Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales

Detrás de la ruptura: tres abogados cuentan el trasfondo de más de 90 divorcios

El mutuo consentimiento y la incompatibilidad de caracteres son las grandes causales en la RD

Detrás de la ruptura: tres abogados cuentan el trasfondo de más de 90 divorcios

Esta historia es parte del especial “Las familias dominicanas ahora” de Diario Libre, realizado por Mariela Mejía, Wander Santana, Pedro Sánchez y Rossanna Figueroa.

________

Desde parejas que se han arrepentido de solicitar el divorcio, hasta una que se divorció, volvió a casarse y nuevamente a divorciarse, las situaciones que han vivido abogados que tramitan estos procesos legales en la República Dominicana son el reflejo de las múltiples situaciones que ocurren en la vida en pareja.

Mientras los datos oficiales indican que entre 2001-2019 se registraron 828,407 matrimonios en el país, en ese mismo tiempo se realizaron 352,119 divorcios, 52.3 % de estos por mutuo consentimiento y 47.6 % por incompatibilidad de caracteres.

Diario Libre conversó con los abogados Cristina Peña, Néstor Contín y Tulio Martínez, quienes han realizado más de 90 divorcios si se suman los que cada uno ha tramitado. Estos explican lo que hay detrás de los números y las causales, y qué hacen cuando llega a su oficina una pareja que busca separarse.

—Las dos grandes causales de divorcio son por mutuo consentimiento e incompatibilidad de caracteres, pero ¿a qué se refieren en realidad estos dos grandes grupos?

Martínez: Esos grupos refieren a si es o no amigable entre las partes el divorcio, de si hay o no contradicción entre los cónyuges sobre el hecho de querer divorciarse. Cuando ambos lo desean: mutuo; cuando uno se niega: incompatibilidad. En esencia, ambos grupos persiguen el mismo objeto: el cambio del estatus civil de los cónyuges de casados a solteros; lo que varía entre ambas modalidades o grupos es el procedimiento judicial para obtenerlo. En el mutuo son las partes quienes elaboran el proyecto de sentencia judicial, que es el acto de estipulaciones de divorcio que homologará o validará el juez; en cambio, en el de incompatibilidad, la sentencia la decide el juez por sí, partiendo de las pretensiones judiciales de los litigantes de un modo que no dista mucho de un proceso judicial civil ordinario.

Peña: Para la causal de incompatibilidad de caracteres el proceso es litigioso y se lleva a cabo mediante una demanda en divorcio ante el Tribunal de Familia, mientras que, en el caso de mutuo consentimiento, los esposos manifiestan en un documento denominado “Acto de Estipulaciones y Convenciones” su intención de divorciarse, estableciendo en el mismo los acuerdos correspondientes en relación a su separación, tanto sobre los hijos como sobre sus bienes. Este documento es luego ratificado mediante una sentencia por el tribunal.

—Solo en 2019 se registraron 11,624 divorcios por incompatibilidad de caracteres. Como abogado, ¿cree que hay parejas que se divorcian por esta causa que en realidad pudieron haber salvado su matrimonio con consejería u otra intervención?

Martínez: Tengo por norma de mi ejercicio conversar con ambos cónyuges respecto a su separación jurídica, partiendo de que, en la generalidad de las veces, es uno solo de los cónyuges quien acude a la consulta. Este modo de proceder me ha demostrado que siempre hay un cónyuge dispuesto a luchar por la unión -aquel de quien se quiere divorciar el cliente- (...) Según mi experiencia los divorcios por incompatibilidad de caracteres se dan por dos razones prácticas: 1) El otro cónyuge se niega a firmar estipulaciones de divorcio por mutuo -no quiere el divorcio-, y 2) Se desconoce el paradero del cónyuge. Este último caso se da mucho con los matrimonios entre dominicanas y extranjeros.

Peña: Dentro de los casos de divorcios manejados hemos tenido cuatro parejas que, durante el curso del proceso, luego de buscar ayuda profesional, decidieron no concluirlo, y estas parejas a la fecha aún siguen casadas.

