“En América no estamos satisfechos con la educación”
SANTO DOMINGO. El experto en educación y rector de la universidad La Salle de Costa Rica, hermano de La Salle, Álvaro Rodríguez Echeverría, afirmó que el gran reto de la enseñanza pública y privada en América es la enseñanza integral en conocimiento y los valores que no apueste tanto al triunfo individual sino a los valores de la solidaridad.
Rodríguez Echeverría, que durante 14 años se desempeñó en Roma como el Superior General de la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle) entiende que hasta ahora la educación tanto pública como privada se ha centrado en la cabeza, en el conocimiento de las personas, olvidando la interculturalidad de las personas.
“Yo creo que en general, en América Latina, no estamos satisfechos todavía con la educación que tenemos, tanto pública como privada, y yo creo que el error ha sido que hemos copiado de fuera modelos europeos, norteamericanos, actualmente como que lo más importante es el inglés y la informática, que son importantes, pero hay otras situaciones que van más en la línea de valores”, sostuvo.
Aseguró que esa educación dirigida solo a la cabeza, al conocimiento, a la competencia, impide una enseñanza integral del individuo que implique el conocimiento, pero basado en los valores que permitan a la persona luchar por un triunfo colectivo, no individual.
Educación autóctona
Indicó que se necesita una educación más latinoamericana, más interculturada en cada país con los valores propios de cada y, como dicen algunos, pensar de manera universal pero actuar de forma local, sobre la base de la cultura de cada sociedad.
“La educación que se mide es la competitiva, la que triunfa y yo creo que la más importante es abrir a las personas a ayudar a otros, a pesar en los otros a no cerrarse únicamente en su triunfo personal, y a nivel nuestro, Lasallistas, nosotros quisiéramos que sean los valores evangélicos , de hermandad y la fraternidad, sin olvidar los demás elementos que también son importantes”.
Educación global
Informó que la entidad a la que pertenece tiene más de 300 años formando niños y jóvenes y puso de ejemplo el caso de Singapur, donde tienen alumnos budistas, musulmanes, hinduistas y cristianos de muchas denominaciones, contradictoriamente pocos católicos.
“La escuela es como el laboratorio que manifiesta que a pesar de las diferencias podemos vivir como hermanos y hermanas”, sostuvo.
Manifestó que la interculturalidad entra en el mundo globalizado con dificultad por la orientación que se tiene de un triunfo y un éxito más personal, más individual y que por eso lo que más predomina en nuestros países es el individualismo sobre la solidaridad que enriquece la interculturalidad.