Nicaragua reporta 250.000 tortugas marinas anidadas en reciente temporada
MANAGUA.- Unas 250.000 tortugas marinas llegaron a desovar a las playas del Pacífico de Nicaragua durante la temporada de anidadas 2014-2015, informó el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena).
"Se reportan unas 250.000 tortugas anidadas y un total de nacimiento de más de 700.000 tortuguillos", dijo el viceministro del Marena, Augusto Flores, durante la presentación del informe final de la temporada de anidadas 2014-2015.
Ambas cifras están dentro del promedio de los últimos años, únicamente superado por la temporada 2012-2013, cuando nacieron 1,8 millones de tortuguillos, según las estadísticas del Marena.
"En los últimos años nuestros promedios se han mantenido o han crecido. Hemos pasado de 135.000 anidadas en el año 2002 a 250.000 en 2015", afirmó Flores.
Para la temporada 2015-2016, que iniciará en julio próximo, el Marena espera un crecimiento en el número de anidadas que le permita aproximarse a las 260.000 tortugas marinas, aumentando también el número de eclosiones.
El número fue catalogado como exitoso por el coordinador técnico del Refugio de Vida Silvestre Chacocente, Jeffer Cruz, quien advirtió que pudo haber sido mayor, pero que una cantidad no cuantificada de tortuguillos no logró sobrevivir a las altas temperaturas (30 grados celsius).
El logro se debió al trabajo se sensibilización y acciones coordinadas entre las instituciones del Gobierno, la población, organizaciones no gubernamentales y empresas privadas, realizadas en las playas de anidación, afirmaron Flores y Cruz.
Nicaragua es uno de los pocos países del mundo que posee dos playas de anidación masiva de tortugas, de nueve registradas en el océano Pacífico.
Los santuarios de tortugas más importantes de Nicaragua son La Flor y Chacocente, en las costas del Pacífico y declaradas Refugios de Vida Silvestre, y las reservas naturales Isla Juan Venado, Volcán Cosigüina y Estero Padre Ramos, en el occidente del país.
En las playas de Nicaragua anidan cinco especies de tortugas marinas: verde, carey, laúd o tora, cabezona y paslama, que se encuentran en peligro de extinción por diferentes factores y que entre julio y enero desovan, principalmente en las playas del Pacífico de este país.
"Se reportan unas 250.000 tortugas anidadas y un total de nacimiento de más de 700.000 tortuguillos", dijo el viceministro del Marena, Augusto Flores, durante la presentación del informe final de la temporada de anidadas 2014-2015.
Ambas cifras están dentro del promedio de los últimos años, únicamente superado por la temporada 2012-2013, cuando nacieron 1,8 millones de tortuguillos, según las estadísticas del Marena.
"En los últimos años nuestros promedios se han mantenido o han crecido. Hemos pasado de 135.000 anidadas en el año 2002 a 250.000 en 2015", afirmó Flores.
Para la temporada 2015-2016, que iniciará en julio próximo, el Marena espera un crecimiento en el número de anidadas que le permita aproximarse a las 260.000 tortugas marinas, aumentando también el número de eclosiones.
El número fue catalogado como exitoso por el coordinador técnico del Refugio de Vida Silvestre Chacocente, Jeffer Cruz, quien advirtió que pudo haber sido mayor, pero que una cantidad no cuantificada de tortuguillos no logró sobrevivir a las altas temperaturas (30 grados celsius).
El logro se debió al trabajo se sensibilización y acciones coordinadas entre las instituciones del Gobierno, la población, organizaciones no gubernamentales y empresas privadas, realizadas en las playas de anidación, afirmaron Flores y Cruz.
Nicaragua es uno de los pocos países del mundo que posee dos playas de anidación masiva de tortugas, de nueve registradas en el océano Pacífico.
Los santuarios de tortugas más importantes de Nicaragua son La Flor y Chacocente, en las costas del Pacífico y declaradas Refugios de Vida Silvestre, y las reservas naturales Isla Juan Venado, Volcán Cosigüina y Estero Padre Ramos, en el occidente del país.
En las playas de Nicaragua anidan cinco especies de tortugas marinas: verde, carey, laúd o tora, cabezona y paslama, que se encuentran en peligro de extinción por diferentes factores y que entre julio y enero desovan, principalmente en las playas del Pacífico de este país.