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el Papá Bocó del Jazz Dominicano

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el Papá Bocó del Jazz Dominicano
Hace justo cinco años falleció en su apartamento de Nueva York Manuel Sánchez Acosta (18/8/1914-19/4/2006). Dicen que murió sonriente con unos audífonos puestos, escuchando la música que le acompañaría como savia vital durante su existencia fecunda de médico y artista -médico por excelencia de músicos y artistas en la ciudad de los rascacielos que le acogió por más de medio siglo. No cerró los ojos sin antes recibir en su lecho terminal los afectos de Rosario Moya, la musa inspiradora de su juventud. La chispa de ese maravilloso Paraíso soñado, cuyos ojos el bardo mozo quería ver a su antojo, "para así poder soñar". Este encuentro mágico, culminante del arco existencial, le viabilizaría el tránsito a un Manuel creyente, católico observante de misa diaria, hacia su Paraíso celestial. Para allí animar un poco, con sus síncopas endiabladas, ese ambiente angelical. Y así poder, con la venia del Señor, my Lord, papaboquear con los tambores del Paraíso.

Le acompañamos hasta su morada definitiva en el cementerio municipal de La Vega, precedido el cortejo fúnebre por una marcha escolar. Al médico compositor de A primera vista, Ven, Maribel, El Ají Caribe y Papá Bocó. Aires fabulosos que enlazaron romances y salpimentaron la sociabilidad danzaría de varias generaciones en la pista del bolero y el merengue que su talento alimentó. La popularidad le sonrió a Manuel en vida. Los premios Casandra y El Dorado. El recital Paraíso soñado que le dedicara Danny Rivera en el salón La Fiesta del hotel Jaragua, al que acudimos junto a Rhina Ramírez y el compositor. El homenaje que el Banco Central le tributara en octubre del 2002 en el Teatro Nacional, rodeado por destacados jazzistas internacionales como Paquito D'Rivera, Michel Camilo, Dave Valentin, Giovanni Hidaldo, Eliane Elías, Chano Domínguez, Jerry González. Acompañado con el lanzamiento del CD Manuel & sus Amigos La Nueva Música de Sánchez Acosta.

La vocalización de Paraíso Soñado por el University Glee Club de Nueva York, un coro centenario formado por 150 voces masculinas que lo interpretó en un repertorio de clásicos en el Avery Fisher Hall del Lincoln Center. El último reconocimiento, en ocasión de la presentación de la obra El Bolero Visiones y Perfiles de una Pasión Dominicana que editara Verizon, fue en diciembre del 2005. Le causó una inmensa emoción cuando se le tributó, todos de pies, una prolongada ovación. A su lado Lope Balaguer, una gloria del bolero y la balada, quien grabara en su voz de ensoñación Ven, Maribel, Paraíso Soñado, entre otros temas, hace más de medio siglo, cuando se le identificaba con justeza como el Tenor de la Juventud. Pero el mayor contento se lo producía saberse querido en todas partes. Abrir una puerta en un club social o cualquier piano bar y encontrar que los músicos y cantantes interpretaban sus temas. Que el público presente le prodigaba merecido afecto.

Un Guillo Carías al piano junto a sus amigos jazzeando los lunes en el Marrakech (Wellington Valenzuela, Cuquito Moré, Carlitos Fernández, Jordi Masalles). Un Oleaga con su trombón papaboqueando. Un Pedritín o Tito Delgado haciendo malabares en el teclado. Gustavo Rodríguez con Rubier en el saxo. Fernando Casado, Chino Joa, Cheo Zorrilla, Expedy, Niní, Rhina, Luchy, Cecilia, Francis, Arístides, vocalizando sus materiales sonoros. Como lo hicieran Tito Rodríguez, Vicentico, Ledesma, Laserie, Daniel, Graciela, Sylvia, Danny, Avellanet, Monroig, Alcy, Beltrán, Galindo, y tantas otras voces que sellaron la cultura musical de varias generaciones.

Pero hay un Manuel oculto, desconocido para el grueso de los dominicanos -aun para melómanos que discurren entre "postalitas sonoras", como si la vida fuera todavía un juego de niños- y para las nuevas generaciones de audiófilos en la red internacional. Recién lo están disfrutando en dos temas de su autoría que hoy toman vuelos en versiones de Latin Jazz y de salsa: Papá Bocó -que le da nombre a una excelente banda de Latin Jazz y música afroamericana de Colombia- y Mississippi Mambo. De ambos temas se han adueñado grupos de jóvenes que hoy montan coreografías en Brasil, New York, Colombia y hasta en la lejana Taipei.

Pero ese Manuel está ahí. Siempre estuvo -sólo que no lo advertíamos. El nos lo decía hasta la saciedad. Estudiante de medicina en la universidad, formó en 1936 junto a su compañero de curso Billo Frómeta, la Santo Domingo Jazz Band. Integrada por Simó Damirón en el piano y acordeón, Nando Frómeta saxo tenor, Billo saxo alto, Cecilio Comprés trompeta y Negrito Chapuseaux cantante. Manuel era un utility que tocaba batería, guitarra, contrabajo y piano, autor del tema que identificaba la banda. En diciembre de 1937 se produjo el histórico viaje a Caracas, con refuerzo de músicos, para amenizar el baile de Año Nuevo en el Roof Garden del Hotel Madrid. El general Manuel Sánchez se opuso a que el hijo viajara. "Primero tráigame el título", decía nostálgico Sánchez Acosta, admitiendo que el padre tuvo razón, dada la vida azarosa de los músicos. Fue así que surgió la agrupación Billo's Happy Boys, que luego mutaría a la Billo's Caracas Boys, una big band que llenó de gloria medio siglo de música venezolana.

