¿Sabe adónde ir si viene un maremoto?
SANTO DOMINGO. Suponga que se produce un terremoto de los tantos pronosticados para la región. Las autoridades dominicanas emiten una alerta de tsunami y ordenan evacuar. ¿Sabe usted adónde ir?
A lo mejor su respuesta es "no" y, por los nervios, salga despavorido a la calle, inclusive desnudo, como hicieron algunos tras la falsa alarma del año 1998.
Y es que, además de la poca orientación de la población, el país no cuenta con letreros oficiales en las ciudades que guíen al ciudadano a una ruta de evacuación en caso de tsunami o le informen que, de los 1,575 kilómetros de costa del territorio, vive en una zona de maremoto.
Proyecciones tentativas elaboradas recientemente por Global Matrix Engineering y la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet) -con la supervisión de la UNESCO-, estiman hasta dónde penetraría el mar en República Dominicana a causa de un tsunami generado por un sismo u otro movimiento tectónico.
Una zona de inundación de tsunami de dos kilómetros desde la costa o 20 metros de altura arroparía en el Distrito Nacional desde la avenida George Washington hasta gran parte de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Gascue y la Zona Colonial.
En Santo Domingo Este, cubriría desde la avenida España hasta Los Molinos, el ensanche Isabelita, los residenciales de las autopistas Las Américas y gran parte del Aeropuerto Internacional Las Américas.
Verifique su ubicación en el siguiente mapa de Global Matrix Engineering:
El ejemplo de Puerto Rico
Las anteriores proyecciones reflejan la necesidad de saber donde refugiarse. A diferencia de República Dominicana, en varias localidades de la también vulnerable Puerto Rico hay señales de "zona de tsunami". Cabe destacar que ese país tiene más fondos para sus proyectos.
En Mayagüez (al Este de la isla), con el mar a pocos metros, los avisos siguen al visitante hacia zonas turísticas como el Faro de Cabo Rojo, ubicado en la cima de un acantilado y que por su geografía está señalado como un lugar de refugio.
Joaquín Class vive desde hace 10 años en Moja Casabe de la Playa del Combate en Cabo Rojo. Recuerda que los letreros de tsunami fueron instalados por las autoridades a raíz del sismo de 9 grados Richter que ocurrió en Sumatra en el año 2004 que generó una serie de maremotos que afectaron casi todo el Sur y Sureste de Asia y dejaron más de 189 mil muertos.
"Los letreros los instalaron como un año después y fueron acompañados de una campaña mediática y de varios simulacros. Actualmente, un par de veces al año se toca la sirena que indica alerta de tsunami para que las personas la reconozcan", explica el señor Class.
Sin embargo, no todos le hacen caso. "Hay personas que nunca han sufrido un evento de esta naturaleza y por lo tanto no piensan que puede ocurrir. Y no solo viven en esas zonas sino que temerariamente también construyen en áreas que antes pertenecían al mar", dice.
La experiencia del vecino Puerto Rico es tratada de emular en República Dominicana. Pero no es tan fácil. Los moradores en la comunidad de Matancita en la ciudad norteña de Nagua, fueron los primeros en participar en un piloto de una serie de planes educativos coordinados por la Onamet.
Sin embargo, Juan Salado, encargado de la Unidad de Energías Renovables de Meteorología, recuerda que en 2010 se instalaron señales en Matancita para avisar que es una zona propensa a un tsunami, pero comunitarios las retiraron alegando que podrían ahuyentar a los turistas.
Hicieron caso omiso a que en agosto de 1946 ocurrió allí el último maremoto -de los aproximadamente seis históricamente recordados en el país desde1751- provocado por un sismo de 8.1, con olas de más de 10 metros y que dejó cerca de 2 mil muertos. "Entendimos que la campaña de educación era suficiente", lamenta Salado.
Las autoridades tienen elaborado un mapa de evacuación en caso de ocurrir otro tsunami en Matancita, una localidad costera, de llano relieve, perteneciente al Distrito Municipal San José de Matanzas (10,586 habitantes).
Iniciarán señalización en el 2013
Los organismos meteorológico y de emergencia dominicanos aseguran que trabajan para que, a partir de 2013, la población esté más consciente y tenga una mejor orientación hacia donde refugiarse, especialmente visual.
