Lo dejamos todo para último
Cuando estaban abiertas pocos se inscribieron...
Un cónsul en territorio norteamericano demanda la reapertura de las oficinas de la Junta en el exterior, y lo hace con un argumento que parece válido.
En Estados Unidos hay más de ciento veinte mil dominicanos sin papeles.
Esa situación, según el funcionario, perjudicará a esos nacionales cuando el congreso de esa nación vote una nueva ley de migración.
La pregunta se cae sola, o por fuerza de gravedad: ¿dónde estaban esos dominicanos cuando esas oficinas estuvieron abiertas por mucho tiempo?
No aprenden aquí, pero tampoco allá.
Todo lo dejan de último, y en este caso fue peor: lo dejaron para siempre, y ahora la culpa es del organismo que las cerró y no da el servicio.
Se sabe que fue por razones de presupuesto.
Lo interesante es que no se conforman con que haya en las ciudades con gran concentración de dominicanos. Las quieren repartidas por doquier, y de ser posible, gratis.
La Junta debiera repensar el problema, pero no reabriendo oficinas, sino realizando operativos y anunciándolos con tiempo para que los interesados se enteren.
Lo otro sería botar dinero, y ya se sabe que no lo regalan.
Un cónsul en territorio norteamericano demanda la reapertura de las oficinas de la Junta en el exterior, y lo hace con un argumento que parece válido.
En Estados Unidos hay más de ciento veinte mil dominicanos sin papeles.
Esa situación, según el funcionario, perjudicará a esos nacionales cuando el congreso de esa nación vote una nueva ley de migración.
La pregunta se cae sola, o por fuerza de gravedad: ¿dónde estaban esos dominicanos cuando esas oficinas estuvieron abiertas por mucho tiempo?
No aprenden aquí, pero tampoco allá.
Todo lo dejan de último, y en este caso fue peor: lo dejaron para siempre, y ahora la culpa es del organismo que las cerró y no da el servicio.
Se sabe que fue por razones de presupuesto.
Lo interesante es que no se conforman con que haya en las ciudades con gran concentración de dominicanos. Las quieren repartidas por doquier, y de ser posible, gratis.
La Junta debiera repensar el problema, pero no reabriendo oficinas, sino realizando operativos y anunciándolos con tiempo para que los interesados se enteren.
Lo otro sería botar dinero, y ya se sabe que no lo regalan.