Contín: Dentro de esta causal, debemos tener en cuenta aquellos casos que, aun estando la pareja de acuerdo para proceder al divorcio, deben acogerse a esta figura por las limitaciones que la Ley 1306-Bis del año 1937 tiene para el divorcio por mutuo consentimiento. Dentro de dichas limitaciones, la ley establece que no será admitido sino después de dos años de matrimonio, como tampoco lo será después de treinta años de vida común, ni cuando el esposo tenga por lo menos 60 años de edad y la mujer 50.

—Se ha dicho que la parte económica en la pareja tiene un papel importante en la decisión de un divorcio, ¿lo ve así con base en su experiencia?

Peña: Es correcto, en muchas ocasiones la decisión del divorcio tiene su origen en un tema económico que crea dificultad en la pareja hasta terminar en separación.

Contín: De los casos que he llevado, más o menos una cuarta parte ha tomado la decisión por este motivo.

Martínez: Si parto del último divorcio sobre el cual fui consultado, sí, definitivamente así es, especialmente cuando la mujer tiene mayor ingreso que el hombre o bien proviene de una familia de estrato socioeconómico superior.

—¿Las parejas tienden a divorciarse en qué etapa o años de casados?

Peña: Generalmente, la decisión de divorciarse se toma durante los primeros siete años de matrimonio porque esta es una época de adaptación y en este tiempo frecuentemente no hay mucha tolerancia. En otros casos sucede cuando los hijos son adultos, que han hecho su vida independiente fuera de la casa; si la vida de los esposos ha girado en torno a los hijos, sienten en ese momento que no tienen nada en común y deciden separarse.

Contín: La mayoría de las parejas que he divorciado se encuentra entre los 6-15 años de casados y edades entre los 35-50 años.

Martínez: En la mayoría de los divorcios -por no decir la totalidad- de los que he participado como abogado, diría que el rango de edad entre los cónyuges oscila entre 22-45 años. En cuanto al tiempo de matrimonio, la mayoría es entre los 7-8 años de casados.

—¿Tramitar casos de divorcio le genera algún efecto personal más allá del profesional?

Contín: En algunos casos muy particulares y de personas muy allegadas, sí. Pero, curiosamente te puedo mencionar que, en esos casos particulares, los excónyuges han mejorado sustancialmente sus relaciones, quedando como muy buenos amigos y con mayor atención para sus hijos en común.

Martínez: Ninguno, solo trato de agotar mi compromiso social respetando aquello que siempre escuché de que el abogado es un auxiliar de la Justicia (...) Siempre pido conversar con ambos cónyuges; no es que trate de convencerlos o persuadirlos explícitamente de que no se divorcien, porque no lo hago, pero sí me permito escucharlos, dejando que se desahoguen abiertamente. Hubo un caso reciente, por citar un ejemplo, en el que en verdad considero que ambos -el cliente y yo- nos dimos terapia matrimonial sin proponérnoslo, porque resultó que de lo que él se quejaba de su matrimonio, yo lo tenía en el mío sin valorarlo ni exigirlo. Cuando luego le pedí que vinieran a ambos cónyuges, resultó que no se presentaron a la cita y en realidad desconozco si se llegaron a separar. No he querido ni preguntarle, para no activar su memoria sobre el tema, si fuere el caso que no lo hayan hecho; si siguen juntos, pues me daría por satisfecho.

—Cuando recibe una pareja que solicita que le gestione su divorcio, ¿qué es lo primero que hace como abogado?

Contín: Entrevisto a ambos esposos, por separado, para entender mejor la situación y las razones que los han llevado a tomar esta decisión.

Peña: Nuestra primera actuación es preguntar a la pareja cuál es la verdadera razón por la que han tomado la decisión de divorciarse, esto con la finalidad de no tener sorpresas en el curso del proceso.

Martínez: Las que he recibido, que son la minoría ya que siempre acude solo un cónyuge -el que quiere divorciarse-, han resultado ser personas a quienes solo les resta cumplir la formalidad legal del divorcio. En los hechos ya estaban separados, por lo que el proceso resulta ser una operación bien mecánica y puntual, siendo los cónyuges mayores de 45 años de edad.

—¿Ha atendido un caso de divorcio que no terminó en divorcio? De ser así, ¿qué pasó que cambió el rumbo de la situación?

