Las lluvias

Los torrenciales aguaceros caídos en las últimas semanas en el territorio nacional, pero particularmente en la zona Norte del país han traído muerte y destrucción. El Gobierno ha hecho bien en llevar ayuda a los damnificados y en proveer recursos para reparar las obras de infraestructura dañadas por el paso de las aguas.

Hace falta más, sin embargo.

El país necesita crear un mecanismo de evaluación de los daños que ofrezca una respuesta oportuna y eficiente a los afectados por los frecuentes meteoros que nos azotan. No se trata de la funda de comida o las planchas de zinc para reparar las casas. Se trata de ayuda económica para rescatar las plantaciones afectadas y un sistema expedito de compras para salvar lo que pueda ser salvado de nuestros campos.

La Constitución prevé en su artículo 265 la declaratoria de “estado de emergencia” para estos casos, pero pocas veces se hace uso de ello, y se debiera reglamentar en detalle las facilidades que se ofrecerían. El Gobierno tiene que dejar de regalar, pero facilitar las cosas, para que cada uno sea responsable de su suerte.

Diario Libre