Abinader: el empresario que era desconocido y ahora es competencia del oficialismo
Tras ganar las primarias de ayer del PRM, se enfrenta más fortalecido a su segunda carrera para ser presidente de la República
Corría el año 2005 cuando Luis Abinader, entonces de 38 años, aspiraba a ser senador por la provincia Santo Domingo por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Era la primera vez que el economista buscaba un cargo electivo. Pero no logró la plaza; cedió la candidatura en 2006 al Partido Reformista Social Cristiano tras el pacto político conocido como Alianza Rosada. Después, para 2012 ambicionó por algo más: la Vicepresidencia de la República. Tampoco la consiguió. Ahora, por segunda vez busca el puesto más alto: ser el presidente de la República para las elecciones de 2020, por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), como su candidato oficial.
Abinader era el vicepresidente del PRD cuando hablaba en 2008 de una posible candidatura presidencial para las elecciones de 2012. Reconocía que era un personaje menos conocido que sus compañeros de partido: el excandidato presidencial Miguel Vargas y el expresidente Hipólito Mejía.
Terminó siendo compañero de boleta de Mejía en 2012. Abinader aspiraba entonces a ser vicepresidente de la República, pero ni él ni Mejía lograron los votos suficientes de los electores, y los peledeístas Danilo Medina y Margarita Cedeño ganaron los comicios.
A pesar de que era miembro del partido blanco desde 1985, era desconocido para muchos. Tuvo que impulsar una imagen política que llegara a un electorado que no lo conocía. No ha tenido un cargo público convencional, salvo una membresía honorífica en el Consejo Directivo de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) durante el gobierno de Mejía (2000-2004). Esa “inexperiencia” puede ser a su favor al no tener un pasado con qué cuestionarlo, pero también ha sido usada por sus adversarios para restarle méritos políticos.
“Cuando hice el acuerdo con Hipólito solo me conocía el 45 por ciento de la población dominicana y ya eso supera el 90 por ciento”, dijo en 2013 durante una entrevista con el periódico El Caribe.
Para su imagen pública prefiere que lo conozcan solo como Luis Abinader, y no con sus dos nombres Luis Rodolfo. Una vez contó que, identificarse como Luis Abinader, le era más conveniente y, además, su apellido ya era conocido por la trayectoria política de su padre, José Rafael Abinader (fallecido), quien fue senador y secretario de Finanzas.
Con su padre y otros parientes también se vinculó en la carrera empresarial. La familia tiene ascendencia libanesa; su abuelo emigró desde el Líbano a la República Dominicana y su abuela también era descendiente de libaneses.
Los Abinader han invertido en los sectores hotelero y construcción, entre estos con el Grupo Abicor y Cementos Santo Domingo, y en la Universidad Dominicana O&M, del que José Rafael fue de los fundadores en 1966.
En 2016, en una entrevista con Univisión, Luis, un esposo y padre de tres hijas, estimó que, a su nombre, tenía entre US$1 millón y US$1.2 millones, y su familia contaba con bienes de “decenas de millones de dólares”.
Pero Abinader se ha empeñado en no ser solo un empresario que trabaja para el sector privado. En septiembre de 2012, después de que no logró ser el vicepresidente de la República en las elecciones de ese año, anunció el lanzamiento de su proyecto político para renovar el PRD y crear una nueva mayoría de dirigentes jóvenes y de larga trayectoria. Así se trazaba una independencia. Ya no quería ser compañero de boleta, sino la figura principal. Empezó su trabajo para ser el candidato presidencial para 2016.
Comenzó a acercarse a las comunidades, a hacer más activismo y a vincularse más en la opinión pública. Hasta participó en el Desfile Dominicano en Nueva York en agosto de 2013. Para abril de ese año la encuesta Gallup-Hoy le daba el 26 % de la preferencia de los encuestados para candidato a la Presidencia, mientras que Vargas obtuvo 20 % y Mejía el 18 %.
En ese entonces, Vargas y Mejía estaban distanciados por diferencias a lo interno del PRD. Abinader entendía que esas discrepancias afectaban la democracia de la organización, mientras el Gobierno no tenía quien le hiciera oposición.
Tras no lograrse un entendimiento, la facción encabezada por Mejía y Abinader se marchó a la Alianza Social Dominicana (ASD), un partido dirigido por la familia Abinader. La entidad se reestructuró y el 16 de julio de 2014 solicitaron a la Junta Central Electoral modificar su nombre por el de Partido Revolucionario Mayoritario. Posteriormente, el nombre fijado fue Partido Revolucionario Moderno.
