Ministro de Defensa defiende militares tras incidente en la frontera
“Nuestros soldados hicieron su trabajo, actuaron correctamente, y si ustedes se dan cuenta, ninguno de los médicos sufrió ni siquiera un rasguño”
El ministro de Defensa, teniente general Rubén Darío Sem, defendió ayer la actuación de los militares de la frontera en el momento cuando el cardiólogo Pedro Ureña y otros facultativos fueron víctimas de ciudadanos haitianos que lo despojaron de sus pertenencias.
“Nuestros soldados hicieron su trabajo, actuaron correctamente en ese caso y si ustedes se dan cuenta, ninguno de los médicos sufrió ni siquiera un rasguño”, respondió Darío Sem durante una actividad en la base naval 27 de Febrero, sede de la Armada
No obstante, sostuvo que la comisión que investiga la denuncia del cardiólogo, quien acusó a los militares de la frontera de no intervenir cuando necesitaban su ayuda en la carretera Internacional, en el municipio de Restauración, en Dajabón.
La comisión que realiza la investigación es encabezada por comandante general del Ejército, mayor general Estanislao Gonell Regalado y le acompaña el director de Inteligencia G-2, general de brigada Alexis Ramón Santana Almonte.
El ministro de Defensa fue abordado por periodistas cuando junto al comandante general de la Armada, vicealmirante Emilio Recio Segura, encabezaban el acto de recibimiento de una lancha interceptora por parte de la embajadora de Estados Unidos en el país, Robin Bernstein.
El incidente, calificado por el doctor Ureña como un secuestro, ocurrió pasado sábado.
Le acompañaban en ese momento Jhonny Aquino, Luis Andrés Cordero, Oscar Valiente, Gilberto Ureña, Joaquín Anico y Diego Cordero.
“Nosotros estábamos haciendo turismo interno, algo que hacemos frecuentemente”. “Estábamos saliendo de Bahía de las Águilas y nos orillamos por la carretera internacional, aproximadamente a 25 kilómetros de Restauración cuando apareció una turba de más de 100 personas”, denunció el facultativo.
El doctor narró que fueron rodeados rápidamente y que les retiraron todos sus celulares, billeteras dinero y motores. “Nos pusieron básicamente en un círculo donde estaban también otros dominicanos”, explicó. Además, dijo que los dominicanos les dijeron que no se quitaran los cascos ni hablaran. El médico describió que había jóvenes de la turba que estaban exaltados y actuando de manera violenta.