Más de 70 mil personas viven con VIH en República Dominicana
Casi 3,000 dominicanos se infectaron del virus en 2019 y 1,936 fallecieron
Ingrid Bretón cuenta su lucha y cómo a través de su fundación ayuda a otras mujeres
Dos momentos han marcado la vida de Ingrid Bretón. El primero cuando tenía 19 años y se enteró de que tenía VIH Sida; el segundo, a los 30 al quedar embarazada.
“Cuando el VIH llegó a mi vida, me marcó de una manera profunda, porque era muy joven, quería estudiar medicina y no pude hacer nada, nadie me dio trabajo. Eso le cambia la vida a cualquiera”, explicó.
De acuerdo al informe Actualización Global del SIDA 2020, en 2019 en República Dominicana se reportaron 71,985 personas con VIH, lo que representa un 0.8% de la población.
El informe indica que el año pasado 2,819 personas se infectaron por VIH y 1,936 murieron por la enfermedad, una reducción de 27% en comparación con el año 2015. El 1 de diciembre se conmemora el Día Mundial de Lucha contra el Sida.
A sus casi 50 años Ingrid recuerda el día que le dijeron que estaba embarazada, tras un sangrado que tuvo producto de una amenaza de aborto. Su primera reacción fue de incredulidad pues debido a su situación de salud no tenía planificado tener hijos.
“Le dije al doctor “si hay un bebe ahí, es porque lo ha puesto el Señor, yo tengo un bebe ahí y quiero que usted haga lo posible para que todo salga bien”, contó emocionada. Su hija nació sin ningún problema de salud.
Ingrid, que a raíz de conocer su condición se dedicó a brindar apoyo a personas con VIH y a sus familiares a través del Grupo Paloma en La Romana.
Narra que en los primeros años no fue fácil para ella vivir con esta enfermedad. Por un lado, se encontró con el rechazo y desconocimiento de muchas personas hacia ella; por el otro fue privada de atención medica en los centros de salud y no le fue posible conseguir empleo.
“Yo viví todas las etapas: de negación, duelo, cuestionamientos, pero luego de que pasé todo eso comencé hacer un activismo sin darme cuenta de que lo hacía, porque sentía mucha rabia con la discriminación de la gente”, señaló.
Fue ese activismo el que hizo que mujeres en su misma situación la buscaran para pedir ayudar. Bretón indicó que lo que la mantuvo en pie fue su familia, que siempre la apoyó.
Cuenta que en UN momento decidió irse en yola a Puerto Rico para morir lejos de su familia y bajo esa situación le dio neumonía y su mamá tuvo que atenderla en su casa, debido a que no la admitían en el hospital.
En ese momento, quizás por el mismo desconocimiento, el esposo de su madre la instó a no dormir con Bretón porque se podía contagiar. Tras este episodio, su madre dejó a su esposo pues para ella lo más importante era su hija.
Acciones como estas le dieron más fuerza para seguir hacia delante, instituir una ONG y visitar 13 países para capacitarse con el apoyo de varias instituciones nacionales e internacionales en temas relacionados con esta enfermedad, para de esta forma brindar ayuda y orientación a las mujeres con VIH y a sus familiares.
“Yo me estoy preparando, no me he quedado sentada”. En la actualidad Ingrid está a punto de culminar su carrera de psicología clínica.
Sin embargo, entiende que las personas con esta enfermedad deben enfrentar grandes retos, sobre todo a los económicos al no conseguir un empleo digno, pues viven marginados bajo el estigma del VIH.
VIH y COVID-19
Con relación al impacto del COVID-19 en las personas que viven con VIH, la directora de Onusida en el país, Bethania Betances, indicó que por el hecho de padecer esta enfermedad no están incluidos en los pacientes de riesgo, siempre y cuando su sistema inmunológico esté fuerte.
“Eso solo se logra cuando la gente tiene sus medicamentos antirretrovirales, pero hay muchas personas que no tienen todavía acceso a esos medicamentos, porque posiblemente no se hacen la prueba o porque no acuden a los servicios”, dijo.
En ese sentido, Betances señaló la necesidad concientizar a las personas y fortalecer los servicios de salud para que estén habilitados para los pacientes de VIH.
Por otro lado, la directora indicó que de acuerdo a estudios que han realizado, la mayoría de personas que viven con VIH en el país han visto su economía debilitarse en medio del COVID-19. Percibiendo menos alimentos que antes, ya que no todos están inscritos en los programas de protección social y muchos solicitan dinero para transportarse en busca de sus medicamentos.
“Esta es una crisis de salud y económica, donde la gente más afectada se ve envuelta. Esa es la importancia que en estos momentos tiene el tema del VIH en lo que tiene que ver con la COVID-19”, dijo.
Betances indicó que otro elemento relevante ante la COVID-19 es que muchas mujeres que viven con VIH presentan situaciones de violencia más elevados que antes de la pandemia.
“Hay estudios que están indicando que una mujer viviendo con VIH y que es víctima de violencia, acude poco al servicio y presenta síntomas de salud por el estrés o por las dificultades que tienen en una situación como esa”, dijo.
Con relación a las 2,819 personas contagias el año pasado con VIH, la directora indicó que las cifras se han ido reduciendo gracias a los programas de prevención y al poder que tienen en estos momentos los medicamentos antirretrovirales.
Consultas
Por otro lado, la directora de la División de Control de las ITS y VIH y Hepatitis (Digecitss) del Misterio de Salud Pública Mónica Thormann explicó que desde el programa se realizaron lineamientos para que no se paralizaran las consultas a los pacientes con VIH.
La doctora resaltó que si los pacientes presentaban alguna clínica o patología las unidades estaban abiertas trabajando, para cualquier otra necesidad.
“Se mandaron los lineamientos que decían que, si los pacientes con VIH eran estables y adherentes a su tratamiento en vez de mandarle la cita, que normalmente era cada tres meses, el despacho de medicamentos, a ese tipo de pacientes, se le daba por seis meses”, indicó la doctora.
Thormann afirmó que se ha entendido la necesidad e importancia de los servicios que se ofrecen a los pacientes con VIH y para la Digecitss esta es una enfermedad que no se puede dejar olvidada.
“Prácticamente nos hemos dedicado a que no falten los medicamentos, a que el servicio se mantenga y que no les falte nada a los pacientes”, precisó.
La doctora señaló que los pacientes activos en tratamiento ascienden a 36,469 adultos y 555 pediátricos, para un total de 37,024 personas.
“La cifra de pacientes ha aumentado, anteriormente teníamos alrededor 34 mil, sumando paciente adulto y pediátrico”, indicó.