Dalí Sueña en Santiago

La Divina Comedia y La vida es Sueño inspiraron al genio. Este es el resultado

Santiago. No es muy común poder escribir “No se pierdan una exposición de Dalí en el Centro León. Sí, ahí mismo, en Santiago”. Pero por esta vez, y ojalá sirviera de precedente... es así.

La Divina Comedia es para los artistas un reto. Los grandes ilustradores de la historia de la literatura se han interesado por la obra de Dante tanto o más que por dejar su impronta en una edición de El Quijote.

El gran Miguel Ángel, Gustav Doré y por supuesto, el genio del Renacimiento, Sandro Botticelli dejaron con su interpretación de La Divina Comedia el listón muy alto. Nada que pudiera “amedrentar” al genio del surrealismo, ese español genial, Salvador Dalí. Después de él, otro español también universal, el mallorquín Miquel Barceló interpretó los grandes pasajes de la obra con su genial trazo.

La Divina Comedia en el pincel de Dalí es inconfundible. Fue un encargo del gobierno italiano para conmemorar el 700 aniversario del nacimiento de Dante, pero la idea de que no fuera un artista italiano el elegido causó grandes discusiones. El proyecto se supendió. Pero Dalí siguió hasta completar más de 100 acuarelas que fueron transferidas a grabados y xilografías. Los 100 grabados se realizaron sobre madera de 25.5 x 17.5 cm de plancha, en un formato de 33 x 26 cm de papel y la firma de Dalí fue hecha en plancha.

La Vida es Sueño es un título que obligatoriamente tendría que atraer a Dalí. Estrenada en 1635, esta pieza de teatro de Calderón de la Barca es una obra cumbre del Siglo de Oro de la literatura en español. Dalí la interpreta en blanco y negro y en sepia.