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Puente de la primera línea del Metro no puede compararse en rigurosidad con el de la línea 2

La OPRET califica de “duro, riesgoso y estresante” el proceso de desalojo de unas 1,300 familias

SANTO DOMINGO. El puente (ferroducto sobre el río Isabela) de la primera línea del Metro de Santo Domingo, que conecta el Distrito Nacional con el municipio Santo Domingo Norte, no puede compararse con el que actualmente se construye (avanzado en un 40%) sobre el río Ozama, para conectar la capital con el municipio Santo Domingo Este, ya que éste último es más complejo.

Así lo aseguró ayer a Diario Libre el subdirector de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), Leonel Carrasco, quien citó como primera diferencia entre ambos puentes el tipo de estructura: el puente de la primera línea es de acero y “tradicional”, y el que está en ejecución es atirantado o de tensores.

“Este puente (extensión de la segunda línea del Metro), es más difícil su construcción, porque tiene dos estribos, va en voladizo y después se llega al medio del río con unos carros que van lanzando las estructuras que se van uniendo de lado y lado para buscar el equilibrio. Entonces los tirantes de las dos pilas que van del lado del Ozama, de la parte de Los Mina y de la parte de Gualey, son los que van a sujetar el peso del puente”, detalló.

La segunda divergencia, refirió el ingeniero, es que durante la construcción del puente de la primera línea no hubo que desalojar personas.

En cambio, para empezar la construcción del puente de la línea dos, se desplazaron alrededor de 1,300 familias. Se eliminó una franja de aproximadamente 40 metros de ancho.

La tercera diferencia entre los puentes es la extensión del vuelo (apoyo entre una pila y otra). En la construcción actual es dos veces y media mayor la longitud (270 metros).

El puente atirantado, de 800 metros de largo, tiene en construcción unos nueve meses. Se espera que esté listo en abril de 2016, “si los fondos fluyen”.

Una “dura” tarea

El subdirector de la OPRET aseguró que ha sido una tarea “muy dura, muy riesgosa, muy estresante” desalojar unas 1,300 familias para levantar el puente.

“Gracias al comportamiento primero de las personas del barrio, la cautela de la OPRET y sus ingenieros, ahí no ha ocurrido una desgracia. Porque trabajar en una súper obra como esa donde hay niños yendo a la escuela, niños jugando, personas que van a su trabajo...”, agregó.

El funcionario del transporte recordó el accidente ocurrido en el sector Gualey, el pasado mes de mayo, cuando una viga cayó sobre varias viviendas.

En el hecho no hubo muertes que lamentar.

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