Estamos a tiempo
La historia es maestra, si los alumnos quieren aprender sus lecciones. Si no quieren, se pasan la vida repitiendo los errores, e intentando empezar de nuevo.
Eso nos pasa cada cuatro años, con el agravante, esta vez, de que parece que nos hemos hecho adictos a un sistema de financiar nuestros problemas que nos va a llevar al abismo.
Los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana se han vuelto adictos a los préstamos, una droga cara, que los hace huir de la realidad. Se creen que están mejorando al país, no sabiendo que es una ilusión de su cerebro alucinado.
¿Por cuánto tiempo seguirá la clase media pagando las exenciones que se le otorgan a las clases de arriba y de abajo que viajan gratis en esta travesía accidentada que parece no tener fin?
¿Hasta cuándo podrá la economía nacional seguir soportando el despilfarro que representa la corrupción de un partido que está entero inscrito en la nómina del Estado, incluyendo los hijos, esposos y amantes de los funcionarios?
¿Qué pasará cuando cambie la situación internacional, y el dinero no aparezca tan barato ni tan a tiempo como ahora? ¿Qué pasará cuando cambie Venezuela?
¿Qué pasará cuando el reloj marque las 12, y Cenicienta vuelva a vestir harapos?
Tenemos oportunidad de cambiar, de crear las condiciones para el empleo, para la exportación, para educar mejor a nuestra gente, pero el primero que tiene que darse cuenta de ello es el Gobierno.
atejada@diariolibre.com
Eso nos pasa cada cuatro años, con el agravante, esta vez, de que parece que nos hemos hecho adictos a un sistema de financiar nuestros problemas que nos va a llevar al abismo.
Los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana se han vuelto adictos a los préstamos, una droga cara, que los hace huir de la realidad. Se creen que están mejorando al país, no sabiendo que es una ilusión de su cerebro alucinado.
¿Por cuánto tiempo seguirá la clase media pagando las exenciones que se le otorgan a las clases de arriba y de abajo que viajan gratis en esta travesía accidentada que parece no tener fin?
¿Hasta cuándo podrá la economía nacional seguir soportando el despilfarro que representa la corrupción de un partido que está entero inscrito en la nómina del Estado, incluyendo los hijos, esposos y amantes de los funcionarios?
¿Qué pasará cuando cambie la situación internacional, y el dinero no aparezca tan barato ni tan a tiempo como ahora? ¿Qué pasará cuando cambie Venezuela?
¿Qué pasará cuando el reloj marque las 12, y Cenicienta vuelva a vestir harapos?
Tenemos oportunidad de cambiar, de crear las condiciones para el empleo, para la exportación, para educar mejor a nuestra gente, pero el primero que tiene que darse cuenta de ello es el Gobierno.
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