Cabo muerto deja tres hijos en la orfandad

SD. El cabo de la Policía Nacional que resultó muerto el pasado viernes en un tiroteo a mano de cinco hombres que escapaban de la Policía dejó tres hijos en la orfandad y la extrema pobreza.

Pedro Rafael de la Cruz, a quien la Policía le rindió honores durante su sepelio el sábado, complementaba su salario de poco más de seis mil pesos con el motoconcho. "Mi hijo era un buen policía", asegura su padre Pablo de Jesús, aunque admite "yo no quería que fuera Policía porque ya era bachiller y tenía que ir a la universidad. Pero él decía que quería servir al país".

De la Cruz, que estaba a punto de cumplir cinco años alistado al cuerpo del orden, habitaba junto a su pareja Alexandra, en un rancho que su padre le había permitido levantar en la parte trasera de su vivienda, en el sector Quitasueño de Haina. Dentro del rancho, una nevera, un inodoro, una silla rota, una mesa maltrecha y un espacio donde debió ir el colchón.

Procreó tres hijos junto a otras dos mujeres. Yeimy, la madre de un niño de cinco y una niña de un año, y Escarlen, madre de una niña de dos años.

Ambas madres coinciden en que el cabo de la Policía era un buen padre. "Aunque estuviéramos separados él siempre buscaba a sus hijos y quería que no les faltara nada", cuenta Yeimy Elizabeth de Jesús, vinculada al cabo desde que este se hizo bachiller a los 18 años. En tanto que Escarlen Santana, sostiene que pese a que la relación fue breve "siempre quiso lo mejor para su hija".

Omar Santana