Abinader logró ganar en la convención del PRM la candidatura presidencial por esa organización para 2016. Obtuvo el 70.24 % de los votos, superando a Mejía (28.61 %), Geanilda Vásquez (0.77 %) y Amaury Justo Duarte (0.38 %). Se promocionaba entonces como “La nueva cara del cambio”.
Pero analistas políticos consideraban difícil la batalla electoral que debía pelear para vencer en 2016 al presidente Danilo Medina, quien buscaba la reelección. Entre los puntos en contra citaban que Medina tenía un mayor liderazgo, pertenecía a un partido con más fuerza (el Partido de la Liberación Dominicana-PLD) y alegadamente hacía uso de los recursos del Estado para su campaña, mientras que Abinader debía convertirse en líder de la oposición y el PRM aún carecía de estructura sólida y liderazgo en el interior del país.
Abinader buscó hacer más oposición cuestionando las políticas del gobierno de Medina y el uso desmedido del gasto público. Retó al presidente a desmentir los datos que divulgó sobre mal manejo del dinero del Estado, que indicaban que el Gobierno gastó RD$49 millones diarios en nominillas y en sueldo a personal transitorio, mientras que solo invirtió RD$40 millones diarios en la Policía Nacional para los servicios de seguridad ciudadana y orden público. El equipo de Medina aseguró que las acusaciones eran falsas.
Una estrategia que también usó fue apoyarse en el exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani para que lo asesorara sobre seguridad ciudadana y presentara un plan contra la inseguridad y la delincuencia en el país.
Tras una larga campaña que incluyó promesas de reformas económicas, inversiones y cambios, como eliminar el Despacho de la Primera Dama, Abinader y su compañera de boleta, Carolina Mejía -hija del expresidente Mejía-, no lograron la Presidencia y la Vicepresidencia del país, respectivamente. Alcanzaron 1,613,222 votos para el 34.98 % de los sufragios. La dupla Danilo-Margarita volvió a ganar los comicios de 2016, con el 61.74 %.
Aunque Abinader reconoció el triunfo reeleccionista, denunció que fue logrado con la compra de votos y cédulas, y presionando a ciudadanos que reciben “pequeñas ayudas del Estado”. En un discurso que pronunció después de las elecciones, consideró que los miembros del Pleno de la Junta Central Electoral debían ser reemplazados por “ciudadanos honestos” que no respondan a intereses particulares de una organización política.
Puede escuchar su discurso en el siguiente video:
Tras su primera derrota en la carrera presidencial, analistas indicaron que a Abinader le restó que basara la mayor parte de su campaña en ataques a Medina, en vez de desarrollar un perfil programático y un tema con el que los votantes lo relacionaran. No obstante, logró consolidar su figura al ser el segundo más votado en unas elecciones nacionales.
El líder del PRM ha continuado con sus aspiraciones. Su objetivo ahora es ganar finalmente un puesto público electivo en 2020, pero el mismo y el mayor: la Presidencia.
Se ha mantenido haciendo oposición al Gobierno y rechazó una eventual reforma a la Constitución para que el presidente Medina pudiera optar por un nuevo periodo presidencial en 2020. En una entrevista con el periódico Listín Diario advirtió que todo el que apoyara la modificación de la Carta Magna para permitir la reelección se iría del PRM.
En octubre de 2018, el 32 % de los encuestados en el sondeo Gallup-Hoy consideraba que debía ser el candidato del PRM para las elecciones venideras. En esa misma encuesta, el 21.4 % lo consideraba el principal líder de la oposición política.
Una encuesta dada a conocer la semana pasada, de la firma Mark Penn/Stagwell, arrojó que Abinader solo estaba cinco puntos porcentuales por debajo de los precandidatos del partido oficialista, si se evaluaba la preferencia del electorado con miras a las elecciones de mayo de 2020.
Ayer domingo, Abinader (52 años) ganó las primarias cerradas del PRM y será nuevamente el candidato presidencial del partido al vencer a su principal contendor, una cara conocida por él: Hipólito Mejía.
Es el candidato de una entidad que tiene su origen en el PRD y que integran figuras que pertenecían a ese partido, en cuyo último Gobierno, encabezado por Mejía, el país atravesó una compleja inestabilidad económica generada por una crisis financiera, devaluación del peso y alta inflación, que llevó a la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Abinader ha afirmado que en un gobierno suyo no permitirá actos de corrupción en la administración pública y que todo el que incurra en actos ilícitos irá preso “sin contemplación”.
Su competencia principal para dirigir el Poder Ejecutivo lo sigue siendo el partido oficialista, que ya lo venció una vez.
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