Unos pocos

"Una nueva forma de hacer política". Es la típica frase de campaña que en estos días, ya cercanos al Congreso Norge Botello, oímos a los peledeístas que aspiran a formar parte de los órganos de su partido, esos desde donde verdaderamente se gobierna el país. ¿Qué entenderán estos candidatos internos por "una nueva forma de hacer política"? ¿Se atreverán a entrar a saco en las reuniones de la Corporación peledeísta y pedir responsabilidades por el déficit del gobierno anterior? ¿Impulsarán todas las investigaciones sobre la corrupción de los últimos años? ¿Aspiran a desblindar las cortes que dejaron tan bien atadas sus compañeros? ¿Exigirán la eliminación de nominillas, barrilitos y demás "pecadillos"?

No, no lo harán. No se lo plantean ni siquiera para desechar la idea.

A los partidos, como a los sindicatos, les falló la ideología, y sin ella, se han instalado en el poder de forma opaca, sin transparencia, lo que conduce a la corrupción, pierden su finalidad constitucional y traicionan a la democracia.

Una nueva forma de hacer política está más cercana a las recientes palabras del empresario José Manuel Paliza que a cualquier discurso de un político profesional.

"Creo que hemos dejado de ser un país de todos para convertirnos en un país de unos pocos", decía Paliza, después de reflexionar sobre el endeudamiento, el transporte, la violencia, la productividad, la corrupción, la informalidad, la fiscalidad, la inmigración...

El problema es que "esos pocos", además, no son los mejores.

IAizpun@diariolibre.com
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