AM. - El recinto en Haití
La entrega a las autoridades haitianas del recinto universitario construido por el Gobierno dominicano en ocasión del terremoto en esa nación hace dos años, no deja de tener sus bemoles e ironías.
La prensa ha reseñado que algunas personas han protestado por la construcción, debido a que el recinto parece un lujo innecesario ante tanta gente sin casas y con el hambre pintada en la cara.
La obra resalta como esperanza entre tanta miseria humana, sin olvidar aquello de "primus vivere, deinde philosophare".
Por otra parte, el recinto tomó el nombre del emperador Henri I, el conocido Henri Christophe, el constructor de La Citadelle y el hombre que ordenó los degüellos de Santiago y Moca durante la invasión haitiana de 1805.
Christophe, aunque había tenido la previsión de apartar los terrenos para una escuela de altos estudios, no era el nombre más apropiado para una institución donada por la República Dominicana, donde su recuerdo es de destrucción y muerte de inocentes.
Pero además, el lugar donde se levanta el recinto es La Limonade, nombre que recuerda la batalla ganada por los españoles contra los franceses que ocupaban "ilegalmente" la parte del Oeste, y que dio lugar al inicio de la devoción de la virgen de La Altagracia en el país.
Ojalá que esta donación y las luces que deben salir de este recinto ayuden a que nuestros pueblos se reencuentren, sin los agravios del pasado, en la búsqueda de un mejor porvenir.
atejada@diariolibre.com
La prensa ha reseñado que algunas personas han protestado por la construcción, debido a que el recinto parece un lujo innecesario ante tanta gente sin casas y con el hambre pintada en la cara.
La obra resalta como esperanza entre tanta miseria humana, sin olvidar aquello de "primus vivere, deinde philosophare".
Por otra parte, el recinto tomó el nombre del emperador Henri I, el conocido Henri Christophe, el constructor de La Citadelle y el hombre que ordenó los degüellos de Santiago y Moca durante la invasión haitiana de 1805.
Christophe, aunque había tenido la previsión de apartar los terrenos para una escuela de altos estudios, no era el nombre más apropiado para una institución donada por la República Dominicana, donde su recuerdo es de destrucción y muerte de inocentes.
Pero además, el lugar donde se levanta el recinto es La Limonade, nombre que recuerda la batalla ganada por los españoles contra los franceses que ocupaban "ilegalmente" la parte del Oeste, y que dio lugar al inicio de la devoción de la virgen de La Altagracia en el país.
Ojalá que esta donación y las luces que deben salir de este recinto ayuden a que nuestros pueblos se reencuentren, sin los agravios del pasado, en la búsqueda de un mejor porvenir.
atejada@diariolibre.com