Paraíso Soñado fue canción compuesta en esos años como Blues. En su partitura original copiada por Enrique de Marchena se superpone en el ángulo superior izquierdo la inscripción Canción Fox. Sánchez Acosta, como tantos otros músicos de su época, estuvo marcado por la música norteamericana. Billo Frómeta, Alberti -quien tuvo su propia Jazz Band-, Simó Damirón -cuyo estilo pianístico inconfundible revela este aserto. Napoleón Zayas, con su saxo, fue pionero del jazz en Madrid, Barcelona y San Sebastián y su banda hizo historia. Los músicos de La Voz Dominicana ni hablar, potente big band sonando en swing. Rahintel ni se diga, armando maravillas con pocos músicos y mucho talento. El Félix Rosario del Europa y su "montadera" Bocó. Tavito soplando solitario en bares y restaurantes, Skokian y Summertime. Una generación promisoria con Jorge Taveras, Mario Rivera, Luis José Mella, Michel, Manuel Tejada. Crispín y su impulso meritorio. Juan Luis dando Guerra por el mundo. Generaciones que hoy tienen relevo entusiasta. Sandy Gabriel un botón de muestra.

Establecido en New York por 60 años, MSA cosechó amistades entre músicos y artistas que desfilaron en sesiones de descarga por sus apartamentos de Park Avenue y West End, equipados con sendos pianos y percusión. Figuras tan legendarias como el maestro Ernesto Lecuona -quien aparece en la emisión de lanzamiento de la TV a color en Cuba junto a su anfitrión y doctor Sánchez Acosta. Machito, cantante y maraquero cubano band leader de la Afro Cuban Jazz Orchestra, engranaje fundamental entre el Jazz de los negros americanos y el Latin Jazz, con Dizzy Gillespie y Chano Pozo trazando rutas. Mario Bauzá, director musical de la orquesta de Machito, fue primera trompeta y director musical de Chick Webb, trabajando con Don Redman, Fletcher Henderson y el gran Cab Calloway. Pieza esencial en el motor del Afro Cuban Jazz. Ambos Afro Cubans grabaron a su médico. Tito Puente, discípulo aventajado de estos maestros, virtuoso percusionista multitask. El timbalero mayor con más de 100 álbumes, con temas de MSA. Mongo Santamaría, suenan bongoses, tumbadoras, suenan los cueros.

Tito Rodríguez, de los reyes del mambo del Palladium, cantante y timbalero, compañero de golf del doctor, a quien grabó sus boleros. Noro Morales, toda una leyenda con su orquesta newyorkina rivalizando con Xavier Cugat y otras big bands. Pianista maravilloso, formó también quinteto con línea de percusión fuera de serie. Uno de los mayores intérpretes de la música jazzeada de Sánchez Acosta, consagrada para la posteridad. Marco Rizzo, pianista de Dessi Arnaz en el TV Show I Love Lucy, con quien grabó un LP a dos pianos y ritmo, electrizante. Participaban de esas tenidas Celia Cruz, Graciela, Julio Gutiérrez, Bobby Collazo, Agustín Mercier, Vicentico Valdés, Rolando Laserie, Chico O'Farril, Miguelito Valdés, Paquito D'Rivera, Vangelis, Carlos Franzetti, Lalo Schifrin y Jorge Dalto. La viuda de éste, Adela -quien fuera vocalista de Mario Bauzá junto a Graciela- tiene un Papá Bocó que da título al CD que nos lleva a los safaris africanos de los estudios cinematográficos de Hollywood. Con solo de trompeta magistral de Claudio Roditi. En 1959, Bebo Valdés llevó al acetato su pieza Mississippi Mambo.

El CD Manuel & sus Amigos La Nueva Música de Sánchez Acosta fue la última producción integral de nuestro consagrado compositor. Con la participación de músicos de renombre internacional como Vangelis, Tito Puente, Paquito D'Rivera, Claudio Roditi, Mauricio Smith, Andrea Brachfeld, Chuck Loeb, Eddy Martínez, Sergio Brandao, José Gallegos, Nelson Hernández, Papo Pepín, Chocolate, Ayrto Moreira, Flora Purim. Grabada en 1986 como un ballet en ocho movimientos con el título Paintings, esta excelente combinación de talentos musicales había permanecido en el anonimato hasta que en el 2002 Sánchez Acosta se me acercó junto a Jorge Taveras en el Banco Central para ofrecerla en ocasión de la celebración del 55 aniversario de la institución. Fusión de merengue, con jazz, New Age e influencias clásicas. Fruto de enlaces de bohemia macerados en noches de descargas y búsquedas tonales, de contrapuntos y disonancias, experimentaciones sonoras y sincera amistad.

Música del Sánchez Acosta menos conocido, del Manuel "en inglés", cuya huella debemos reconstruir tras su partida física. Para documentar una etapa en la que estuvo acompañado de una plétora de fabulosos músicos experimentados y creativos, personalidades claves del Jazz Latino, de los ritmos afro americanos y del movimiento de la New Age. En el Centro León, este sábado, haremos una sesión audio visual para "montarnos" a golpe de percusión y sonoridades recreadas, en homenaje al gran Papá Bocó del jazz dominicano.