Oficina de las Naciones Unidas considera racista el comentario de Trump sobre países pobres

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, atiende un debate sobre la reforma penitenciaria, en la Casa Blanca, Washington, DC, EEUU, hoy, 11 de enero de 2018. La reunión se centró en el programa de ayudas para la reinserción de exprisioneros, con el objetivo de reducir el índice de reincidencias delictivas. (EFE/ Shawn Thew)

La Oficina del alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos calificó hoy de “racistas” los comentarios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre El Salvador y Haití, que dijo que son “agujeros de mierda”.

“Estos comentarios del presidente de Estados Unidos son sorprendentes y vergonzosos. Lo siento, pero no pueden ser definidos de otra manera que como racistas”, afirmó en rueda de prensa el portavoz de la Oficina, Rupert Colville.

El presidente Donald Trump usó palabras ofensivas el jueves durante un encuentro con congresistas sobre la reforma migratoria, al preguntar por qué Estados Unidos debe aceptar a personas procedentes de “países de mierda”.

El mandatario se reunió con senadores y legisladores en la Casa Blanca para hablar sobre una propuesta bipartidaria que limitaría la reunificación familiar y el llamado programa “lotería de visas”, a cambio de evitar que cientos de miles de jóvenes indocumentados sean deportados.

“¿Por qué todas estas personas de países de mierda vienen aquí?”, preguntó Trump, según contaron fuentes al diario The Washington Post.

El periódico The New York Times dio a conocer la misma información, citando a personas cercanas al encuentro.

El presidente se refería ciudadanos de Haití y de países africanos, y el Post dijo que también incluyó a El Salvador.

Al mismo timepo, Trump sugirió que Estados Unidos debería recibir a inmigrantes de lugares como Noruega, con cuya primera ministra se reunió el miércoles.

Los comentarios de Trump alarmaron a los congresistas que participaron en la reunión.

El senador republicano Lindsey Graham y el senador demócrata Dick Durbin acudieron a la Casa Blanca para presentar su propuesta bipartidaria, pero al encuentro terminaron siendo invitados activistas republicanos con una posición muy dura respecto a la inmigración.

Ambos están tratando de alcanzar una solución para los “dreamers” (soñadores), los casi 800.000 jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo niños.

Trump anuló en septiembre del año pasado la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) aprobada por Barack Obama en 2012, abriendo la puerta a que fueran deportados.

Pero un juez de San Francisco bloqueó el martes la medida, al señalar que el argumento del gobierno es “una premisa legal con fallo”.

La Casa Blanca no desmintió las palabras ofensivas de Trump, pero subrayó su esfuerzo por encontrar una solución para los sin papeles.

“Algunos políticos de Washington prefieren luchar por países extranjeros, pero el presidente Trump siempre lucha por el pueblo estadounidense”, afirmó en un comunicado Raj Shah, un portavoz del gobierno.

“Siempre supimos que al presidente Trump no le gustan las personas de ciertos países o de según qué color”, apuntó el congresista demócrata Luis Gutiérrez.

“Ahora podemos decir con 100% de seguridad que el presidente es un racista, que no comparte los valores de nuestra Constitución”, agregó.

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