Contín: Un caso muy curioso es el de una pareja que estaba de acuerdo con el divorcio, pero, por sus edades, no calificaban para un divorcio por mutuo consentimiento. El tribunal, muy a pesar de las comparecencias de ambos cónyuges y presentarles su firme determinación de divorciarse, negó el divorcio aduciendo que uno de los roles del Estado era el de preservar la unión familiar. Obviamente, esta sentencia debió ser recurrida en apelación y la corte acogió satisfactoriamente la petición. Otro caso que me resultó muy curioso, es el de una pareja que estuvo casada, luego se divorció y se casaron nuevamente, posteriormente tuvieron que volver a divorciarse. Pero, después se unieron nuevamente y con una relación que perduró por más de 30 años, hasta el fallecimiento de uno de ellos. En esa ocasión, decidieron no volver a casarse pues entendían que era lo que los llevaba a la separación.

Martínez: Lo que cambió no sabría decirlo, especulo que quizá reconciliaron sus diferencias. Hay veces que creo que la visita al abogado para "tratar el divorcio" es similar a aquellos juegos de adolescentes enamorados en los que uno trata de darle "celos" al otro. En el ejemplo, el abogado ocuparía el rol del sujeto con quien celan. Haber consultado a un abogado sería la prueba ante el otro cónyuge de la firmeza de sus intenciones, esperando con ello, quizás, un cambio de alguna actitud... Quién sabe... Es una mera reflexión sin ningún aval científico.

Peña: Hemos manejado casos que mientras se encuentran en el proceso, han buscado ayuda profesional, sicológica y espiritual, logrando ponerse de acuerdo antes del divorcio. Estas parejas aún se encuentran casadas porque, producto de la ayuda recibida, han logrado un acoplamiento como pareja.

—¿Es fácil o complicado divorciarse en la República Dominicana? ¿Cuánto puede costar este proceso?

Contín: Es relativamente fácil, salvo las limitaciones legales para el divorcio por mutuo consentimiento. Estas limitaciones, a mi entender, deberán ser eliminadas al ser contrarias a la Constitución.

Martínez: Es fácil. Un divorcio por mutuo consentimiento oscila entre 20-35 mil pesos, si es por incompatibilidad, a partir de 25 mil, dependiendo de la complejidad del caso.

Peña: Depende el tipo de divorcio; si hay bienes, hijos, de la relación que tuvo la pareja o el dolor que puedan tener. Hay divorcios que concluyen sin mayores situaciones ni complicaciones aun teniendo bienes que partir. El problema radica cuando hay conflicto en la partición de bienes o cuando no están de acuerdo sobre los hijos. El costo mínimo aproximado cuando es un divorcio sin litigio es de 35,000 pesos y cuando es litigioso va a depender de la partición de los bienes y el porcentaje acordado con el abogado.

—¿Qué le recomienda a una pareja que se haya planteado el divorcio?

Contín: Valorar la decisión y, si es posible, tomarse un tiempo separados y tratar el tema con toda la familia.

Peña: Que confirmen y se aseguren de que lo han pensado bien antes de tomar la decisión. No obstante, cuando un matrimonio es conflictivo, no recomendamos permanecer juntos por los hijos, por ejemplo, como sucede en muchos casos, porque al final esto les hace más daño, desde el punto de vista sicológico, tanto a los hijos como a la misma pareja.

Martínez: Si están realmente decididos, se asesoren y lo hagan por mutuo consentimiento. Que, de ser posible, apoderen ambos a un solo abogado de su confianza; esto les escatimará el costo legal. Si hay patrimonio en común que deban partir o guardar y custodia de hijos menores de edad que definir, siempre que sea posible, que limiten el proceso de divorcio a obtener el cambio de su estatus civil -de casados a solteros-, dejando la partición o situaciones de los menores a otro momento o fase en que lo puedan hacer fríamente. A veces ocurre que estas dos cuestiones -bienes e hijos-, por querer abordarse en el mismo proceso de divorcio, lo complica o entorpece, claro está, tomando en cuenta que, en cuanto a la partición de los bienes comunes, hay unos plazos que deben tener pendientes para evitar complicaciones futuras, cosa que su asesor legal tiene el deber de informarles.

TEMAS -

Editora de Economía y docente de periodismo. Se ha especializado en periodismo de investigación, multimedia y de datos.