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Para Donald Trump, la década de 1980 sigue viva

Sus actuales menciones frecuentes sobre ciudades peligrosas y llenas de crimen parecen hacer eco de la vida urbana durante la epidemia del crack en la década de 1980, en vez de las ciudades principalmente seguras de ahora.

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Para Donald Trump, la década de 1980 sigue viva
El presidente electo Donald Trump, izquierda, con el promotor de box Don King mientras habla con reporteros en Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida en una fotografía de archivo del 28 de diciembre de 2016. (AP)

NUEVA YORK. Para Donald Trump, la década de 1980 todavía está viva. Bobby Knight, Don King y Sylvester Stallone, algunos de los referentes culturales del presidente electo estuvieron en la cúspide en esa época, en la que también ascendió la fama de Trump en Nueva York, se construyó la Trump Tower, se publicó “The Art of the Deal” y él coqueteó por primera vez con la idea de postularse a un cargo de elección popular.

Los ochentas en Nueva York se movían impulsados por el ascenso de Wall Street. Fue una década atrevida en la que el exceso era la norma y se celebraban las muestras ostentosas de riqueza y poder en la cultura pop y entre la élite de Manhattan.

A pesar de que mucho de lo que definió esa década ha pasado de moda desde entonces, Trump aparentemente ha internalizado su espíritu, el cual parece reflejado en la decoración del vestíbulo de la Trump Tower y las celebridades de las que se acompañó durante su campaña.

Trump, un empresario inmobiliario del distrito de Queens que trató de probar su éxito en la Gran Manzana, siempre buscó la aprobación de la clase dominante de Manhattan y estuvo dispuesto a hacerse de un nombre por sí mismo, de acuerdo con quienes lo trataron durante esa década formativa.

“Se promovía sin cansancio en los diarios y en la televisión. Sabía cómo llamar la atención de la prensa y acabar con sus enemigos”, dijo Geoge Arzt, secretario de prensa del exalcalde de Nueva York Ed Koch, quien estuvo en el cargo de 1978 a 1989. La actitud egoísta que definió la década de 1980 “ha sido por mucho tiempo parte de quién es Trump”, agregó Arzt.

En esa década, mientras Trump crecía como figura pública, remodeló el hotel Grand Hyatt en la calle 42, retomó la renovación de la pista de hielo de Central Park que había quedado estancada y compró el equipo de la zona de Nueva York en la incipiente United States Football League, que surgió como una competencia para la NFL.

Terminó siendo un personaje regular en la prensa de chismes, jugando con los tabloides de la ciudad mientras promovía su marca personal.

También dio los primeros pasos para acceder a los medios nacionales: debutó en “60 Minutes” en 1985. El viejo programa noticioso de revista sigue teniendo un lugar especial en su corazón. En varios de sus actos de campaña, Trump mencionó algún segmento de “60 Minutes” que acababa de ver y le dio su primera entrevista tras la elección al programa el mes pasado. “60 Minutes” estaba en su punto más alto en los ratings en la década de 1980.

Time Magazine, que también tuvo una gran presencia en esa década, sigue siendo una gran obsesión para Trump.

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Infografía
El propietario de los New Jersey Generals Donald Trump, izquierda, le da la mano a Herschel Walker durante una conferencia de prensa en Nueva York, tras firmar un contrato de cuatro años. (AP)

El empresario-celebridad, que se quejó en años recientes por no ser nombrado la Persona del Año por la revista, recibió finalmente ese reconocimiento en 2016. Lo calificó como “un gran, gran honor”. Esa fue su octava ocasión en la portada de la revista en lo que va del año, algo de lo que presumiría Trump durante sus actos de campaña. Incluso ha llegado a dar copias autografiadas de la revista a quienes lo visitan, como el rapero Kanye West.

Aunque West es un gran astro en la actualidad, Trump escogió a celebridades de los ochentas para su campaña, incluso a pesar de que muchos de ellos han visto cómo se apagó su estrella en los 30 años posteriores.

Knight, el exentrenador de basquetbol de la Universidad de Indiana que obtuvo títulos nacionales en 1981 y 1987 pero que fue despedido después por agredir a un estudiante, se convirtió en uno de sus acompañantes favoritos. Primero apareció con Trump durante las elecciones primarias de Indiana y luego en actos de campaña en el centro del país durante la contienda presidencial.

“Una de las razones por las que gané: ¡Bobby Knight! Vale oro ¿verdad?”, exclamó Trump en agosto.

King, el excéntrico promotor de box detrás de las publicitadas peleas de Mike Tyson en la década de 1980, fue mencionado por Trump como “una persona fenomenal” a pesar de ser sentenciado por homicidio culposo. King se presentó con Trump en septiembre en una iglesia de Cleveland y estuvo de pie junto al presidente electo la semana pasada mientras Trump respondía preguntas de la prensa en su propiedad de Palm Beach.

Trump ha sido ligado con otras estrellas de los ochentas.

Tyson avaló al empresario celebridad durante su campaña. El actor Scott Baio, uno de los más grandes simpatizantes de Trump, alcanzó el cenit de su fama en la década de 1980 con los programas “Happy Days” y “Charles in Charge”. El sábado, el actor Sylvester Stallone —quien protagonizó tres películas de “Rambo” y dos de “Rocky” en los ochentas— fue uno de los astros invitados a la fiesta de Año Nuevo de Trump en Mar-a-Lago, la lujosa propiedad que compró Trump en Florida en 1985, dos años después de inaugurar Trump Tower en la Quinta Avenida de Nueva York.

Gran parte de la filosofía de Trump también se creó en los ochentas. En 1987, cuando imaginó por primera vez postularse a la presidencia, publicó un anuncio de página completa para preguntar por qué Estados Unidos “paga para defender países que no se pueden defender a sí mismos”.

Sus actuales menciones frecuentes sobre ciudades peligrosas y llenas de crimen parecen hacer eco de la vida urbana durante la epidemia del crack en la década de 1980, en vez de las ciudades principalmente seguras de ahora.

En “The Art of the Deal” expresó posiciones sobre el comercio que todavía tiene ahora. Ese libro, que lo convirtió en un hombre conocido cuando se publicó en 1987, también incluye muchos de los principios que lo guiaron en su carrera en los negocios y décadas después en su ampulosa campaña por la Casa Blanca.

“Yo apoyo las fantasías de la gente”, escribió. “La gente no siempre piensa en grande por sí misma, pero se emociona con los que sí. Por eso un poco de hipérbole nunca hace daño. La gente quiere creer que algo es lo más grande y lo mejor y lo más espectacular”.

Por JONATHAN LEMIRE, Associated Press

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Jonathan Lemire está en: http://twitter.com/@JonLemire

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