El legado que nos queda de estos juegos

Terminada la competencia, lo interesante a partir de ahora es saber qué hacer con todo este legado

(AP/Jeremias González)

Por acá de nuevo con el buen sabor que nos dejó nuestra selección olímpica en París. El empate ante Uzbekistán, si bien no fue suficiente para pasar a los cuartos de final, ratificó el orgullo generado fruto de una participación histórica; el fútbol dominicano fue puesto en el mapa con dignidad y compromiso.

Terminada la competencia, lo interesante a partir de ahora es saber qué hacer con todo este legado. En nuestras manos tenemos una generación de jugadores que, por su edad, todavía no han alcanzado el techo de su carrera. Jóvenes a quienes les falta seguir sumando experiencia a nivel de clubes y ratificarse como habituales en la selección mayor.

Un proyecto de selecciones nacionales serio y que transmita confianza es fundamental. El talento que tenemos, ya probado, requiere un sistema de formación integral para su crecimiento; que no se estanque y siga floreciendo. La pasada experiencia del colapso de aquella comisión integrada por empresarios, nos demuestra que debe existir el respaldo institucional y compromiso suficientes para que las cosas funcionen.  

En todas las categorías, la gestión eficiente de una estructura como esta implica la coordinación de una serie de tareas que van desde la coordinación de viajes, alojamiento y alimentación de las delegaciones, hasta asegurar que se encuentren en las mejores condiciones posibles, incorporar el personal médico competente y, además, una comunicación fluida entre directivos, medios y el público que acompaña cada uno de los partidos en el proceso.

Algo que también vale la pena destacar es la excelente impresión que ha dejado el seleccionador vasco Ibai Gómez frente al equipo. Durante todo este tiempo, demostró un profundo conocimiento del juego y una habilidad excepcional para conectar con el jugador dominicano, algo que le permitió ganarse el respeto y la confianza de un grupo que lo respaldó de manera incondicional. Bajo su dirección, el equipo demostró una notable mejoría en su desempeño, adoptando, como apuntamos la semana pasada, un estilo de juego organizado y competitivo.

El reto que tiene por delante la federación, luego de estos resultados, compromete a sus dirigentes a responder a la altura de lo que los muchachos enseñaron en Francia con un plan y una estrategia convincente, tarea tan difícil como hermosa para un comité ejecutivo que apenas se está estrenando en sus funciones.

Apasionado del fútbol en todas sus facetas.