Lo que la pandemia le quitó al carnaval dominicano
Aparte del valor cultural e histórico, cada año el carnaval mueve miles de millones de pesos, y genera empleos directos e indirectos en la denominada economía naranja
Esta historia es parte del especial “Carnaval Dominicano” de Diario Libre, realizado por Jeury Frías, Severo Rivera y Edward Fernández.
________
Artesanos, bailarines, músicos, modistas, maquilladores, cantantes, micros, medianos y grandes empresarios se involucran cada año en la denominada fiesta cultural más representativa del pueblo dominicano, el carnaval. Una festividad que tiene su origen en 1520, durante la época colonial española y que sigue desarrollándose, llenando de alegría las calles de las principales ciudades de la República Dominicana.
De hecho, algunos investigadores afirman que los primeros actos de carnaval tuvieron lugar con motivo de la visita de Fray Bartolomé de las Casas, cuando sus habitantes se disfrazaban de moros y cristianos.
Hasta ahora pocos fenómenos sociales habían impedido la celebración del carnaval en la media isla. Entre 1822 y 1844 la tradición de llevar disfraces durante las festividades religiosas desapareció debido a la ocupación haitiana. Pero regresó de inmediato cuando el país logró su independencia el 27 de febrero de 1844.
Con el tiempo, los disfraces dejaron de ser asociados con las celebraciones religiosas y evolucionaron en carnavales, desarrollados los tres días antes del miércoles de ceniza. Y febrero fue establecido como el mes del carnaval dominicano.
Con la pandemia del coronavirus, las autoridades tuvieron que prohibir todas las actividades recreativas, incluyendo los desfiles de carnaval. Antes de esto, cada domingo del mes de febrero era tradición encontrarnos con coloridos desfiles en las principales ciudades y regiones de República Dominicana, algunos extendiéndose hasta la primera semana de marzo.
Los trajes, las máscaras y los personajes místicos se adueñaban de cada ciudad, dejando en evidencia las tradiciones y creencias folclóricas dominicanas, tan diversas como la población del país.
De acuerdo a gestores culturales ligados a la industria del carnaval consultados por Diario Libre, la pandemia del coronavirus no sólo hizo que la gente no pudiera disfrutar de esta fiesta popular, también significó un duro golpe para la economía de cientos de personas que cada febrero se benefician de las actividades carnavaleras.
Para el gestor cultural, ex presidente de la Federación dominicana de carnaval y asesor cultural, José Roldan, “el carnaval es la representación cultural de mayor trascendencia de la República Dominicana en cuanto a su capacidad de expresión de la identidades locales, regionales y nacionales, además del impacto económico que representa para todos los profesionales que están involucrados en ese proceso. El carnaval mueve miles de millones de pesos. Solamente los carnavales de Santiago y La Vega rondan los mil millones. Y que haya sido cancelado tiene una trascendencia muy alta en el desarrollo de la economía naranja que tanto se maneja hoy día”.
Así respondió el experto al ser cuestionado sobre el impacto para el sector carnavalero de la suspensión de los desfiles y otras actividades propias de la fecha producto como consecuencia del coronavirus.
Es una pérdida significativa “tanto para los artesanos, como para los artistas, los técnicos, la gente que está involucrada en transportes, los tours operadores, o sea, que definitivamente impacta de manera muy negativa a todos los involucrados en el sector del carnaval en el país”, recalcó.
A su juicio, el sector cultural no debe detenerse por una situación como la actual que se mantendrá por mucho tiempo, sino buscar medidas que existen en la actualidad para generar procesos que muevan la industria tan importante como la del carnaval.
“Hay formas de darle apertura y reprogramarse o replanificarse las actividades del sector artístico y cultural tomando en cuenta el protocolo planteado por las autoridades de Salud Pública, guardando el distanciamiento, pero es posible hacer actividades aprovechando las tecnologías y aprovechar esta pausa en procesos de capacitación a nivel nacional, con actividades de carnaval virtuales o semipresenciales, en especial los carnavales regionales o locales, pero con un concepto más pedagógico y sin aglomeración de personas”, planteó Roldán.
De acuerdo con datos del 2019 en La vega cada domingo de febrero miles de personas se congregan en la avenida de Los Flamboyanes donde están instaladas las tarimas de diferentes empresas que apoyan esta fiesta popular. Por estas calles desfilan los diablos cojuelos, personajes y carrozas. En cifras, este carnaval tiene más de 160 grupos, 25 cuevas y 2,500 diablos, y cientos de agentes de seguridad, por eso es la actividad cultural de masas más importante del país.
