Museo del Carnaval de La Vega: Espacio donde se manifiesta la alegría de un pueblo

Lo que en el siglo IXX fuera el palacio de don Zoilo García, en el mismo centro de la olímpica ciudad de La Vega, desde hace dos años se ha convertido en el primer espacio artístico-cultural en República Dominicana que exhibe las mejores piezas del carnaval.

Se trata del Museo del Carnaval de La Vega, una casa colonial que en medio del pueblo estaba en ruinas pero que, por petición de la sociedad el Gobierno dispuso la recuperación de esa estructura, a través de la oficina del ingeniero César Arturo Abreu, preservando el modelo original del palacio. Duró unos tres años el proceso de restauración.

Oscar Mejía, gestor cultural, informa que en este momento está abierta la exposición Huellas del carnaval, en el que participan fotógrafos y artesanos a nivel nacional e internacional.

“El museo cuenta con alrededor de 1,500 piezas, la mayoría fruto de las donaciones de los carnavaleros de la zona, que han entendido que en el museo estarán mejor cuidadas”, precisa.

Y dice más: “Hemos recibido donaciones de trajes y piezas utilizadas, incluso el año pasado, lo que es un paso de avance”, sostiene.

Mejía indica que en estos momentos el personal del museo trabaja en la colección que conformará la sala de exposición permanente, la que estará conformada por piezas de unos 150 grupos de carnavaleros que han donado sus trajes, caretas y accesorios.

El museo recibe mensualmente alrededor de 60 personas, así como las visitas guiadas que hacen los centros educativos. Desde su apertura puede ser visitado en fines de semana, ya que durante los demás días el personal trabaja en la organización interna del centro.

Mayor atención del Estado

De su lado, el presidente del Patronato del Museo del Carnaval de La Vega, Yanio Concepción, comentó que, aunque el pueblo y los amantes del carnaval agradecen el Gobierno haber hecho realidad esa obra, se precisa concluir temas pendientes y que son determinantes para su sostenibilidad.

Comenta que, tras la entrega de la estructura, la Presidencia de la República no estableció a qué institución estaría adscrita, así como tampoco la asignación de un presupuesto que permita el funcionamiento a capacidad del museo.

El Museo del Carnaval de La Vega cuenta con 1,700 metros cuadrados de terreno y poco más de dos mil metros de construcción distribuidos en dos niveles.

“Debemos agradecer al señor José Peralta Michel, quien es el padre de José Ramón Peralta, quien motivó a su hijo para que la petición de la sociedad vegana fuera acogida por el presidente Danilo Medina”, manifiesta.

Sin embargo, sostiene que recibe un presupuesto de 200 mil pesos mensuales de parte del Estado, pero que desconocen a qué instancia pública va a pertenecer el museo.

“Gracias a los carnavaleros recibimos donaciones de piezas, pero esto necesita una curación. La curación de un disfraz lleva una inversión y lo hace un profesional calificado. Pese a esta realidad, hemos tratado de mantener viva la tradición del carnaval”, precisa.

Concepción indica que el Museo del Carnaval de La Vega ha sido calificado como el número siete del mundo, con 14 salas de exposiciones y en donde se encuentran piezas desde 1514, que representa a la República Dominicana.

“Falta recursos para adquirir piezas, pagar un personal especializado, dentro de ellos museógrafos, entre otros. Este museo ha importantizado al país, pues no solo es de carnaval, sino de cultura y de enseñanza. Aquí hemos conformado un equipo de calidad, de jóvenes estudiantes y profesionales, pero nos falta dinero para cubrir la nómina”, resalta.

Una forma de recibir recursos, pero muy mínimos, es cobrar un monto de entrada a los visitantes. Los extranjeros pagan 150 pesos y los dominicanos 100. Está abierto todos los fines de semana. “Aún nos falta promoción, ya que su presencia se catapulta en tiempos de carnaval, pero el museo está abierto todo el año”, expresa.

Concepción manifiesta que el carnaval es la máxima expresión cultural del pueblo de La Vega, porque la artesanía de una careta, el diseño de un disfraz es inmenso y se expresa en lo popular con la participación de la gente en la calle.

Y, sostiene que falta que las autoridades municipales aporten un poco más en cultura; un gobierno que tenga política de museos a nivel nacional, para que el arte y la cultura se manifiesten.