Energía o alimentación
Se suele decir que la economía es la ciencia que estudia la escasez. Un ejemplo de ello lo tenemos en el debate actual sobre el uso de las cosechas de maíz. O se usan como alimentos, o se dedican a fabricar combustibles.
Ese debate está ocurriendo ahora debido a la escasez provocada por sequías y calor en algunos países e inundaciones en otros, lo que ha hecho subir el precio del maíz. Ciclos de precios de los bienes agrícolas siempre han ocurrido, pero en este caso, sin embargo, el empleo del maíz para producir etanol ha generado una controversia sobre si ese uso alternativo debe o no restringirse temporalmente. Los que abogan por la restricción, entre ellos ganaderos, granjas avícolas, miembros de la FAO y organizaciones vinculadas con la nutrición y la salud, señalan que puede hacerse ya que el precio del petróleo ha bajado por la caída en el crecimiento económico mundial. Pero, del otro lado, están los productores de maíz y los que abogan por el desarrollo de fuentes alternativas de energía.
En los EE.UU. no se discute obligar a bajar la producción de etanol, sino la reducción de las metas mínimas obligatorias fijadas para su uso, lo que equivaldría a desincentivar su producción pues la demanda bajaría. Pero ocurre que el 2012 es un año electoral allá, y también que el resultado probable de las elecciones depende del voto en algunos estados hasta ahora indecisos, entre los que están Iowa y Ohio, grandes productores de maíz.
El gobierno de Obama se opone a reducir las metas, indicando que hay amplios inventarios de etanol, lo que hace posible alcanzarlas sin afectar el suministro de maíz. Otros no están tan seguros, incluyendo una tercera parte de la Cámara de Representantes.
Actualmente, el 40 % de la producción estadounidense de maíz se destina al etanol, 36% a alimentos para ganado y aves, y el resto va a la producción de alimentos procesados o se exporta.