Para Eddy Matos, vicepresidente de la Federación Dominicana de Carnaval y encargado del área de Participación Popular del Ministerio de Cultura, los carnavaleros han sido los más afectados con la suspensión de las actividades culturales por causa de la pandemia del coronavirus.
“Hemos sido uno de los sectores más afectados económicamente porque el modelo de economía naranja y el modelo de economía cultural que representa el 1.5 % del presupuesto de la nación. Un carnaval como el de La Vega de mover cerca de 700 millones de pesos a verse completamente mutilado por un proceso exógeno, que no depende de la República Dominicana; al igual que el resto del mundo hemos sido víctimas de este proceso. Entonces, tienes un país confinado, sin poder realizar la única actividad que une a personas de diversas edades y estatus sociales”, argumenta. “Esto les afecta significativamente”-continúa.
A juicio de Matos, se tendrá que hablar de 2022 como el año de la recuperación del sector.
“Esto va a depender de las acciones que se tomen y robustecer la parte creativa para poder fomentar las estructuras que permitan desarrollar ese sistema”, explicó Matos.
Para Roldán el carnaval dominicano ha crecido gracias a la actitud que han asumido los carnavaleros, que han puesto su pasión con esfuerzos locales no institucionalizado.
“Cada año la población de la República Dominicana se entrega a su carnaval que ha sido considerado como la mayor fiesta de la cultura nuestra, la mayor expresión de la dominicanidad, la diversidad y riqueza del pueblo dominicano, por eso tiene tanta trascendencia”, añadió Roldán.
El carnaval en cifras
Según lo expresado tanto por Matos como por Roldán a Diario Libre, realizar un evento como el desfile nacional de Carnaval tiene una asignación presupuestaria de unos 20 millones de pesos, por parte del Ministerio de Hacienda, más 10 millones de pesos que son gestionados por el Ministerio de Cultura vía patrocinadores y alianzas estratégicas con instituciones públicas y privadas.
Este es un evento de un día que tiene otras actividades colaterales como un desfile infantil celebrado en una fecha distinta como estipula la Ley 136-03, obliga a separar las actividades infantiles a las de los adultos.
En el caso de La Vega que cuenta con varios fines de semana su realización supera los 700 millones de pesos.
Según datos de los Ministerios de Turismo y Cultura esta fiesta cultural en La Vega recibió unas 200,000 a 250,000 personas cada domingo, alrededor de un millón de persona al mes, moviendo unos 500,000 millones de pesos por todo el mes de febrero. Además, invirtieron 50 millones de pesos en disfraces.
En ese mismo período el Distrito Nacional celebró su carnaval con la participación de unas 100 comparsas y personajes que representan los distintos barrios y sectores de la ciudad. Su alcaldía, que destinó alrededor de RD$1.3 millones para premios, atrajo a miles de personas a la celebración de la festividad que se desarrolla cada año en el Malecón.
“Si lo ves en orden plano para lo que significa esto como marca país son inversiones ínfimas con relación a lo que le brinda como identidad a cada espacio”, expresó Matos.
Otro carnaval que mueve una gran cantidad de recursos e incentiva de una manera impresionante el turismo, es el de Punta Cana, en apenas 13 años que tiene de vigencia se ha convertido en la pasarela del turismo y la cultura dominicana.
“El desfile de Punta Cana cuenta con disfraces que rondan los 250 mil y hasta los 400 mil pesos”, señala Matos.
Alternativas para salvar la tradición carnavalera
“Por la pandemia la economía de este tipo ha colapsado en todos los renglones, desde los artesanos hasta los sastres y por supuesto esa enarbolación del carnaval se ha visto muy lastimada”, señaló.
Como una solución a mediado plazo, el Ministerio de Cultura está tratando de impulsar la celebración del desfile nacional de carnaval para agosto de este año, pero en una modalidad completamente reducida. Así lo informó en exclusiva para Diario Libre, Eddy Matos, quien aseguró que ya se ha llegado a un acuerdo entre el Ministerio que representa y las demás áreas ligadas a la celebración cada año del desfile.
