"Afluenza": cuando tenerlo todo sirve para esquivar a la Justicia
Expertos dicen que no es sano crecer en un ambiente permisivo en el que adultos no marcan límites
WASHINGTON. Ethan Couch, tiene 17 años, conducía borracho y mató a cuatro personas, pero no irá a la cárcel porque le han diagnosticado 'afluenza': su vida en el seno de una familia rica ha sido tan fácil que no sabe de límites, responsabilidades, ni consecuencias.
Este insólito argumento ha desatado la cólera en EEUU contra el juez de Texas que libró de la prisión a Couch, quien gracias a la tesis del psicólogo que le defendió pagará por su crimen un precio muy inferior al habitual en estos casos: libertad vigilada y una costosa terapia, que incluye yoga y paseos a caballo, que sus adinerados padres se han ofrecido a pagar.
El término "Afluenza" fue popularizado en 1997 por la exitosa película homónima de John de Graaf, una mirada mordaz a las consecuencias del consumismo y el materialismo en EEUU.
"Nosotros hicimos crítica social, no psiquiatría", ha escrito un sorprendido De Graff, quien jamás habría imaginado el uso y el protagonismo que la palabra que él puso de moda hace dos décadas llegaría a alcanzar en un juicio adolescente.
La "Afluenza" no aparece como enfermedad reconocida en el manual de diagnosis de la Asociación Americana de Psiquiatría y lo poco que se ha escrito sobre este transtorno se encuentra en documentos no académicos, por lo que numerosos profesionales han mostrado sus escepticismo a raíz del caso de Couch.
Los expertos admiten que no es sano crecer en un ambiente permisivo en el que los adultos no marcan límites ni enseñan al menor las consecuencias de tener un mal comportamiento, pero rechazan la aplicación del término "Afluenza" al caso del adolescente de Texas.
Lo escrito hasta el momento sobre este concepto por los profesionales indica que la "Afluenza" no es exactamente una enfermedad, sino una especie de "epidemia social" de consumismo y materialismo rampante. Más allá del debate sobre un término que la mayoría de los ciudadanos nunca había escuchado antes, lo que ha terminado de crispar a la opinión pública de EEUU es que el hecho de ser un auténtico privilegiado sirva como argumento para esquivar la Justicia.
Desde que se conoció la polémica decisión del juez, no han cesado las comparaciones. Muchos se preguntan si la excusa de que nadie le había enseñado los límites habría servido si, en lugar de tratarse de un niño rico, fuera el caso de un adolescente sin recursos cuyos padres no han tenido tiempo de educarle como es debido.
En concreto, se ha puesto sobre la palestra que el mismo juez que libró de la cárcel a Couch tras arrebatar la vida a cuatro personas por conducir borracho dictó diez años en un centro de detención juvenil para otro adolescente que mató a dos.
Algunos analistas subrayan la ironía de que Couch, un niño que supuestamente sufre algún tipo de trastorno por no haber recibido nunca castigos de sus padres, vuelva en esta ocasión a tener un trato menos duro del que otros adolescentes han tenido por parte de la justicia en sus mismas circunstancias.
Couch será internado en un centro de California en el que en lugar de celdas y aislamiento disfrutará de gimnasio, clases de arte, yoga y meditación, algo por lo que su padre, un exitoso empresario, pagará alrededor de medio millón de dólares. La pregunta inevitable que deja en la opinión pública americana es si está es la terapia adecuada para que Couch aprenda una lección de responsabilidad.
Este insólito argumento ha desatado la cólera en EEUU contra el juez de Texas que libró de la prisión a Couch, quien gracias a la tesis del psicólogo que le defendió pagará por su crimen un precio muy inferior al habitual en estos casos: libertad vigilada y una costosa terapia, que incluye yoga y paseos a caballo, que sus adinerados padres se han ofrecido a pagar.
El término "Afluenza" fue popularizado en 1997 por la exitosa película homónima de John de Graaf, una mirada mordaz a las consecuencias del consumismo y el materialismo en EEUU.
"Nosotros hicimos crítica social, no psiquiatría", ha escrito un sorprendido De Graff, quien jamás habría imaginado el uso y el protagonismo que la palabra que él puso de moda hace dos décadas llegaría a alcanzar en un juicio adolescente.
La "Afluenza" no aparece como enfermedad reconocida en el manual de diagnosis de la Asociación Americana de Psiquiatría y lo poco que se ha escrito sobre este transtorno se encuentra en documentos no académicos, por lo que numerosos profesionales han mostrado sus escepticismo a raíz del caso de Couch.
Los expertos admiten que no es sano crecer en un ambiente permisivo en el que los adultos no marcan límites ni enseñan al menor las consecuencias de tener un mal comportamiento, pero rechazan la aplicación del término "Afluenza" al caso del adolescente de Texas.
Lo escrito hasta el momento sobre este concepto por los profesionales indica que la "Afluenza" no es exactamente una enfermedad, sino una especie de "epidemia social" de consumismo y materialismo rampante. Más allá del debate sobre un término que la mayoría de los ciudadanos nunca había escuchado antes, lo que ha terminado de crispar a la opinión pública de EEUU es que el hecho de ser un auténtico privilegiado sirva como argumento para esquivar la Justicia.
Desde que se conoció la polémica decisión del juez, no han cesado las comparaciones. Muchos se preguntan si la excusa de que nadie le había enseñado los límites habría servido si, en lugar de tratarse de un niño rico, fuera el caso de un adolescente sin recursos cuyos padres no han tenido tiempo de educarle como es debido.
En concreto, se ha puesto sobre la palestra que el mismo juez que libró de la cárcel a Couch tras arrebatar la vida a cuatro personas por conducir borracho dictó diez años en un centro de detención juvenil para otro adolescente que mató a dos.
Algunos analistas subrayan la ironía de que Couch, un niño que supuestamente sufre algún tipo de trastorno por no haber recibido nunca castigos de sus padres, vuelva en esta ocasión a tener un trato menos duro del que otros adolescentes han tenido por parte de la justicia en sus mismas circunstancias.
Couch será internado en un centro de California en el que en lugar de celdas y aislamiento disfrutará de gimnasio, clases de arte, yoga y meditación, algo por lo que su padre, un exitoso empresario, pagará alrededor de medio millón de dólares. La pregunta inevitable que deja en la opinión pública americana es si está es la terapia adecuada para que Couch aprenda una lección de responsabilidad.