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Guerra de abril
Guerra de abril

Tanque vs. tanque: cuando el entrenamiento lo es todo

La Revolución de Abril: 56 años después (2 de 4).

Pocas cosas llaman tanto la atención de los historiadores militares como el combate de tanques.

Para este trabajo vamos a realizar un marco de referencia, cuando hablamos de tanque nos referiremos a un vehículo autónomo con orugas y un cañón, capaz de disparar munición perforante. En otras palabras, quedan fuera de consideración los semi orugas, los blindados que solo tengan ametralladoras, los yips con cañones sin retroceso o los vehículos blindados que, de forma artesanal, crearon algunos comandos locales para proporcionar apoyo de fuego móvil, y otros.

De la misma manera, no nos referiremos a las tácticas de avance y manejo de blindados, su despliegue u operaciones, los fracasos de su uso como apoyo de infantería en uno y otro lado, la incompetencia de muchos oficiales de carrera que los comandaron, la cual se ha querido atenuar con los años, los cuales pueden ser objetos de trabajos posteriores. Pero en este caso nos referiremos únicamente a casos donde el duelo personal entre un tanque frente a otro tanque, tripulación versus tripulación, pueden ser, como lo fue, la diferencia entre la vida y la muerte.

A diferencia de las estepas rusas, las sabanas de Angola, las planicies de Francia, las arenas del Sinaí, las sierras españolas, la arcilla de la frontera indo-pakistaní, los desiertos del Norte de África o las montañas de corea, el hemisferio occidental registra muy pocos enfrentamientos de este tipo. Algunos autores sostienen que los combates que habremos de describir son únicos en Las Américas.

Por el lado dominicano, el Centro de Enseñanzas de las Fuerzas Armadas (CEFA) concentraba todo el parque blindado de nación, contaba además con el apoyo de los aviones de San Isidro, infantería motorizada, cañones y fuerzas especiales, la cual actuaba como una especie de Luftwaffe tropical. Cuando esta inicia su avance contra los constitucionalistas, específicamente durante la Batalla del Puente Duarte, los “alzados” capturaron o les fueron regalados (decimos esto porque algunos revisionistas actuales ponen en duda la Batalla del Puente Duarte o el triunfo popular) varios tanques de esa formación élite. Dos modelos eran el eje blindado de las fuerzas “leales”: el francés AMX-13, como “caballo de batalla” y el más ligero Landsverk L-60L, de diseño sueco. A los tanques capturados por los constitucionalistas se les pintó la palabra “pueblo” en sus costados para diferenciarlos de los que aun operaban las fuerzas de San Isidro.

Los ejemplares del conflicto lucharon con el cañón de 75mm en el caso del francés -sin ninguna duda-, mientras que el sueco utilizó una variante de 37 mm, esto a la luz de las fotografías y fílmicas consultadas. Resultaría lógico toda vez que cuando se adecuaron, a finales de los años cincuenta, los Landsverk L-60 a la versión criolla denominada L, una pieza de 20 mm resultaba insuficiente para hacer frente a las necesidades del ejército local, ya sea para el apoyo de la infantería o para la lucha de carros frente a los norteamericanos M2/M5 Stuart que poseían Haití y Cuba (nuestros contendores naturales). Asimismo, ya disponíamos de stocks de dicha munición de 37 mm para uso de algunos Stuarts que habíamos tenido en nuestro inventario y que los blindados suecos vendrían a sustituir.

Por el lado norteamericano, si bien las reglas de combate prohibían el uso de artillería, aviones y helicópteros artillados, así como de tanques para realizar su trabajo, al grado tal que la 82da. División Aerotransportada dejó sus tanques en Carolina del Norte y regresó la artillería a sus barracas en los Estados Unidos, a los seis días de iniciada la segunda intervención, el Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos (marines) anda siempre con todos sus “juguetes” donde quiera que va. En ese momento entre ellos estaban el tanque M-48 A3 Patton y el M-50 Ontos (cosa, en griego) destructor de tanques diseñado para las necesidades de ese cuerpo, los cuales fueron localizados en los puestos de control y apoyo a lo largo de las posiciones ocupadas por los marines.

Puestos el terreno, un L-60L, de las fuerzas “rebeldes”, trató de hacer frente a un Ontos en las estrechas calles de Santo Domingo. Si bien sus velocidades y blindajes eran similares. El L-60 tenía la ventaja de estar completamente cerrado hasta en su cúpula, la tripulación debía conocer mejor el terreno que los marines y la velocidad de recarga del Ontos era sumamente lenta. El primer disparo criollo falló, no así el del M-50 que se posicionó al lateral del blindado sueco, produciendo un impacto directo con uno de sus seis cañones de 105 mm sin retroceso, que lo sacó del juego, si bien milagrosamente al parecer el tanque criollo no se incendió, no sabemos si porque llevaba poco combustible y municiones. Los daños que se aprecian en el mismo, en una fotografía de la época son graves, por lo que la tripulación debe haber recibido importantes bajas.

Conveniente anotar que el cañón del L-60 estaba en capacidad de perforar al Ontos, a una distancia corta, en caso de haber prevalecido en la maniobra; piezas similares perforaron blindajes mayores a 900 metros en el desierto africano durante la segunda guerra mundial.

En otra ocasión un AMX-13 y un Patton de los marines se encontraron de frente y de nuevo el blindado tripulado por los rebeldes falló su disparo y el M-, a pesar de ser más lento, maniobró mejor que el tanque de origen galo, recibiendo este último un impacto de 90 mm de alta velocidad de parte del blindado yankee, que hizo que su torreta saltara casi dos pisos de altura, lo que no es de extrañar que ocurra cuando una pieza diseñada para erosionar la punta de lanza de apisonadora motorizada soviética, toca a un blindado ligero. El tanque constitucionalista pudo seguir rodando por su propio motor y salir del área de disparo de la bestia de 46 toneladas y se dice fue entregado al final del conflicto como parte del desarme de los llamados rebeldes.

Las experiencias israelíes frente a los jordanos y egipcios, así como las de las tropas indias ante a los pakistaníes, en sus AMX contra los Pattons y T-54 y T-55 de sus adversarios, demostrarían que, a pesar del poco blindaje de las unidades de fabricación francesa, su rapidez y maniobrabilidad le dan buenas oportunidades de perforar a pesos pesados, como el M-48, cuando esos tanques ligeros estaban tripulados por gente competente, bien entrenada y decidida, utilizando las emboscadas y la táctica de disparar y maniobrar. Por desgracia la ausencia de ese adiestramiento, la falta de combustible, municiones y repuestos limitaron las posibilidades de los conductores constitucionalistas de alcanzar éxitos similares, frente a los blindados de los marines.

Como ya indicamos la ausencia de historias de combates de tanques en el hemisferio occidental hace de estas historias elementos interesantes para citar y recordar a los 56 años de la revolución.

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