líder de la izquierda, preso en Curitiba (sur) desde el pasado 7 de abril, fue condenado a 12 años y un mes de prisión por corrupción por este caso.
Los 2,2 millones de reales, el monto mínimo estipulado para la puja, corresponden precisamente al total de sobornos que los fiscales atribuyen al expresidente (2003-2010), equivalentes al costo del apartamento y su remodelación.
La subasta de la vivienda fue aprobada en enero por el juez anticorrupción Sergio Moro, que condenó a Lula a 9 años y seis meses de prisión en julio pasado, pena que un tribunal de segunda instancia aumentó en enero.
A finales de enero, Moro determinó que el valor de la venta debería ir a los cofres de Petrobras.
Lula, de 72 años, se declara inocente y asegura que no hay pruebas de que ese triplex fuera suyo.
El apartamento, de 297 m2 y situado en Guarujá, un balneario cercano a Sao Paulo, tiene cuatro habitaciones, piscina y un espacio para hacer barbacoa, según la descripción de la web de la subasta.
El pasado 16 de abril, el inmueble fue ocupado simbólicamente por una treintena de militantes del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) y del Frente Pueblo Sin Miedo que desplegaron pancartas contra la cárcel de Lula y reivindicando con ironía que si el apartamento era de Lula, entonces, era también del pueblo.