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Fanáticos entraron al parque ayudados por sus equipos y otros por peloteros

La ciudad del Jaya acoge el partido que define el campeonato

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Fanáticos entraron al parque ayudados por sus equipos y otros por peloteros
La Lidom autorizó la entrada de fanáticos con permiso para estar fuera de casa durante el toque de queda. (CARLOS SÁNCHEZ)

La vivencia del séptimo partido de la serie final del campeonato de béisbol otoño-invernal se siente, aunque a una escala evidentemente menor, en caso de que no hubiera pandemia.

Aún así, las gradas del Estadio Julián Javier, de San Francisco de Macorís, se mantienen animadas aupando a sus respectivos equipos, aún cuando la Liga Dominicana de Béisbol Profesional alegó que no entrarían fanáticos en la temporada, si las condiciones del coronavirus se presentaban adversas.

La alegría del fanático se dejó sentir, en el caso de las Águilas con el jonrón de Johan Camargo que marcó la primera carrera del partido, en la parte alta del tercer episodio.

Según informaciones recogidas los fanáticos accedieron de diferentes maneras.

Algunos consiguieron su permiso por parte de los equipos, otros ayudados por peloteros, algunos dijeron que son miembros de Lidom, aún cuando no tienen carnet visible.

Un caso particular fue el de los Gigantes, que permitió la entrada de unos 400 fanáticos, según se informó. Una parte de ellos se denominan “los Cacao Powers” y accedieron al parque por un permiso de los Gigantes.

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Infografía
Los asistentes al parque han tenido que por equipos que miden la temperatura.

En la entrada de la puerta se observó personal de los Gigantes, debidamente uniformados, controlando el acceso de los simpatizantes de su equipo, previa confirmación de su nombre en una lista, la que, según datos, cedió la organización de los Gigantes del Cibao.

Personal del ministerio de Salud Pública ayudaba en el control de la entrada.

En este caso, todos los fanáticos se les guiaba a que atravesaran una camarilla sanitaria, en la que también se les tomaba la temperatura.

Hecho esto pasaban o a la gradería central, o a los bleachers, en especial los “Cacao Powers”.

Dentro del estadio es mandatorio ocupar filas alternadas y las ocupadas debían de mantener al menos dos butacas por el medio. No siempre se cumplió esta última condición.

Independientemente de eso, la Liga Dominicana de Béisbol Profesional había sugerido que permitiría el acceso de fanáticos según se presentara el panorama del coronavirus.

Los dos equipos de alguna manera se agenciaron la entrada de fanáticos.

Además de directivos de los Gigantes, de igual manera algunos integrantes de la oficina frontal de las Águilas se dieron cita al estadio.

En uno y otro caso, según informaciones, los fanáticos alegan contar con el permiso correspondiente para transitar después del toque de queda.

En el Julián Javier, de todas formas, se deja sentir más el peso del fanático aguilucho, que el de los dueños de casa.

La ausencia de tambores, trompetas u otro cualquier objeto que en condiciones normales caracterizan un partido del béisbol dominicano, se sustituyó por palmadas y golpes con botellas plásticas al espaldar de los asientos.

El dato común para ambas fanáticadas es que varios simpatizantes accedieron al parque, ayudados por los protagonistas del juego: el pelotero.

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Infografía
La seguridad fue reforzada tanto dentro como fuera del parque.
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Amante del deporte en todas sus dimensiones. Confiado en que la base del deporte debe de ser desde la escuela. Ha cubierto Juegos Panamericanos y Juegos Centroamericanos y del Caribe.