Soy hipersensible... ¡Qué bien!
Las personas altamente sensibles perciben los estímulos y las informaciones con mayor intensidad. Una experta mundial en este campo explica cómo desarrollar los potenciales y fortalezas de este temperamento y utilizarlos en la vida privada y profesional.
Ser sensible y ser fuerte parecen conceptos opuestos, que difícilmente pueden ir juntos. ¿Y a quién le gusta reconocer que es altamente sensible cuando la tendencia actual consiste en estar disponible y en forma las veinticuatro horas del día? Mostrar debilidad en estos tiempos no parece una buena idea.
La alta sensibilidad (AS) es un temperamento congénito y las personas con esta característica tienen un elevado nivel de percepción: perciben los estímulos y las informaciones con mayor intensidad desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo, según Kathrin Sohst, terapeuta alemana especializada en AS.
Muchas personas que presentan este temperamento lo viven como una carga o un punto débil pero, según Sohst, “la alta sensibilidad puede ser una fortaleza en nuestra vida y una herramienta para desarrollar nuestro potencial como personas”.
VIDAS FORTALECIDAS POR LA SENSIBILIDAD.
Sohst (www.empathisch-kommunizieren.de) invita a vivir la AS como una alegría y no como una frustración, y además explica cómo conseguirlo desde su propia experiencia.
“Hablamos de alta sensibilidad cuando una persona posee un sistema neurosensorial más fino, más desarrollado que la mayoría de la gente y, como consecuencia de ello, recibe en proporción mucha más información sensorial simultánea que alguien con una sensibilidad media”, explica Sohst, quien sabe de lo que habla porque ella misma es una persona altamente sensible.
Según Sohst, la AS puede “provocar un bloqueo y estrés en la persona, así como demasiada preocupación por las críticas, perfeccionismo, duda acerca de uno mismo, tendencia al escapismo y dificultades en las relaciones, aunque también se asocia a valores tan positivos como el respeto, la creatividad, la fuerte adhesión a la justicia y la empatía”.
Efe entrevistó a Sohst en la presentación de su libro, ‘El poder de la sensibilidad’, donde describe casos reales de personas altamente sensibles que han visto sus vidas fortalecidas, al dar un nuevo enfoque a esta condición que, según esta terapeuta, puede afectar una de cada seis personas en distintos grados.
Sohst da un ejemplo “existe una parte sensorial que hace que cuando entras en una habitación puedas percibir lo que otros están sintiendo, puedas notar que hay algo en tu estómago y eso no te pertenece, pero está ahí”.
“Si vas a una gran ciudad y no estás acostumbrado a la vida urbana, escuchas cosas, hueles cosas, todo lo que percibes te “hace algo”, que hace que tus niveles de estrés aumenten, sin pretenderlo. Simplemente ocurre”, señala.
Según Sohst las principales características de las personas altamente sensibles, descritas por la doctora Elaine N. Aron (http://hsperson.com) son: el procesamiento profundo, la sobreestimulación, las emociones fuertes y la sensibilidad a las sutilezas. Esta especialista, junto con su esposo, el doctor Arthur Aron, son dos de los principales científicos que estudian la psicología del amor y las relaciones cercanas y pioneros en el estudio de la sensibilidad y el amor mediante la resonancia magnética funcional.
“Las personas AS procesan concienzudamente toda la información, reflexionan, le dan muchas vueltas a las cosas, experimentan muy fácilmente una sobreestimulación, tienen una gran empatía emocional, sienten que todo se vuelve un poco más intenso, y perciben las cosas más sutiles”, describe Sohst.
“Según Elaine Aron la AS es un rasgo hereditario y variable que tiene entre el 15 y el 20 por ciento de la población”, explica.
Consultada sobre los beneficios y ventajas de la AS, esta terapeuta cree que en lo personal “las mismas cosas que pueden provocar estrés pueden ser también placenteras, como por ejemplo, cuando estás en la Naturaleza, escuchando música, o enamorado, percibes todo de una manera más intensa”.
EL ESTRÉS DE QUERER HACERLO TODO BIEN.
En la esfera personal, las personas AS intentan utilizar su sensibilidad para hacerlo todo bien, lo mejor para aquellos que les rodean, pero “estar siempre pensando en todos los que te rodean y en que todo vaya bien, puede ser muy estresante”, señala Sohst, por lo que recomienda “controlar este aspecto”.
“Además, como sienten y escuchan cosas que otros no pueden sentir y escuchar , las personas AS a menudo se sienten atacadas porque piensan que los otros dicen determinadas cosas para herirlas, aunque no sea así, por lo que hay que ser conscientes de esta situación para evitar los problemas”, recomienda.
“En lo que respecta a la parte profesional, las personas altamente sensibles pueden conectar fácilmente, aprender cosas distintas y relacionarlas entre sí”, explica Sohst.
“Se puede hacer cualquier tipo de trabajo siendo altamente sensible, pero es muy importante vivir en buena vecindad con los demás”, reconoce.
“En el trabajo, las charlas insustanciales, que son tan importantes en los negocios, les resultan insoportables a las personas AS porque quieren abordar cuestiones más profundas”, indica.
“Y al revés, si entras a hablar y dices algo porque lo sientes, es posible que tu interlocutor se sienta ofendido porque sea un asunto que no le parezca normal abordar en ese momento”, ejemplifica.
Es un malentendido habitual, para el que Sohst recomienda “estar preparado”.
En la esfera laboral esta experta también recomienda tener confianza en uno mismo a la hora de informar a sus jefes y compañeros aquello que la persona con AS necesita para trabajar de manera concentrada.
“Si necesitas hacer pausas más frecuentemente o salir a dar un paseo una vez al día, dilo y hazlo, porque la persona que te emplea recibe mucho más de ti cuando estás concentrado, y el hecho de que no estés en el puesto de trabajo no quiere decir que no seas productivo”, declara Kathrin Sohst a Efe.
Por María Jesús Ribas.
EFE/REPORTAJES