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La otra agenda del político

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La otra agenda del político

Tiene una agenda económica. Deflación, altos costos, estancamiento, pérdida de competitividad y una inmensa deuda pública son varios de los rasgos de la economía japonesa que el primer ministro Shinzo Abe se ha propuesto cambiar. Prometió relanzar las exportaciones y reformar la estructura productiva.

Comenzó por la parte fácil, haciendo que el banco central emitiera dinero para aumentar el gasto público y lograr que los productos japoneses valgan menos en el exterior. No ha conseguido gran cosa en la parte estructural o en la reducción del déficit fiscal. Tendrá que decidir si aumentar el impuesto a las ventas desde el 5% al 8% planteado a fin de reducir el aumento de la deuda pública. Y tendrá que resolver si revisa las leyes laborales, los subsidios, la seguridad social y el sistema financiero.

Pero aparte de su agenda económica, a la que ya se conoce como "Abenomía", el primer ministro tiene otra agenda, una de tipo netamente político.

Abe es un nacionalista que resiente que China haya desplazado a Japón como la segunda economía mundial de mayor tamaño. En sus propuestas electorales planteó posiciones duras frente a China, incluyendo afianzar la soberanía japonesa sobre las islas reclamadas por ambos países como suyas.

Favorece también revisar la constitución, para que Japón se libere de sus dictados pacifistas y pueda ampliar aún más sus fuerzas armadas, lo que dice es necesario para poder apoyar a otro país en caso de agresión y poder así mantener su alianza con los EE.UU.

No está dispuesto a que Japón siga pidiendo disculpas por sus campañas militares del pasado en Corea, China, Filipinas y otros lugares, para lo cual aboga por una interpretación histórica de los hechos más favorable a Japón como víctima de un cerco impuesto por intereses económicos externos adversos.

Hasta ahora la Abenomía tiene prioridad, pero la otra agenda sigue allí, esperando su momento.