Saneamiento de cuentas

Los cambios de gobierno se distinguen por los recuentos de logros y las inauguraciones de obras. Pero a los presidentes entrantes les convendría mucho que los organismos oficiales también sanearan sus cuentas y operaciones a fin de despejarle obstáculos del camino. Que hubiesen disminuido sus costos, elevado su eficiencia, limpiado sus registros y, en cuanto a las entidades autónomas, reducido su dependencia del presupuesto público.

Un interesante caso de saneamiento de cuentas ha tenido lugar en el Banco Agrícola, el cual decidió constituir provisiones por más de mil millones de pesos, correspondientes a valores por recibir por concepto de varios préstamos y acreencias, vencidos desde hace mucho tiempo. Algunas de esas partidas tuvieron su origen en la década de los 90's del siglo pasado, y permanecían en los registros de la entidad como renglones regulares por cobrar, inflando artificialmente los activos y el patrimonio de la institución, sin mayor beneficio que mostrar una situación irreal.

El banco habría podido, evidentemente, dejar esos registros como estaban, lo cual hubiese sido lo más fácil y cómodo, pues a nadie le interesa tener que reconocer pérdidas y rebajar índices patrimoniales. Su administración y directorio, sin embargo, resolvieron hacer las provisiones de lugar.

Conviene tener presente que la constitución de una provisión no implica renuncia del derecho al cobro. Es sólo un mecanismo de previsión que incrementa la confiabilidad de los estados financieros y protege los recursos de terceros, que en el caso del Banco Agrícola incluye a numerosos depositantes e inversionistas.

Lo más importante, por supuesto, es crear las condiciones para que la historia de esas partidas no se siga repitiendo una y otra vez, objetivo a cuyo alcance puede contribuir la descentralización gerencial del banco contenida en su nueva estructura de gobierno corporativo.

Gustavo Volmar