¿Para qué sirve?
El Gobierno dominicano hace de todo menos lo que debe hacer.
Tenemos todos los ministerios y uno más, y cada día a alguien se le ocurre crear otro nuevo, pero en sentido general, ninguno cumple a plenitud las funciones para las que fueron creados.
La guardia no defiende la soberanía, ni la Policía garantiza el orden. Trabajo hace poco por el empleo, e Industria nada por la industria.
Medio Ambiente depreda, y ya conocemos los niveles de educación y de salud.
Hacienda está en la inopia, y la fama de Obras Públicas es que es más privada que pública.
El tránsito es un reflejo de las mil instituciones que lo regulan y la Administración Pública es un enorme huacal lleno de botellas.
Por otra parte, las empresas que venden energía o el agua ¿potable?, no las cobran y ahora Agricultura, que hace poco por la producción agrícola, construye mercados.
Del mismo modo, tenemos el Congreso más costoso de la Tierra, y cuyo principal producto no son las leyes que el país necesita, sino "barrilitos" y "cofrecitos", así como "gomas" y otras "delicatessen". Nuestros partidos le salen como si fuera en euros al contribuyente y no convocan ni a votar y los ayuntamientos no reparan un hoyo ni recogen la basura en sus comunidades.
Pero peor es el Gobierno como institución: para hacer grandes obras tiene que tomar préstamos internacionales y él mismo se aprueba un presupuesto que debe financiar con dinero ajeno en gran parte. Mejor sería no tener gobierno.
atejada@diariolibre.com
Tenemos todos los ministerios y uno más, y cada día a alguien se le ocurre crear otro nuevo, pero en sentido general, ninguno cumple a plenitud las funciones para las que fueron creados.
La guardia no defiende la soberanía, ni la Policía garantiza el orden. Trabajo hace poco por el empleo, e Industria nada por la industria.
Medio Ambiente depreda, y ya conocemos los niveles de educación y de salud.
Hacienda está en la inopia, y la fama de Obras Públicas es que es más privada que pública.
El tránsito es un reflejo de las mil instituciones que lo regulan y la Administración Pública es un enorme huacal lleno de botellas.
Por otra parte, las empresas que venden energía o el agua ¿potable?, no las cobran y ahora Agricultura, que hace poco por la producción agrícola, construye mercados.
Del mismo modo, tenemos el Congreso más costoso de la Tierra, y cuyo principal producto no son las leyes que el país necesita, sino "barrilitos" y "cofrecitos", así como "gomas" y otras "delicatessen". Nuestros partidos le salen como si fuera en euros al contribuyente y no convocan ni a votar y los ayuntamientos no reparan un hoyo ni recogen la basura en sus comunidades.
Pero peor es el Gobierno como institución: para hacer grandes obras tiene que tomar préstamos internacionales y él mismo se aprueba un presupuesto que debe financiar con dinero ajeno en gran parte. Mejor sería no tener gobierno.
atejada@diariolibre.com