“Cuando llueve ya no nos mojamos, gracias a Dios y a Luis Abinader... estoy feliz”
El Ministerio de la Vivienda le construyó la casa luego de una publicación en Diario Libre
“Gracias a Dios y a Luis Abinader, que gracias a él mis hijos y yo vivimos mejor". Así se expresa María Guadalupe Espinosa, la joven madre de dos niños del municipio de Villa Altagracia, en la provincia San Cristóbal, que habitaba un rancho cubierto de hojalata, con piso de tierra, donde la lluvia dejaba poco espacio por invadir con la más ligera de las precipitaciones.
Su vida y la de sus hijos comenzó a cambiar cuando Diario Libre publicó su historia el 15 de mayo pasado. “Llovieron” las llamadas desde varias entidades oficiales y ciudadanos interesados en ayudar. El Gobierno, a través del Despacho de la Primer Dama, del Ministerio de la Vivienda y otras entidades oficiales, se encargaron de cambiarle la vida a la joven mujer.
Hoy, María y sus dos hijos duermen en camas confortables, ya no tiene que cubrirse con pedazos de sábanas en el patio para bañarse y mirar hacia el techo de su casa no le causa preocupación, sino alegría porque por más que llueva a su casa no entra agua.
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La casa, construida en blockes y techada de zinc, tiene dos habitaciones, una cocina, sala, baño dentro y galería y fue equipada con todo lo que María y sus dos hijos necesitan. El Ministerio de la Vivienda le entregó los documentos que la acreditan como propietaria de la casa.
Tiene una nevera nueva y no el viejo caparazón sin puerta que usaba para guardar algunos utensilios. Y de la vieja estufa de mesa que tenía, y que pocas veces usaba por no tener para comprar gas, ahora tiene una nueva de cuatro hornillas con cilindro nuevo, muebles, televisor y otras comodidades que nunca tuvo.
“Yo me siento muy bien gracias a Dios, estoy feliz, yo nada más extraño a mi mamá que no vive aquí porque se fue a vivir a Bonao, espero en Dios que vuelva, el presidente me ayudó y me hicieron la casa en 14 días”.
María Guadalupe dice que ahora su meta es estudiar para hacerse una profesional y apoyar a sus hijos, pero no tiene empleo. Actualmente come porque su padre le ayuda, al igual que con la leche de sus hijos. Los padres de los dos niños no la apoyan e insisten en negarlos, asegura.
Afirma que, aunque les prometieron la tarjeta Supérate, todavía no se las entregan a pesar de que le tomaron los datos. "Eso sería de mucha ayuda para mí porque como no trabajo, con la tarjeta tengo algo de que agarrarme”.
“Le doy muchas gracias al presidente por la mejor casa y nuevamente soy diferente con la vida de ahora…yo voy a estudiar, me quedé en octavo, quiero ir a la universidad a estudiar para ser médico o lo que sea”, expresa.
María Guadalupe ahora tiene una de las mejores viviendas de su barrio Flor de Liz II, en Villa Altagracia, y su nueva casa la ha inspirado a seguir luchando por superarse y garantizarle una mejor vida a sus dos hijos.
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