Mi primera experiencia de trabajo
¿Recuerdan su primer trabajo? ¿Esa primera experiencia que los introdujo en el mercado laboral y que los encaminó a la independencia?
Ya lo dice el dicho: el trabajo dignifica. Y aunque algunos jóvenes cuentan con una mano amiga que le abre las puertas, a otros les cuesta un poco más de esfuerzo y sacrificio entrar a la nómina de una empresa. Casi siempre se inicia la vida de empleado durante el verano, durante las vacaciones colegiales u ocurre en paralelo con la vida universitaria. Lo cierto es que esa etapa del individuo es el inicio de un desarrollo personal y profesional inolvidable para todos. ¿Cómo fue tu primer empleo?
Kirsis Díaz, periodista
Desde los 14 años Kirsis sentía la necesidad de trabajar, aunque no era una necesidad, pero a esa edad no es posible emplearse en una empresa. Una amiga le comentó sobre una compañía de animación de cumpleaños temáticos, así que los contactó y la contrataron.
El trabajo era sencillo: consistía en disfrazarse de personajes infantiles y una vez en la fiesta debía crear juegos, bailes y concursos para los niños. El pago era por actividad y consistía en RD$300. “Lo tomaba como un entretenimiento luego de mis clases en el bachillerato”, dice. En este trabajo duró una corta temporada, porque luego encontró oportunidad para ingresar a un programa de televisión dirigido a niños. “Esa primera experiencia la recuerdo con mucho cariño”, expresa.
Ángel Martínez, diseñador gráfico
“Fui ayudante de construcción de mi papá que era maestro constructor. Tenía 17 años y fue durante unas vacaciones. En aquella construcción me tocaba trabajar en un túnel que conectaría dos edificios y los trabajadores hacían comentarios sobre leyendas urbanas que a veces me hacían sentir miedo; con 17 años se piensan mucha cosas”, cuenta Ángel, que cuando terminaba su jornada laboral, que era de medio tiempo, tenía que bañarse y lavarse las manos muy bien con limón para quitarse el cemento de la piel y luego salir a sus clases de dibujo en Bellas Artes.
Diomaris Sánchez, publicista y encargada de compras
“Inicié mi desarrollo profesional como parte de una compañía de telecomunicaciones de la ciudad. Un buen amigo de mi padre nos dio la mano y me permitió entrar en el área de digitación de esa organización, para trabajar con las facturas. Tenía 22 años en ese tiempo y la verdad es que agradeceré por siempre el ´chance´, tanto de ser parte de esa compañía como el hecho de comenzar a devengar un sueldo, menos que el mínimo actual, pero que me permitió insertarme en el mercado laboral y productivo, y ayudar a mis padres.
En esa empresa me dieron la oportunidad de liderar un equipo de 10 personas en el departamento, todos chicos jóvenes y soñadores, y en esa tarea pude ayudar con el desarrollo de nuevas formas de hacer las cosas y agilizar el trabajo que hacíamos.
La experiencia de ese primer trabajo siempre la recuerdo con nostalgia y cariño porque, además del desarrollo profesional que me ofrecía el contacto con otras personas, me ponía de frente con mi carácter e iba ayudándome a moldearlo para poder ser parte del grupo profesional en el cual servía en ese momento, lo que fue muy valioso para conseguir mi siguiente trabajo”.
Carolina Caba, directora del arte y cultura de la PUCMM
Carolina Caba tenía 17 años cuando comenzó a dar clases de baile en un colegio. Este empleo lo consiguió por referencia de alguien que había visto sus coreografías durante una exhibición en una actividad estudiantil y la contactaron a través de la directora del colegio en el que había estudiado. En principio estaba asustada, pues tenía la misma edad que sus estudiantes, pero dice que todo fluyó bien. “Este empleo me dio mucho dominio sobre mí y de lo que era capaz de dar. Permanecí por 10 años como profesora artística, daba clases en la mañana y estudiaba en la tarde”.
Abdia Acevedo, periodista
El primer trabajo de Abdia fue en el Centro de Gastroenterología Dominico Japonés. Tenía 17 años y por ser menor, otra persona debía cobrar por ella los RD$1,800 mensuales.
Cuenta que ese sueldo le alcanzaba para pagar pasajes, la universidad y otros gastos personales. Su horario empezaba a las 8:00 a.m. y terminaba a las 2:00 p.m. En ese empleo inició como secretaria, cubriendo vacaciones en el departamento de enfermería. En ese primer empleo duró siete años y pasó por varios departamentos: sonografía, radiología, recepción y recursos humanos. Dice que aprendió muchísimo. Además de temas de salud, cuando estuvo en el departamento de mantenimiento aprendió sobre carros y piezas.
Franklin Marte, Fotógrafo
“Tenía 20 años. Duré muchos meses buscando trabajo y hasta fui a pies a lugares muy distantes por no tener pasaje. Hacía ´chiripas´ hasta de apoyo en seguridad de eventos, hasta que encontré una oportunidad en un periódico. Aunque no tenía experiencia como fotógrafo me atreví a hacerlo, fue todo un reto porque me tocó utilizar el equipo más básico, pero me exigían calidad como a los demás. A pesar de eso logré escalar hasta ganar el tercer lugar en un concurso interno y reconocimientos en otros certámenes.
Nunca olvido todo lo que tuve que arriesgar para que me fijaran en el puesto. Me retrasé mucho en la universidad porque terminaba muy tarde y no lograba completar las tareas. Por eso siempre trato de ayudar a ´los nuevos´, porque no olvido esos años que ahora son recuerdos”.