“Hemos preparado un programa de formación en dos vertientes, ya sea en el fortalecimiento de cada región del país en materia de gestión cultural y en el desarrollo de programas económicos con miras al despegue tanto del turismo como de las manifestaciones culturales para ser ejecutadas a finales del 2021 o inicios del 2022, como la creación de artesanías e impulsar los productos de fabricación local”, expresó Matos.
Para él debe haber un mayor compromiso político que garanticen un desarrollo sostenible del carnaval.
“Hay otras modalidades, que pueden reducir los gastos y llevar personajes del carnaval a comunidades rurales como una forma de socialización. En los parques se pueden hacer perfectamente, sin permitir aglomeración. Debió abrirse un diálogo mayor entre las autoridades y los gestores, porque, así como se h ido abriendo lugares, también es posible dinamizar este sector que tiene casi un año sin hacer actividades, estando en una situación realmente alarmante. Es una cantidad grande de bailarines, de músicos, de actores, de agrupaciones de tradición folclórica, como los guloyas o gagas, están frisados. Y son personas que están en nivel alto de pobreza que viven de esas actividades, y no se les ha dado una alternativa de sostenibilidad. Y esto se suma a la reducción en el presupuesto nacional al área cultural en general”, se quejó.
“Me parece que lo que ha faltado es esa apertura permanente para buscar la mejor solución para la cultura dominicana”, expresó Roldán.
Carnaval como identidad cultural
En el siglo XX, la celebración de la primera República, el 27 de febrero de 1844, fue con carnaval y el 16 de agosto de 1965, que terminó la gesta que inició en el 1963, también se celebró con carnaval.
En ese sentido desvincular la cuaresma, fiesta patria y carnaval sería borrar la identidad del dominicano; esto a juicio de Matos.
“En la actualidad el carnaval representa la identidad contestataria del pueblo dominicano”.
En ese sentido explica los significados de los personajes locales.
El Califé: Se burla de esa aristocracia y de esa primera intervención norteamericana de 1916-1924.
Según se cuenta, un señor salía los domingos por las calles, con su bastón, a recitar críticas de manera jocosa, en voz alta, con rimas y versos, sobre la situación actual del país. En los carnavales sale vestido de frac negro, con su sombrero y seguido por un coro.
El muerto en chipe: El que se burlaba de esos chips Willis usados por los intervencionistas.
Roba la gallina: El hombre que tuvo que vestirse de mujer para poder conseguir una gallina para alimentar a su familia.
Se me muere rebeca: En la dictadura de Trujillo de 1930ª 1961, en el Anglista, el hospital que en la actualidad lleva el nombre de Robert Luis Cabral se te moría la niña por no tener recursos.
El electrocutado: Un hombre que robándose la energía eléctrica porque no tenía para pagar se quedaba electrocutado.
Personajes tradicionales
Los Diablos Cojuelos: Se dice que era un demonio travieso y juguetón que colmó la paciencia del mismo diablo, este lo arrojó a la Tierra, se lastimó una pierna al caer y quedó cojo o “cojuelo“. Así, se introdujo el bullicio y el baile, convirtiendo el carnaval en una festividad alegre. En estas fiestas atemorizan a todos azotando a las personas con sus vejigas y látigos.
Los Platanuses: Son unos tradicionales personajes que nacieron como un legado de los antiguos esclavos africanos en Cotuí. En los carnavales se cubren el cuerpo con hojas secas de plátano y utilizan máscaras de higuero pintadas.
Los Africanos: Este es un personaje que imita a los antiguos esclavos. Se pintan de negro con aceite y carbón y bailan por las calles como parte del carnaval.
Los Indios: Es una imitación de los antiguos indígenas que vivían en la isla. Durante el carnaval visten con plumas, arcos y lanzas, lo cual crea una obra teatral en el transcurso del desfile. Además, se convierte en una comparsa de niños y niñas.
Estos personajes reflejan el protestantismo cultural del pueblo dominicana, esa forma de protesta y lo expresa con la calle, burlándose de un sistema que los ha marginado.
La JCE dispone el cambio de 1,209 funcionarios de colegios electorales
Robert Martínez: “Una de las primeras cosas que haré es eliminar el método de encuestas”
El ultranacionalismo gana tracción en la República Dominicana
Como la Cenicienta, hoy jueves, a la medianoche, se acaba la fiesta proselitista
Francelys dice que “lamenta mucho” haber matado a su jefe chino