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El país negativo

El gran problema del país es que cada día son más los dominicanos que no creen en la política ni en los políticos, ni en la justicia, ni en la Policía, ni en la prensa, ni en la iglesia. Es más, el nivel de frustración es tan grande que ni siquiera los logros que se han obtenido en los últimos años son aceptados.

Por supuesto: los malos políticos, los periodistas venales, los policías delincuentes, los jueces parciales y los curas inmorales tienen la culpa de lo que pasa. Pero el gran culpable es un sistema institucional que no condena ni siquiera moralmente a los infractores.

La pena es que una parte de esos que no creen viven pidiendo “chances” para aquellos que violan la ley, y aceptan un “todo está permitido” que debilita aún más el tejido social y que dificulta el logro de cualquier objetivo social.

Para el dominicano de hoy respetar la ley es ser “pendejo”; pagar impuestos es peor, y aunque critica a la Justicia y a la Policía hace todo lo posible por evitarlas por medio de sobornos o intimidaciones. Este es el país del “usted sabe quién soy yo”.

Si la Justicia es un mercado, la política es un “mall”, llena de pequeñas tiendas que nadie sabe cómo sobreviven y de negocios grandes que hacen todo tipo de operaciones para mantener su hegemonía.

Somos un país de personas con actitudes negativas, pero el éxito de cualquier sociedad se logra cuando son más los que creen y confían que los que dudan.

Esa es la tarea del liderazgo nacional: dar al dominicano motivos para creer y confiar. Tremenda tarea.

atejada@diariolibre.com

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