Los fiscales se volvieron contables...
El cálculo de los bienes los subió como espuma
Jack El Destripador habría comprado pasaje para República Dominicana. No se sabe cuándo llegara puesto que viene en barco. En su tiempo no existía aviación comercial.
Jack viene regocijado porque por primera vez se aplica su método en una acción de envergadura. La Procuraduría procedió por partes y destripó el caso Odebrecht. Aquí la cabeza, allá los brazos, más lejos las piernas, y finalmente el torso. Un cadáver dispuesto para clase de anatomía.
Nunca se creyeron iguales destrezas en el ministerio público. Era justo que revisara la cartera, pero ¿meter los dedos en los bolsillos?
Nunca, jamás.
Aunque esa abundancia insospechada obliga a otras consideraciones, y no solo a las propias del delito. La gerencia, por ejemplo.
Los agraciados, además de asociarse al prodigio de Odebrecht, supieron multiplicar sus bienes de manera asombrosa.
¡Qué malvados los fiscales al calcular ese crecimiento al mil por ciento!
Las pirámides son malas, y a cada rato se produce un escándalo, pero no si benefician a un solo ganador. O se sube y se baja por escalera y no por ascensor.
Jack no perderá la flema, pero solo volverá bien si hace de tripas corazón.