Donald Trump empieza a colmar la paciencia de un Gobierno mexicano harto de estigmas
MEXICO. Tras muchos meses de incomodo silencio, la paciencia del Gobierno mexicano ante los ataques del precandidato republicano estadounidense Donald Trump parece comenzar a colmarse, a tenor de algunas declaraciones oficiales en las que subyace el hartazgo de México de los estigmas que recibe del vecino del norte.
Una alta fuente gubernamental mexicana revelaba esta semana en un encuentro con corresponsales extranjeros que “más allá de los posicionamientos mediáticos de alguno u otro candidato, lo que se está diciendo de México” en la campaña electoral en EE.UU. “no es lo adecuado” y “no refleja lo positivo de la relación” bilateral.
Incluso opinaba que el discurso beligerante de Trump, en caso de ser candidato, va a cambiar a medida que se acerquen los comicios por “la propia dinámica de la contienda electoral”.
Más lejos ha ido el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, al afirmar el jueves que “bajo ninguna circunstancia” México pagará el muro fronterizo que el magnate estadounidense prevé construir si llega a la Casa Blanca, ampliando las actuales vallas existentes en algunos puntos de los 3.000 kilómetros de frontera común.
“Lo digo enfáticamente: no hay un escenario en el cual México pagaría por ese muro”, exclamó Videgaray en una entrevista televisiva.
Pésima idea
“Es una pésima idea, es una idea absurda que se basa en la ignorancia y que no tiene sustento en la realidad de la integración de América del Norte”, argumentó.
El Ejecutivo mexicano no esconde que ha realizado cambios en sus consulados en EE.UU. para impulsar una campaña que cambie la visión del país existente al otro lado de la frontera.
Pese a que admite que cuando terminen las primarias iniciará contactos con los candidatos finales a la Casa Blanca, incluido Trump, si resulta uno de ellos, no hay duda en resaltar la “inviabilidad” de sus propuestas, que incluyen un boicot comercial, además de la férrea política antimigratoria.de soltar “una grosería”, como contó esta semana el Gobierno en el citado encuentro con periodistas foráneos.
No lo hacen únicamente porque consideran que solo serviría para “llenar ocho columnas de un diario”.
Entre otras cosas, porque el intercambio comercial bilateral genera un millón de dólares por minuto y porque difícilmente se pueden revertir veinte años de una integración productiva.
Al respecto Videgaray opinó que “México es un aliado fundamental para Estados Unidos y Estados Unidos es un aliado fundamental para la competitividad de la economía mexicana”.
“Lo que necesitamos es invertir ambas naciones en mejor infraestructura fronteriza, en mejores puentes, en más instalaciones aduaneras, en ampliar los carriles”, apuntó.
Este año -recalcó- se han inaugurado tres nuevos cruces limítrofes, uno de ellos el primero de tipo ferroviario en más de cien años.
Antes de estas posturas oficiales, las principales reacciones de personalidades mexicanas a la escalada verbal de Trump procedieron de expresidentes, como Vicente Fox (2000-2006) o Felipe Calderón (2006-2010), que no se quedaron cortos y lo llegaron a comparar con Adolf Hitler.
No puede oponerse
En opinión de uno de los exsecretarios de Exteriores de Fox, Jorge Castañeda, “México no puede oponerse” a que gane “pero puede aclarar las consecuencias de una victoria basada en posiciones como las que ha esgrimido”.
En un artículo en el diario Milenio, Castañeda sostiene que “seguir callados es ineficaz, indigno e imposible”, con el argumento de que aquellos que mantenían que “contestarle es hacerle publicidad” es “absurdo”.
Trump “ha conseguido colocarse puntero en la contienda sin gastar casi nada” en materiales promocionales, ya que “ha dominado de manera cotidiana el ciclo de noticias desde junio” pasado, remarca.
En un amago de disculpa más parecido a un mensaje interno para el electorado de su país, el vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden (demócrata), criticó en México el discurso del magnate por “peligroso y dañino”, y tuvo que aclarar que “no representa las opiniones de la vasta mayoría de los estadounidenses”.
Lo hizo ante el presidente Enrique Peña Nieto, que permanece silencioso pese a que sus allegados no esconden las ganas de soltar “una grosería”, como contó esta semana el Gobierno en el citado encuentro con periodistas foráneos.
No lo hacen únicamente porque consideran que solo serviría para “llenar ocho columnas de un diario”.