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Philip Hoare bucea por "El mar interior" en su nuevo libro

BARCELONA.- Aparece en pantalón corto, tras nadar en la playa de la Barceloneta, donde la temperatura no llega a los 12 grados y, sin embargo, el escritor inglés Philip Hoare no ha notado el frío y ha disfrutado de su baño antes de hablar de "El mar interior", su nuevo libro, con el que se adentra por los océanos del mundo.

En una entrevista con Efe rememora que tras el éxito de su ensayo "Leviatán o la ballena", premiado con el BBC Samuel Johnson en 2009, los periodistas le preguntaban si podría escribir sobre algo más grande que los cetáceos y empezó a pensar que sí podría si en un nuevo trabajo emprendía un viaje por los mares de la tierra.

Con sosegadas impresiones, tanto de lo que le ocurre cuando visita la isla de Wight, cerca de su Southampton natal, como cuando se traslada a Tasmania, en las antípodas, el autor británico propone al lector en esta obra inclasificable el redescubrimiento del mar, que considera el origen de la existencia humana, aunque, lamenta: "Somos tan arrogantes que le damos la espalda a lo que nos alimenta y nos da de todo".

Viviendo como un ermitaño en la vieja casa familiar de la ría de Southampton, Hoare no puede dejar de viajar durante unos meses al año para seguir a las ballenas, que reconoce le fascinan "hasta un punto casi erótico".

En este nuevo libro, publicado en España por Ático de los Libros, tanto reflexiona sobre el vuelo de un mirlo como recuerda sus brazadas junto a una curiosa foca o desvela intimidades relacionadas con su salud o con su etapa punk en el Londres de la década de los setenta.

Reconoce que ha escrito su obra "más íntima", en la que más se muestra, y no esconde que incluso en algunos momentos llegó a preguntarse si tenía derecho a dar a conocer según que historias personales y familiares.

Sin embargo, apunta: "Escribir es para mí como una terapia y este libro funciona muy bien como tal". Por otra parte, opina que en esta "guía de viajes fantástica", con descripciones y apuntes sobre numerosas partes del planeta, "de lo que se acaba hablando es del hogar de cada uno de nosotros, de lo que cada uno considera su casa".

Con párrafos, fotografías y grabados que remiten al fallecido W.G. Sebald, explica Hoare que fueron amigos y que incluso en una ocasión el autor alemán le dijo: "Espero que no te importe pero te voy a robar pedacitos de tu obra para un libro mío".

Sobre por qué empezó a ilustrar sus textos con todo tipo de imágenes, indica que tiene que ver con su infancia y con lo que disfrutaba de niño con las enciclopedias ilustradas. "En aquellos tiempos llegaba a tocar las fotografías del fondo del mar con el dedo pensando que igual eso me llevaba hasta allí", asegura.

Preguntado por su método a la hora de ponerse ante la hoja en blanco, responde el escritor que nunca tiene planes ni estructuras premeditadas y que todo surge tras pasear, por ejemplo, por una playa e ir recogiendo objetos que encuentra a su paso.

"Creo gabinetes de curiosidades como hacían los exploradores del siglo XVIII o los viajeros del XIX y luego todo acaba encajando con las notas que voy apuntando en los viajes. Igual que mi perro, me guío por mi instinto y mi olfato", apostilla.

Aunque no es de los que programa su vida, avanza que el próximo años tiene previsto regresar a Tasmania y, por supuesto, al Cabo Code, en Estados Unidos, para ver ballenas, "seres dotados de un espíritu mítico", que le provocan una "fascinación compulsiva".