En Bayahíbe, por ejemplo, contrario a la preocupación por el turismo en Matancita, es positiva la motivación en los grupos hoteleros que participan en el segundo plan educativo que desarrollan las autoridades, que culminará con la colocación de señales preventivas de tsunami en sus inmediaciones.
Esta zona turística del Este, vulnerable a sismos y maremotos por la proximidad de la "Fosa de los Muertos" y su topografía llana, cuenta con 3,300 plazas hoteleras -contando Casa de Campo- y una ocupación media anual de 70%.
Ana García, directora de la Asociación de Hoteles de Bayahíbe, considera vitales las medidas. Resalta que uno de los mercados más importantes de la zona es el chileno -que ha sido muy vulnerable a ese tipo de eventos- y en ese país los destinos turísticos tienen un plan de evacuación de tsunami que ha prevenido muertes.
El plan para la zona de Bayahíbe es el siguiente:
Simularán tsunami en marzo
El Centro de Operaciones de Emergencias (COE) se asesora con una Misión Militar de Estados Unidos y la Onamet con la experimentada Red Sísmica de Puerto Rico en la elaboración de planes de emergencia. "Desde noviembre de 2009 estamos trabajando en un proyecto de instalación de mareógrafos a nivel nacional que nos permitirá hacer esas señalizaciones", dice la directora de la Onamet, Gloria Ceballos.
Puerto Rico, que apenas mide 9,104 kilómetros cuadrados, tiene unos 16 mareógrafos en las costas para medir o registrar las mareas. La Hispaniola, de 76,480 kilómetros cuadrados, tiene cinco ubicados en Punta Caucedo, Punta Cana, Puerto Plata, Barahona y Cabo Haitiano. El costo de un mareógrafo oscila entre US$50 mil y US$70 mil.
El 20 de marzo del próximo año el país participará en un simulacro regional de actuación ante un tsunami de olas de hasta 13 metros, generadas por un eventual sismo de 8.5 grados Ricther en Venezuela.
La actividad se denominará "Caribe Wave 2013". Ya la primera se hizo el 23 de marzo de 2011, y participaron 34 países y territorios del Caribe. Esa vez se basó en un terremoto imaginario de magnitud 7.6 en la escala de Richter que había afectado el sureste de Puerto Rico. Para esa prueba las autoridades dijeron que técnicamente República Dominicana estaba preparada para un maremoto.
Una alerta de tsunami real se produjo minutos después del devastador sismo de 7 grados Richter que sacudió a Haití en 2010. Fue declarada para ese país, Cuba, Bahamas y República Dominicana. Testigos aseguraron que enPedernales el mar se alejaba, pero al poco tiempo la alerta fue retirada.
Según las proyecciones y el ánimo del gobierno y representantes turísticos, la meta es que el ciudadano en vez de alarmarse por un maremoto tenga una respuesta más acabada cuando en un contexto de tsunami le pregunten: ¿Sabe usted adonde ir?
Consejos sobre qué hacer
Un tsunami o maremoto es una serie de ondas de longitud y período sumamente largos, normalmente generados por perturbaciones asociadas con terremotos que ocurren bajo o cerca del piso oceánico. El tiempo que transcurre para su llegada a la costa y alertar a las poblaciones es de unos 20 a 45 minutos.
De ocurrir, se aconseja alejarse de inmediato lo más que se pueda del mar, dirigiéndose hacia lugares altos, preferiblemente mayores de 15 a 30 metros. Si está en una embarcación, hay que dirigirse rápidamente a alta mar y sobre una profundidad mayor a los 150 metros.
Infórmese si vive en zonas de alto riesgo y ubique posibles rutas de evacuación y los sitios seguros. Asegúrese de conocer la ubicación y la forma de cerrar los registros de agua, el gas y donde cortar la electricidad. Verifique que toda su familia se encuentre en un sitio seguro. Manténgase atento, recuerde que pueden llegar varias olas. No regrese a la zona hasta que las autoridades den autorización de hacerlo. Después del tsunami la zona afectada estará inundada; deberá tener los mismos cuidados, especialmente frente a las basuras y animales peligrosos que buscarán refugiarse también en zonas altas.