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Transportes que salvan vidas

Camilleros en el Hospital Moscoso Puello carecen de carros para mover tanques de oxígeno

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Transportes que salvan vidas
El camillero Víctor Rosado lleva cinco años dedicado al oficio. (PEDRO BAZIL)

SANTO DOMINGO. — ¡Camillero, se necesita un tanque de oxígeno en el 3H5! —, exclamó una señora de tez clara. El reloj marcaba las 12:30 meridiano y los pasillos del Hospital Francisco Moscoso Puello lucían abarrotados de pacientes.

El camillero reacciona rápido, toma un tanque, otro le pasa una llave francesa y marca el tercer piso en el ascensor. Al salir da vueltas al tanque por todo el pasillo hasta llegar a la sala de hombres número cinco y entra a una habitación, de unos 35 metros cuadrados, con tres camas ocupadas.

Allí un joven le espera postrado. Respira de manera agitada cada medio segundo. Su enfermedad le ha consumido el cuerpo, sus ojos reflejan angustia. Ningún familiar lo acompaña. Una mujer en el pasillo dice que llegó al hospital hace dos semanas con neumonía. Tiene 22 años, afirma.

Los camilleros deben repartirse para atenderlo. El paciente consume un tanque de oxígeno en 50 minutos, según Víctor Rosado. Esta es la tercera ocasión que sube en el día.

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Al terminar de colocar el tanque de oxígeno, el camillero pregunta al joven si respira mejor, este asiente con la cabeza. (PEDRO BAZIL)

En este hospital trabajan 16 camilleros y solo cuentan con dos carros para el traslado de los tanques de oxígeno, a pesar de que en el mercado estos instrumentos cuestan RD$3,500 cada uno, según constató Diario Libre.

En el Moscoso Puello el trabajo de un camillero es constante. Cinco minutos antes de trasladar el tanque de oxígeno, Víctor había acompañado un paciente de 89 años que fue dado de alta.

— ¡Dejen pasar al camillero! —expresa. Un grupo de personas en la puerta de entrada y salida, le impide que avance.

Solo por Emergencia, este hospital recibe unos 485 pacientes diario. Se nota repleta. El tumulto de personas se debe, explica la encargada del área, al cierre en diciembre de 2014 por remodelación del Hospital Luis Eduardo Aybar, lo que, dice, ha provocado que los pacientes acudan en masa a ese centro asistencial.

El Luis E. Aybar se encuentra ubicado a ocho minutos del Moscoso Puello, cuando el traslado se hace en carro y a 25 minutos caminando.

Víctor lleva cinco años siendo camillero, dos de estos, como jefe del área. Sus estudios alcanzan el segundo de secundaria. Trabaja 12 horas al día y gana RD$7,300 al mes, monto que no alcanza el costo de la canasta básica más económica en el país (quintil 1), RD$12,659.75.

De su sueldo hace uso de RD$150 para pagar pasajes al transporte público para llegar a su trabajo desde La Caleta, Boca Chica, donde reside. En el hospital le facilitan el desayuno y almuerzo. No paga vivienda.

Conforme al relato que ofreció a este medio, llegó al hospital cuando tenía 34 años. Lo hizo por la circunstancia económica que atravesaba en ese momento. Sus inicios en el área no fueron fáciles.

—Cuando empecé al tercer día, un compañero me dijo: mira hay un cadáver en la morgue, que hay que sacarlo del frízer. Cuando lo agarré, el brazo se despegó y las lágrimas se me salieron. Pensé yo soy un hombre joven, mira lo que tengo que hacer para no hacer lo mal y hecho y criar mis tres hijos. Fue lo más desagradable para mí ese día —manifestó.

Cuando muere una persona en el hospital, los camilleros envuelven el cuerpo en una sábana, lo entran en una funda, cierran el zíper y lo trasladan a la morgue. En estos casos, doctores y camilleros utilizan lenguajes claves.

—Decimos hay un caso o un 29 para que el que está al lado no sepa. Si decimos, se murió uno, el que está al lado se asusta —subrayó.

Los camilleros son los que cargan los enfermos cuando no pueden caminar, se encargan del traslado del paciente que ingresa a un hospital, del que es dado de alta, de los que salen de quirófano, del convaleciente que necesita estudios.

—Hay pacientes que por yo estar ahí se han salvado. Una vez veo que el oxígeno se le había acabado a un paciente, no había familiares con él y llamé a la enfermera. Cuando entramos a la habitación, al paciente le estaba dando como un infarto. Yo corrí a buscar el oxígeno, se lo puse y se salvó. A los 21 días le dieron de alta, luego pasó por el hospital a darme las gracias —narró.

Víctor llora al recordar los casos de algunos pacientes que mueren. Su visión de la muerte ahora es distinta.

—Se me han muerto muchos paciente en las manos, algunos de la silla de rueda pasándolos a la cama, entrándolos de la calle a emergencia, y digo no hay que tener miedo a la muerte, si ella está con uno, pero es difícil ver cada día a los familiares sufrir por eso —concluye.

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Una mirada al hospital

Deuda: Este centro asistencial posee una deuda de RD$160 millones. Del Ministerio de Salud Pública reciben RD$6, 600, 000, un 40% se utiliza en la compra de medicamentos, el resto en el pago de deudas y nómina. Es uno de los 56 hospitales que remodela el gobierno.

—La reconstrucción abarca una remodelación del hospital, instalaciones físicas, eléctricas y sanitaria, modificación al parqueo, cambio de fachada y la donación de algunos equipos y mobiliarios que necesita el hospital —argumentó el director de la entidad de salud, el doctor Francisco Torres Lebrón.

Pendiente: Compra de un tomógrafo. No cuentan con este equipo para hacer estudios a los pacientes que llegan con un accidente cerebrovascular.

Crónica anterior: Médicos residentes: “soldados” al servicio de la salud

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